[miércoles 21:35 GMT]

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miércoles / 16:35 / Perú / Ciudad capital.Puerto de la ciudad de la capital, calle "Cerveza". 

Los Courier se alejaba y los perseguidores no tuvieron mayor opción que dejar que se fueran; alimentar la paranoia de un sujeto tan asustadizo como se les había informado que sería uno de ellos no era un plan acertado si se deseaba mantener un perfil bajo.

Posiblemente aquella vez se confiaron, además que claramente el medio no les permitía camuflarse adecuadamente; la ciudad era muy cambiante, en solo unos minutos de viaje en transporte público el paisaje se transformaba. Además, uno de los sujetos parecía saber que eran perseguidos, aunque se les había advertido que el individuo podía resultar particularmente difícil de engañar si se estresaba, no esperaba que usara reflexiones para ver alrededor.

"¿Adiestramiento o locura?"-Se preguntó a sí mismo uno de los perseguidores- "Tal vez el tipo solo ha leído demasiadas obras de ciencia ficción, irónico que ahora esté involucrado en una situación parecida".

Los dos perseguidores se detuvieron en una esquina y esperaron a un taxi, en aquella zona eran muy escasos. Al ingresar al taxi uno de ellos saco rápidamente el móvil mientras que el otro daba indicaciones al chofer; se envió un simple mensaje: "Cariño, no podré recoger a los niños, tendrás que ir tú por ellos".

-A la calle "Grandes hoteles"-Indicó un perseguidor-Evite congestionamientos y recibirá buena propina.

El chofer miró de reojo por el retrovisor a sus pasajeros, desconfiado, luego agregó- Esta algo lejos, le saldrá unos 60...

-...La propina se la daremos al llegar-Interrumpió el segundo pasajero, mientras que sostenía unos billetes a la altura de la cabeza del chofer-...viaje tranquilo, ya estamos viejos y cansados para más tumulto y ruido.

El chofer sonrió y se dijo para sus adentros que podría haber sacado algo más de dinero de sus clientes, pero la idea de la propina lo motivó y se puso en marcha como si estuviese conduciendo una limusina, mirando al frente muy atento a la carretera y pensando en cual ruta tomar para satisfacer a sus pasajeros.

- ¿Viejos y cansados? -Se burló el más joven de los pasajeros, manteniendo cierta formalidad y elegancia en sus ademanes y palabras-Puede que cansados sí.

-Los tiempos han cambiado muy rápido-Señaló el más viejo, acomodándose en su asiento-Siento que envejezco más rápido cada día de trabajo.

-Los jóvenes nos están dejando muy atrás, con sus nuevos métodos-Continuó el más joven, con pesadez, como si de un momento para otro hubiese envejecido dos décadas-Ya ni les molesta hacer un desastre, no valoran la discreción y se contentan con pagas inhumanas.

- ¡Y vaya que sí! -Se metió en la conversación el chofer- Hace solo unos años entró una nueva compañía de taxis que se manejan con los dispositivos móviles, encima no sé cómo logran bajar tanto las tarifas, creo que los pobres jóvenes no tienen de otra.

-Es un fenómeno mundial-Agregó el más viejo, como una bienvenida a la conversación-Nos van desplazando, solo los de la vieja escuela entienden el valor de los viejos métodos, pero cada vez somos menos.

-...Y dígame...-Continuó el taxista, en tono ameno-... ¿A qué se dedican?

Ambos perseguidores se miraron de reojo y con toda la tranquilidad del mundo respondieron: "Abogacía"

PRELUDIO - PóstumoWhere stories live. Discover now