Capítulo 26

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"Concéntrate"

Por más que me venga repitiendo eso desde que la hoja del examen estuvo frente a mí, no está sirviendo. Los número vuelan por la hoja, como si no estuvieran de acuerdo con las ecuaciones que se encuentran en ella. Los cuatro se ven enojados y no se porqué; los cinco están avergonzados y los tres están serios. Yo solo estoy confundida. 

—Queda una sola hora, alumnos— dice tranquilamente el maldito profesor desde su maldito asiento superior. 

Si pudiera matarlo, lo haría. Puedo imaginarme agarrando su cuello y apretar hasta que el aire no le llegue a los pulmones o dispararle justo en el medio de la frente con una gran pistola. Mientras me imagino formas de asesinar al maldito, los minutos pasan y termino cayendo en cuenta que si sigo fantaseando podría terminar entregando un examen con por lo menos la mitad incompleta. 

Así que me concentro en continuar con lo que pueda hacer, lo cual no es mucho pero debería ser lo suficiente para aprobar. De siete ejercicios puedo hacer correctamente cuatro. Me parece suficiente. 

—Quedan quince minutos— vuelve a decir el malnacido. 

La presión se acumula en mi pecho y caigo en cuenta de que no puedo terminarlo. No puedo terminar el maldito examen que parece ser muy fácil para el resto puesto que la mitad del curso se encuentra entregando o ya entrego. 

¿Y si lo sumo? ¿Habría que dividir? ¿Estará bien ese resultado?

Un ruido molesto empieza a sonar en todo el lugar y me pone aún más nerviosa. 

Mis compañeros comienzan a entregar sus exámenes mientras yo no estoy ni cerca de terminar el mío. 

El ruido se vuelve más fuerte, más potente. 

"No puedes ni hacer un estúpido examen" su voz se hace cargo de mis pensamientos y me deja sin aire.

"Con razón tu padre no te quería, no sirves para nada" esa no es una frase nueva para mí. Recuerdo hasta el momento en que mi tío me lo dijo por primera vez y todas las variaciones de esta. Todas diciendo lo mismo pero de distintas formas; "no te mereces nada, ni siquiera el cariño de tu propia familia"

Y duele aceptar el hecho de que eso es verdad. 

Estoy sentada en un pupitre, con un examen que no está ni cerca de un 10, en un aula que está casi vacía porque el resto sí pudo hacerlo y yo no. Porque nunca soy lo suficiente para nada. 

Soy una gran alumna, pero las matemáticas son imposibles para mí. Ni siquiera tuve el coraje suficiente como para pedir ayuda o aceptar la que me ofrecieron. Por lo que me pasé toda la noche estudiando, repasando temas que no había entendido en un principio y que tampoco entiendo ahora. 

Las nauseas aparecen y sé que esto va a terminar mal. 

Por más de que sigo intentando resolver estos ejercicios, ninguno tiene pies ni cabeza. 

Mi visión se desenfoca y los números pierden su nitidez. Ya no son números separados con un sentido sino que son una bola de líneas que no llegan a nada. 

—Vayan entregando, chicos. Ya es hora— el profesor habla a través de la bruma que es el mundo. 

Me rindo a seguir tratando de hacer algo que no puedo. Así que agarro mi mochila, me levanto a dejar el examen en la mesa del profesor y salgo del aula. 

Me tiembla el cuerpo entero y no sé si es por el frío que siento, las nauseas o es el hecho de que voy morir. 

¿Voy a morir?¿Por qué tuve que pensar eso? Ahora todo tiene sentido. Nauseas, falta de aire, temblores, frío. Voy a morir. 

Soledad entre la multitudDonde viven las historias. Descúbrelo ahora