PRELUDIO - Póstumo

[viernes 12:30 GMT]

viernes / 12:30 / Inglaterra / Ciudad capital. Carretera "Populosa"

- Sabes, el sistema de transportes es tan bueno aquí que creo que mi siguiente columna será sobre ello -Comentó Sara, sentada al lado de Oliver en un bus que se movía lentamente, pero sin detenerse, el viaje era muy vistoso y al menos para Sara hubiese sido excelente poder detenerse a disfrutar del entorno, pero al menos podía ver por la ventana.

- Estamos por la parte turística -Le recordó Oliver, quien parecía estar algo nervioso; no era como si nunca hubiese estado al lado de una chica, pero alguien a quien había conocido el día anterior y parecía tener mucha confianza de un día para otro le causaba cierta inseguridad.

- ¿Te estoy incomodando? -Preguntó Sara, volteando y haciendo contacto visual con Oliver- Has estado menos comunicativo desde que salimos del estudio del señor Harry.

- Estaba pensando en las coincidencias que encontramos del señor Harry -Mintió Oliver, riéndose un poquito como si sus palabras le hicieran cosquillas- Sería muy extraño que nunca visitara a su hija si es tan famosa en todo este tiempo, o que nunca mencionara nada al respecto.

- Seguro quiere evitar todo el alboroto de ser familiar de una celebridad, o tal vez solo desea no parecer pretencioso si anduviera regodeándose de eso todo el tiempo -Conjeturó Sara, como si fuese una experta en el tema, que teniendo en cuenta que trabajaba en prensa, era posible, suavizó su voz para agregar- Creo que eso mejora la impresión que tengo del señor Harry.

Oliver asintió en concordancia y de nuevo ambos se sumieron en un silencio incomodo, ninguno estaba seguro si el otro quería seguir conversando o simplemente respondían por cortesía; aunque siempre era Sara quien iniciaba la plática, Oliver no estaba seguro si era por su profesión de periodismo o solo por entablar comunicación. Sara volvió a observar el paisaje citadino por la ventana, pero no duro mucho tiempo callada.

- ¿De dónde eres? Tu acento no es propio de un inglés -Analizó Sara, iniciando la conversación nuevamente, pero sin dejar de mirar por la ventana.

- Solía vivir en Seattle -Narró Oliver, relajándose un poco al recordar los tiempos en su antiguo hogar- Pero me mudé aquí con mi hermana hace unos años, ella alcanzó una beca en la universidad y yo la acompañé buscando independencia; encontrar trabajo se hizo difícil, hasta que tuve la suerte de toparme con el señor Harry.

- ¿Y cómo es que contactaste con él? -Se interesó Sara, volviendo a mirar a Oliver, se le notaba interesada.

- Pues parece que estudió en la misma universidad que mi hermana, no estoy seguro de cómo, pero se habló con ella y le contó que estaba buscando trabajo y que había estudiado informática... -Continuó con la historia, Oliver ahora totalmente suelto, como si de un momento para otro hubiese olvidado que estaba conversando con una persona que acababa de conocer- ...No pude rechazar la oferta de trabajo, era perfecta. Tenía la idea de seguir estudiando y especializarme... pero tuve unos asuntos que atender.

Oliver palideció un poco al terminar de hablar, estar preocupado por otras cosas había distraído su mente muy bien, hasta ahora.

- ¿Y qué es eso? -Preguntó Sara, endulzando su voz.

- Una alergia, si no la trataba a tiempo podía empeorar -Inventó rápidamente Oliver, trabajando en que sus facciones transmitieran la mayor veracidad posible.

No fue difícil para alguien como Sara notar que Oliver estaba mintiendo, esforzarse porque una mentira se camufle como una verdad lleva a inexpertos a exagerar expresiones faciales, modular más la voz, no dio muchos detalles y dudo antes de terminar su frase, pero, no fue esa la razón principal por la cual decidió no indagar más al respecto. Era el modo en el que Oliver había hablado lo que hizo que Sara decidiera respetar la privacidad de su acompañante, había visto esas expresiones y escuchado ese tono de voz muchas veces antes, en personas cuya verdad los angustiaba porque simplemente no podían hacer nada al respecto, no eran capaces de aceptarlo, pero tampoco de negarlo, eran infelices y seguirían siéndolo hasta que tomasen una decisión trascendental que guiara sus planes, aunque esto no cambiase el desenlace.