viernes / 12:00 / Japón / Ciudad Capital. Barco carguero "Aletas de Dragon"
La pequeña Yamato lucia como una versión más infantil y tierna de Antonella, los atavíos que la hija del jefe le habían conseguido hacían juego con los de ella, un uniforme curioso y algo incómodo para la "niña albina", que curiosamente no era albina, pero tener el cabello de color plata era algo muy singular que le había generado él apodo.
Ya que oficialmente Yamato aun no tenía sus papeles en regla era mejor que no bajara del carguero para evitar meterse en problemas, lo cual entendió, aunque que extrañaba la libertad de las calles, tampoco podía quejarse; la comida era exquisita para su paladar y se sentía enérgica y limpia, aunque su fiebre la molestaba un poco.
Durante el tiempo de viaje, la pequeña "niña albina" aprendió rápidamente las reglas y comportamientos que debía seguir para "encajar en la familia", contrario a lo que Antonella esperaba, Yamato no pareció incomodarse por ello y lo tomo con mucho entusiasmo.
De manera curiosa, la hija del jefe se había acostumbrado sorprendentemente rápido a la presencia de su "hermanastra" cuyas ocurrencias y preguntas lograban sacarle una sonrisa a menudo. Y la verdad era que Yamato aportaba bastante al humor de Antonella, hasta el punto que la joven hija del jefe se le hacía difícil recordar cómo fueron los días antes de estos. La pequeña "niña albina" representaba ese vínculo social que Antonella había dejado de lado por mucho tiempo en aras de mejorar sus habilidades para la administración del imperio de su padre.
La tripulación tenía un comportamiento neutral con ella, hasta se podría decir que parecían evitarla; Yamato supuso que era por su pasado, aunque la verdad era que Antonella había "sugerido" no causar más problemas con respecto a su invitada; la excepción era el cocinero de abordo quien parecía estar contento de recibir halagos por parte de la pequeña "niña albina" pues para ella, sus platos eran de los más deliciosos que había probado en mucho tiempo. El efecto se dejó sentir rápidamente, el cocinero ahora ponía más empeño en lucirse a pesar de tener limitados recursos y la variación en los sabores mejoro el ánimo de todos los tripulantes; todo gracias a Yamato y sus sinceras palabras.
La hija del jefe no era ajena a los cambios que la "niña albina" ocasionaba, no solo era consciente de estos, sino que también era la más afectada. Una sonrisa inocente en el rostro de una niña que había vivido en la mugre y que, a pesar de su buena actitud, requería de atención medica lo antes posible por obvias razones, las medicinas de abordo habían permitido que la pequeña no se derrumbara, pero en definitiva algo de debilidad y fiebre recordaba la vulnerabilidad de Yamato.
Suerte tal vez, si no hubiese sido por la ayuda de Antonella tal vez los niños hubiesen muerto antes, aunque la hija del jefe tenía la seguridad que algunas personas en el bulevar en pésimas condiciones donde vivían les habían ayudado; unos pillos no podían hubiesen podido sobrevivir tanto tiempo en esas condiciones. Entonces la idea vino a la cabeza de Antonella: "¿Qué sucedió con las personas que ayudaban a estos niños? ¿Se preocuparán por la desaparición de estos? ¿Qué pasara con los otros niños que se escaparon con el dinero?", no lo sabía y la pequeña "niña albina" no era muy comunicativa respecto a ello.
El doctor que atendió a Yamato en cuando el barco tocó puerto se sorprendió por el estado de la niña y Antonella no tuvo problemas en explicar la situación en la que la pequeña se encontraba, tanto en el ámbito legal como físico. El medico se llevó unas muestras a su laboratorio y volvió en unas horas; de manera curiosa, Yamato no lloró ni se negó a que le sacaran muestras de sangre vía jeringa. Los resultados de los análisis fueron los esperados afortunadamente, la pequeña niña albina se encontraba desnutrida y una infección a causa de una de las heridas de su rodilla; las medicinas de abordo y el poco conocimiento que tenía el maestre sobre estas ayudó a contener la infección y no permitir que empeorase.
Los honorarios del doctor no fueron baratos, pero dadas las circunstancias y la calidad del servicio Antonella no tubo objeción alguna; ni siquiera su padre pareció incomodarse por ello, y era porque habría otras cosas que incomodaban al jefe con respecto a Yamato.
La familia de los Mori Windehoc como cualquier otra, tenía para contar historias de superación e historias de dolor. La madre de Antonella era de Perú, aunque sus antepasados por parte materna eran de procedencia europea, de donde heredaba el apellido Windehoc, nada extraño en un país latinoamericano, salvo por lo curioso que sonaba aquel apellido y sobre todo porque era muy difícil escribirlo. Durante cierta etapa de la historia del país, se dieron ciertas ventajas a las personas con procedencia asiática, por lo que la madre de Antonella optó por "modificar" su apellido y acceder a estas facilidades comerciales, así fue como la señora conoció a el señor de apellido Mori; gracias a la unión, la señora Windehoc pudo recuperar su apellido y seguir con las ventajas que su país prestaba por esas épocas. El imperio de exportación e importación creció a gran escala; hasta que el gobierno cambio de cabeza de mala manera y los cambios repercutieron negativamente en el negocio. Las dos niñas que nacieron de la familia Mori Windehoc parecían polos opuestos para entonces; y la más prometedora, la mayor, fue quien debería asumir el cargo de las empresas a su debido tiempo, por lo que la mayor presión recayó sobre Antonella; la hermana menor, con su sonrisa inocente y cabellera rubia no tuvo la carga de la responsabilidad y con el tiempo sus comportamientos se volvieron inaceptables, la gota que rebalso el vaso logro que sus padres definitivamente decidieran cortar comunicación con la hermana menor de Antonella.
A pesar de que la hermana menor fuese la oveja negra de la familia, siempre hubo cierto arrepentimiento por parte de la familia por aquella decisión; pero dado que la más joven de la familia parecía vivir tranquilamente ahora, decidieron aceptarlo y seguir con sus vidas.
Yamato parecía esa oportunidad de enmendar el error con la hermana menor, la pequeña "niña albina" recordaba por pequeños momentos a Jessica, la atolondrada rubia que en algún momento encajó en la vida de los Mori Windehoc.
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PRELUDIO - Póstumo
Science FictionUna corrupta organización mueve sus hilos para tomar el control del proyecto mas ambicioso de la humanidad; en medio de la trama creada un conjunto de jóvenes con un pasado en común se verán envueltos en el principio de una guerra discreta que cambi...