[jueves 12:55 GMT]

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jueves / 13:55 / Francia / Ciudad "Fuente" Universidad "Vientos del norte", Edificio de conferencias, Entrada principal. 

La verdad es que nunca había sido una persona que llegara demasiado temprano, pero con ansias de formar más vínculos sociales, Lucy había llegado al menos una hora antes con la esperanza de encontrar a otras personas con quienes conversar, pero al entrar notó que el lugar parecía vacío. Lulu, como sus amigos le llamaban, caminó por los pasadizos y observó por cada ventana buscando alguna persona, pero al final solo se rindió y decidió ir a la sala de conferencias número 3, en la cual se tendrían que reunir.

El día parecía decolorado y la falta de personas caminando los alrededores era inquietante a pesar de ser una universidad y a mitad de semana; además, había algo extraño en el entorno, algo que parecía no concordar. Después de unos pasos hacia el final del pasillo, escuchó voces en una puerta, por lo que se arrimó para ver quienes estaban dentro; lo que vio fue prácticamente increíble; aquella puerta daba a una cafetería repleta de personas, todos conversando ininteligiblemente y al parecer muy concentrados en ello.

Lulu se sorprendió dado que ella recordaba claramente que aquel salón debería ser simplemente un pequeño vestíbulo destinado a reuniones de unas cuantas personas. Dado que aun calculaba que tenía tiempo, Lucy entró a la cafetería, camino esquivamente entre las mesas y las personas que charlaban sentadas en curiosas sillas sin color; en realidad, todo alrededor parecía carente de definición y color, lo cual era extraño, pero no era la primera vez que veía lugares ambientados con un toque "psicodélico". Lulu se sintió atraída por la única mesa que parecía tener color, un brillante verde, pero cuando estuvo a solo un metro de llegar dos hombres la ocuparon. Lucy rápidamente reconoció al señor D.Lidher; pero parecía mucho más joven, demasiado. Pensó que no sería buena idea interrumpirlos, así que simplemente fue a la mesa gris de al lado, esperando el momento adecuado para saludar.

- Espero que aun mantengan la vieja costumbre de dar prioridad a los profesores para tomar la orden -Bromeó D.Lidher, mientras que tomaba y ojeaba la carta que estaba sobre la mesa.

- Pues en unos años pequeños detalles como esos pueden cambiar -Mencionó el acompañante, un hombre de avanzada edad y algo robusto- Confió en que su apariencia de persona importante nos ayudará más que mi estatus de profesor, además lo mejor será esperar a la señorita Lumiére.

D.Lidher soltó una juvenil pero profunda carcajada, su acompañante al parecer un profesor le siguió; Lulu podía escucharlos con mucha claridad a pesar de estar a medio metro de ellos, era como si fuesen los únicos sonidos del ambiente.

- Nunca fui un fanático de la moda juvenil, profesor -Agregó D.Lidher, mientras se encajaba el saco mejor- Pero no creo que vestir a terno me haga ver como una persona importante.

- Le podría sorprender lo mucho que las apariencias pueden decir de una persona -Dijo el profesor, mientras revisaba su reloj- Por cierto, la jovencita es algo difícil de tratar así que le ruego la comprenda, es muy lista en cuanto a su área se trata, pero puede ser algo testaruda.

- ¿No somos todos así a esa edad?, profesor -Volvió a bromear D.Lidher, transmitiendo confianza con su postura y voz- ¿Genios incomprendidos?

Lulu notó que una curiosa jovencita vestida con ropa casual de tonos sepia se acercaba a la mesa colorida, completamente despeinada y con sus risos color cobre salpicando sus hombros y ocultando la mitad de su rostro.

Sin preguntar ni mirar, la jovencita despeinada tomó una de las sillas de la mesa donde Lucia se encontraba esperando y se la llevó para situarla en la mesa colorida.

- Perdón por haberme tardado, pero no esperaba que me obligasen a dejar mi habitación hoy - Se justificó la jovencita despeinada recién llegada, siendo claramente ruda, mientras que situaba con ruido su silla en la mesa, luego extendió su mano hacia el D.Lidher - Usted debe ser el señor Lidher, me alegra saber que al menos algunos de los estudiantes de su carrera son exitosos.

- Es un placer conocerla, señorita Lumiere - Saludó D.Lidher, dando el apretón de manos a la vez que se ponía de pie, pese a que la despeinada jovencita ya se estaba sentando. A pesar de lo que había dicho antes, D.Lidher se encontraba algo desconcertado, se podía notar en el rostro del profesor cierta vergüenza.

- Veo que es una persona que va sin rodeos - Continuó D.Lidher, notando que el profesor estaba a punto de decir algo, probablemente disculparse- Así que también iré directo al punto principal de esta pequeña e improvisada reunión, el profesor me ha contado acerca de su trabajo y estoy interesado en proveerle de ciertos recursos si...

- ¿Si le doy una utilidad comercial a mi trabajo? - Arremetió la señorita Lumiere, desafiante a pesar de la amabilidad de D.Lidher - No necesito de su dinero señor...

- ... David, David Lidher -Completó D.Lidher, quien a pesar que la señorita era hostil, mantuvo la calma que lo caracterizaba, esbozó una sonrisa maquiavélica y desafiante dirigida a la señorita Lumiére antes de continuar-...Y de hecho, la condición era que se crearía una especie de fundación con fines más que nada de propaganda, señorita...

- ...Chloe -Dijo la señorita Lumiére, cuya postura ahora había cambiado, seguía siendo retadora, pero parecía más dispuesta a escuchar- Disculpe que se lo pregunte, pero... ¿Qué edad tiene usted?

- Es una pregunta curiosa, no recuerdo la última vez que me preguntaron por mi edad -Mencionó David Lidher, sonriendo y ahora mirando al profesor, quien estaba nervioso pero sonriente- Pues creo que soy media década mayor que usted señorita Chloe.

La mesera interrumpió la conversación cuando sin decir nada se acercó para recoger la carta y tomar las ordenes, primero Chloe Lumiére pidió una tasa de chocolate con leche, Lidher y el profesor ordenaron lo que Lucy reconoció como un anticuado trago tibio de moda hace casi veinte años en la ciudad, que aún se servía en bares de estilo retro. Habiendo escuchado, la mesera cuyo rostro no pudo distinguir Lulu, se alejó y se perdió detrás de una puerta.

- En resumidas cuentas, usted es un chico con aires de filántropo que quiere ayudar en mi investigación para pagarle al mundo la suerte que ha tenido ¿Lo he captado bien? -Dijo Chloe, ante la mirada estupefacta del profesor, quien parecía a punto de tener un colapso nervioso.

- Es la primera vez que me llaman filántropo -Bromeó David Lidher, quien ahora tenía una expresión mucho más juvenil y retadora- Pero tomando en cuenta mi amabilidad en este momento podría considerar que ya lo soy.

El profesor no había podido hablar, a pesar de tener más edad que ambos jóvenes sintió que la personalidad de ambos en choque lo iba a desvanecer de la faz de la tierra. Por momentos abría su boca intentando decir algo, pero solo acababa tomando aire. El profesor parecía haber captado que D.Lidher estaba comenzando a molestarle la actitud de Chloe.

- Normalmente le dejaría mi tarjeta y le diría que lo piense - Declaró David Lidher, mirando directamente a los ojos de Chloe Lumiére, entrecerrándolos como si quisiera afinar su vista- Pero a juzgar por las bebidas que ordenamos tendremos tiempo suficiente para llegar a una decisión hoy mismo ¿Cierto?

- Normalmente los tipos con trajes caros se retiran a los pocos minutos de iniciar la conversación -Contrataco Chloe, con una voz carrasposa que luego cambio a un tono más dulce para completar- Pero su traje no es tan caro y usted aún no se ha ido.

El profesor pareció entender que la situación estaba bajo control, solo eran dos colegas de universidad hablando entre sí; y si bien no era muy ortodoxo que dos personas esas diferencias llegaran a conversar de ese modo, parecía que funcionaba. Dejando salir una gran bocanada de aire y relajando su cuerpo, el profesor de desparramo en su silla.

Lulu por su parte se encontraba completamente sumida en la conversación de la mesa colorida, tan concentrada que había olvidado ordenar o mirar a alrededor.

PRELUDIO - PóstumoWhere stories live. Discover now