[jueves 05:20 GMT]

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martes / 21:20 / EEUU / San Francisco.Edificio de apartamentos "Torre", segundo piso, 206. 

Se podría decir que todo había marchado de acuerdo a los que Sara había previsto que pasaría, una cena en un ambiente tranquilo y rodeada de muchos otros con la misma intención que su acompañante, la clásica conversación de intercambio de información cuyo objetivo era conocer mejor a la otra persona y que a menudo se podría resumir en un interrogatorio superficial, sin olvidar por supuesto esos inútiles y practicados movimientos "atrevidos" que no hacían más que aumentar el desdén de la jovencita.

- "Creo que por ahora no puedo pensar en otra cosa que no sea mi trabajo" -Fueron las palabras que Sara usó para rechazar las pretensiones de su colega- "Gracias por dejarme conocerte mejor, pero no puedo continuar con esto si no son por las razones correctas"

Sara conocía ese parlamento, pues era muy parecido al que usó su última pareja para terminar con ella. La gran mayoría de las personas entienden las indirectas, un pequeño grupo requiere de una mayor determinación para alejar, pero al final afortunadamente Sara lograba deshacerse de ellos sin causar daños mayores.

Cada vez que la jovencita se sentía decepcionada por el poco interés que al parecer tenía sobre las personas con las cuales llegaba a salir recordaba a su última pareja y pensaba que, si ella lograba llamar la atención de un buen número de jóvenes, probablemente su ex estaría teniendo muchos más problemas con respecto a ese tema. Y era increíble que, a pesar de haber sido dejada, igual siguiese preocupándose, ya que sin importar lo que intentase no podía odiar a esa persona.

Jovencita independiente intentando salir de la rutina y mediocridad en la que estaba atrapada; aunque para muchos conocidos de su pasado ella ya estuviese muy por encima de las expectativas, ella consideraba que no era suficiente, decepcionante.

"Decepcionante" era la palabra que continuamente le molestaba y posiblemente también a todas las personas que se hubiesen involucrado en algún momento con su ex, siendo una de ellas una curiosa amiga con la que ocasionalmente conversaba vía redes sociales. Muchas cosas habían cambiado en la perspectiva de Sara después de su antigua pareja y si bien ya había perdido las esperanzas de algún día volver a vivir aquella increíble experiencia, aun guardaba sus recuerdos como un agridulce néctar que de vez en cuando le recordaba que sus estándares tenían que ser altos y que no tenía por qué conformarse con "mediocres".

Enojada consigo misma por haber pasado ya tanto tiempo viviendo de manera "mediocre", Sara preparaba su equipaje, haría un pequeño viaje para buscar información relevante de unas personas que no querían hablar por los medios de comunicación; lo cual era algo extraño pero justificable en un mundo donde la privacidad es una ilusión.

A sabiendas que su jefe estaría muy enojado con ella por desobedecerle y seguir con el caso, Sara creía que de ser cierta su suposición, podría ser esa su oportunidad de salir de ese bucle en el que estaba y alcanzar el estatus que tanto anhelaba y valía la pena los riesgos.

Mientras revisaba en su armario por si algo más le haría falta, Sara vio la cajita que usaba para joyería, en el que únicamente había un collar de cadena muy delicado y con una medallita que brillaba a la luz nocturna.

- "Espero que no te hayas metido en algo grave, pero si es así, yo..." -Dijo para si misma, Sara, mientras se ponía la cadena en el cuello y ocultaba el medallón en su camisa, para luego estrujarlo para recordarse a sí misma que era el pasado- "...Yo solo debo preocuparme en mi trabajo, así como tú en el tuyo"

Con todo su equipaje en marcha, Sara salió de su apartamento y fue directo al elevador, todo el trayecto hasta la carretera estuvo tranquilo, aunque bastante transitado por otras personas. El taxi no le cobró tanto como ella había calculado y llegó bastante rápido al aeropuerto, con al menos media hora antes de su hora de vuelo. El viaje serio muy agotador, con al menos 14 horas de viaje, pero valía la pena, en especial durante este tiempo. Sara fue a sentarse en una de las bancas de espera, pacientemente saco su tableta del bolsillo externo de su valija y se puso a revisar la información que había conseguido hasta el momento.

- "¿Ha estado haciendo jugadas arriesgadas, señor Lidher?" -Preguntó mentalmente Sara, ojeando otra vez un listado de cuentas de dudosa procedencia- "Estoy segura que de dónde vengo no tendrá problemas en ocultarlo, pero ¿Podrá hacerlo para el resto del mundo?" 

PRELUDIO - PóstumoWhere stories live. Discover now