jueves / 07:30 / Mar entre China y Japon.Barco carguero "Aletas de Dragon"
Las memorias de Yamato sobre su último viaje en barco eran muy borrosas, sin embargo, la sensación que lograba recordar no era nada parecida a la que sentía ahora, el gigantesco carguero ofrecía muchísima estabilidad, la cama donde estaba recostada era muy mullida y tenía un suave olor a flores, el aire fresco y energizante invitaban a la "niña albina" a ponerse de pie y explorar un poco mejor su entorno. Abriendo los ojos un poco para poder verificar que ya no estaba en el húmedo y maloliente refugio, Yamato admiró la habitación donde se encontraba; parecía una de esas propagandas de hoteles que ella había visto en algunas revistas, paredes con diseño de madera, muebles de color marfil con detalles rojos y dorados, piso alfombrado de color café y puertas que hacían juego con las ventanas con su diseño simple y acorazado, posiblemente por ser el nexo con el exterior metálico de la habitación.
Paso a paso tambaleante pues su cuerpo aún se sentía pesado, Yamato se movió hacia una mesita donde había una botella de agua con un vasito de metal al lado. Al llegar a su objetivo la "joven albina" intentó torpemente servirse, pero su mano le temblaba demasiado y decidió llevarse la botella de frente a la boca.
-Veo que no conoces de modales-Dijo de repente la voz de Antonella, tras Yamato, a pesar de tener un tono dulce y femenino, se escuchaba severo e imponente-Supongo que podríamos comenzar con eso antes que matemáticas.
La "niña albina" giró torpemente para ver a la hija del jefe, sentada casi inmóvil en un sofá de color rojo carmesí, Antonella iba vestida con un traje formal del mismo color lo que le permitía camuflarse, tenía el rostro escondido tras un libro de lo que parecía ser una libreta de apuntes de tamaño descomunal.
Yamato sonrió ampliamente al ver a su salvadora y amiga, cerró la botella y la dejó sobre la mesa antes de casi a saltitos moverse hacia la hija del jefe.
-No te voy a obligar a quedarte conmigo-Continuó Antonella, suspirando profundamente, severa-Pero al menos tienes que ir a una escuela o a un hogar en el que...
Antes que la hija del jefe pudiese terminar su oración, la "niña albina" se abalanzó sobre su regazo.
-...Quiero quedarme contigo...-Interrumpió Yamato, con una voz que se quebraba en sollozos ahogados-...Por favor...
-En ese caso también tenemos que trabajar en tus muestras de afecto-Siguió nerviosamente Antonella, quien dejó el libro a un lado y ayudó a Yamato a tomar asiento en el sofá que ahora ella había desocupado.
Con los lugares intercambiados, la hija del jefe se irguió delante de la "niña albina" y respiró profundamente, con ambas manos tiro de su traje para eliminar las arrugas y luego juntó ambas manos como si fuese a rezar.
-Entonces responderás las preguntas que te haré ahora con toda honestidad-Condicionó Antonella, intentando suavizar su sentencia, aunque de todos modos se escuchó como una orden directa.
Yamato asintió con la cabeza, se inclinó hacia adelante y gesticulo con su rostro como si alcanzara un nivel superior de concentración, la hija del jefe por su parte solo relajo un poco su postura, probablemente al no querer transmitir más tensión de la necesaria.
-Primero que nada, ¿Podrías explicarme porque razón llegaste de ese modo tan deplorable? -Inició Antonella, mirando hacia una bolsa negra al lado de la puerta que probablemente daba hacia afuera de la habitación.
-Dijiste que debía tomar una ruta en la que nadie pudiese verme, usé el alcantarillado para poder moverme sin que nadie me siguiera-Respondió la "niña albina", mirando fijamente a los ojos de la hija del jefe.
Antonella resopló, pensando que tal vez exageró un poco con la gravedad de la situación, después de todo, a la mente de una niña algunas situaciones llegan a ser de vital importancia si se lo haces creer, sin embargo, Yamato no era una niña mimada criada entre cuatro paredes, la "niña albina" era una jovencita que había tenido que aprender a la mala ciertas realidades, no era alguien fácil de engañar.
- ¿Por qué me creíste cuando te di la oportunidad de salir? -Siguió el interrogatorio, la hija del jefe, dando un paso hacia adelante- ¿Por qué confiar tanto en mi si...?
-...tenía miedo, te quise decir que el sujeto que no solo nos ofreció dinero, si no que cuando me negué me amenazó con...-Yamato no quería decir la palabra, usó el silencio para transmitir el mensaje-...además, sin mis amigos, tú eras mi única salida.
"Entonces me usaste para escapar y no quedarte sola" pensó Antonella, quien al menos sentía que era la sinceridad que ella buscaba, aunque tal vez demasiada.
- ¿Recuerdas el rostro de la persona...? -Cambió de tema la interrogadora, aunque sabía que probablemente la respuesta sería negativa.
-El sujeto llevaba maquillaje-Recordó Yamato, entrecerrando los ojos, como si quisiese traer a su memoria el más mínimo detalle que pudiese ser de utilidad- Pero me pareció ver una enorme marca de quemadura en la muñeca derecha, lo vi cuando buscaba su arma.
La hija del jefe quiso continuar con sus preguntas, pero fue interrumpida por el sonido de los golpes en la puerta, no fueron tan fuertes como para espantarlas, pero si lo suficiente como para que la interrogadora identificara que se tratase de su padre.
-Yamato, cumpliste tu parte-Finalizó Antonella, mientras se dirigía hacia la puerta, a paso firme-Te quedaras conmigo, por favor permanece firme.
Habiendo terminado de hablar y sin esperar respuesta de la "niña albina", la hija del jefe salió por la puerta a enfrentarse a su padre a quien debía informar sobre la pasajera no identificada.
YOU ARE READING
PRELUDIO - Póstumo
Science FictionUna corrupta organización mueve sus hilos para tomar el control del proyecto mas ambicioso de la humanidad; en medio de la trama creada un conjunto de jóvenes con un pasado en común se verán envueltos en el principio de una guerra discreta que cambi...