Capítulo 37

939 72 0
                                    

—¿Qué?— no entiendo lo que dice. Puede que me lo haya imaginado. 

—Somos hermanos, Becca. Genéticamente hermanos— me explica. 

—Estás mintiendo— lo señalo con el dedo acusatoriamente—. No puede ser verdad. 

—Es verdad, Becca. 

Enloquecí, finalmente lo hice. Era momento que mi cerebro estuviera tan jodido que se creara algo tan loco que es imposible. Esto no puede estar pasando en la realidad. Tengo que irme de esta casa ahora mismo. Agarro el bolso en el que están todas las cosas que guardé hasta ahora y ni me preocupo en revisar si tengo lo necesario, solamente salgo de ahí tan rápido como puedo. 

Esquivo a Alex antes de que pueda evitar mi huida y escucho sus gritos desde mi cuarto pero yo solo me enfoco en salir de este lugar. Bajo las escaleras y los chicos se encuentras sentados en los sillones sin decir nada, o puede que estén hablando, pero no presto la suficiente atención. 

—¿Puede alguien evitar que salga de la casa?— pide Alex desde la mitad de las escaleras y todos corren a cumplir. 

Intento evitarlos pero pasar por sobre cuatro cuerpos es difícil y aún más tratar de escapar del agarre de otro más. 

—Déjame irme, Kyle— le ruego desesperada por encontrar una salida de aquí. Solamente quiero salir de estas cuatro paredes. 

Había soñado toda mi vida con tener una familia normal, completa y amorosa. Ahora que está la posibilidad de tenerla caigo en cuenta de que eso no es posible en la realidad. Cualquiera que sea parte de mi árbol familiar está condenado y estar junto a otros como nosotros solo nos hace empeorar. 

—Becca, por favor, déjame explicarte— Alex se ve como si realmente deseara resolver esto, pero ya aprendí a las malas que no debo confiar en nadie. 

—¿Le dijiste todo?— le pregunta Stephan. 

—¿Ustedes sabían?— cuestiono herida. Me siento traicionada—. Todo este tiempo estuvieron mintiéndome.   

—Nadie te mintió, Rebecca. Solamente nos guardamos un secreto que no era nuestro para contar e intentamos encontrar un momento adecuado para hacerlo— me indica Adam. Él siempre tan pacífico. 

—¿Y este es el momento adecuado para decirme? ¿Es realmente el puto momento?

Y entonces me doy cuenta de algo más. Edward está buscándome. ¿Qué va a hacer cuando sepa que estoy aquí, que me adoptaron? ¿Va a saber que Alex es mi hermano? ¿O él ya estaba enterado de esto? ¿Habré sido la única que no sabía nada?

—Becca, era decírtelo o que te fueras sin saberlo— me explica Alex—. No puedo seguir ocultándolo. 

—Que mal, porque yo ya no quiero saber nada del tema— le digo tratando de salir por la puerta otra vez, pero los Pantera vuelven a evitarlo. 

—Tus padres y los que eran mis padres biológicos me dieron en adopción nada más nacer, eran demasiado jóvenes para tener un hijo y no tenían dinero para ocuparse de mí— me explica y yo solo me encargo de mirar el piso—. Luego me adoptaron mis padres adoptivos, mis verdaderos padres, y se encargaron de cuidarme. A los quince años me enteré que existías, pero hasta hace unos meses se me fue imposible encontrarte. 

—Que emotivo— digo cínica—. El niño que nace como un negro pobre y termina siendo adoptado por una familia perfecta que lo ama. Lamento informarte que no todos nos criamos así. ¿Alguna vez alguien te dijo cómo era "nuestro" padre o cuáles eran sus pasatiempos? ¿Te contaron sobre "nuestro" tío y sus gustos? ¿O solamente te quedaste con la idea de poder tener una hermana a la que "cuidarías"?— le pregunto mirándolo a los ojos. 

—No quiero saber nada de eso, ellos no son mi familia, tú lo eres. 

—No, ellos son MI familia y yo me críe con ellos. ¡Yo pasé noches sin besos de buenas noches y con el estómago vacío! ¡Yo aguanté ver llorar a mi madre porque mi padre la había golpeado o violado en medio del comedor! ¡Yo viví con frío en invierno porque no teníamos dinero para comprar ropa o mantas! ¡Yo vi el cadáver de mi madre y a mi padre matarse después de dispararle!

—No sigas, por favor— dice con sus ojos llenos de lágrimas. 

—¿Te duele saber que tú fuiste el afortunado que terminó teniéndolo todo mientras tu "hermana" no recibía nada más que golpes?— le pregunté con maldad. 

—Ya es suficiente, Rebecca— me ordena Kyle, pero no le hago caso. 

—¿O lo que te duele más es saber que cuando a ti te adoptaron en una hermosa familia, yo perdí a mis padres y termine en manos de alguien peor? Porque estoy segura de que nadie te contó del tío Edward. Nadie te dijo cuáles son sus gustos en mujeres, o mejor dicho, niñas. Nadie te debe de haber dicho que lo que más le gustaba era ver llorar a las personas con las que tenía sexo. ¿Sabes qué? Vamos a cambiar esa frase. Le gustaba ver a la niña a las que forzaba a tener relaciones sexuales con él.

—¡Ya es suficiente, Rebecca!— me grita Kyle. 

—¿No era esto lo que querían? ¿No querían que hablará sobre mi pasado, que les contará el porqué estoy tan rota? ¿O pensaban que mi vida había sido color de rosas?

—No puedes culparnos a nosotros por tu pasado— se defiende Augustus. 

—Pero puedo culparlos por esperar que yo les contará toda mi vida sin más mientras que ustedes solamente se ocupaban en mentirme en la cara. Puedo culparlos por darme ilusiones de tener un hogar y después dejarlas irse por el retrete. 

—Todavía puede ser tu hogar— susurra Alex. 

—Creo que no estás entendiendo, no puedo. Y punto. 

Vuelvo a intentar salir y esta vez lo logro.

Soledad entre la multitudDonde viven las historias. Descúbrelo ahora