Capítulo.16 (Doble sorpresa).

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Los segundos se transformaron en minutos y los minutos en horas. Las enfermeras iban de aquí para allá con material médico entre las manos y a última hora con un aparato que ninguno de los presentes sabía para que serviría.
E: (rezando y llorando sin parar). Dio, no me la puedes quitar. Ella es todo mi mundo. Sin ella mi vida no tendría sentido.
El móvil de Esteban sonó varias veces y el de Carlos Jesús otras tantas.
A las dos horas más o menos, por fin sale el doctor para informar.
CJ: ¿cómo está mi hija doctor? ¿Qué le pasa?
D: no se preocupen, ahora está estabilizada ya no corre ningún peligro, pero tendrá que quedarse ingresada algunos días en observación.
E: pero, ¿qué es lo que tiene mi mujer? (muy impaciente).
D: le hemos hecho unos análisis y posteriormente una ecografía. Le hemos administrado un tranquilizante para que descanse y ahora duerme relajadamente. Pueden pasar a verla. Pero no vayan a despertarla, necesita descansar.
E: (estaba a un salto de de perder la paciencia por completo). Pero, ¿Qué es lo que tiene mi esposa?
D: su esposa, está exhausta, además embarazada de unos tres meses y de un embarazo gemelar.
Todos: ¿Qué?
E: (tuvo que sentarse y poner la cabeza entre las piernas para impedir caer desmayado él también). Dios mío y la hemos tenido trabajando sin parar durante todo este tiempo. Tengo que verla doctor.
D: si, claro, pasen, pasen.
María estaba profundamente dormida. Sus padres besaron su frente y acariciaron sus manos.
Ana: (sentada junto a su hija). Mi pequeña, siempre tan responsable de todo. No quisiste dejar a tu hermano en la estacada y te forzaste demasiado y además en tu estado.
E: ustedes deben marcharse ahora, Carlos los necesita. Yo me quedaré cuidando a María el tiempo que haga falta.
Los padres de María se fueron para seguir acompañando a su hijo en la boda. Esteban se tumbó al lado de su esposa, la agarró entre sus brazos y la apretó fuertemente contra su cuerpo.
E: (pensando y mirando a su esposa con amor, con mucho amor). Dios mío, te ves tan vulnerable, tan frágil. (Coge la mano de su mujer y la llena de besos). No te preocupes por nada, mi amor, yo cuidaré de ti, de ti y de nuestros hijos y mientras me necesites, nada ni nadie me va a apartar de tu lado.
A la mañana siguiente, María abre sus hermosos ojos verdes, buscando para entender donde se encontraba y vio a su marido, algo desaliñado, de espaldas a ella mirando a través de los cristales de una ventana.
M: ¿Esteban?
E: (se acerca de inmediato a la cama). ¡Hola, mi vida! ¿Cómo te encuentras?
M: bien. ¿Dónde estamos?
E: en el hospital, ayer te desmayaste y... Dios nunca vuelvas a darme un susto como este (la abraza y la besa suavemente).
M: y ¿Qué es lo que me pasa? ¿Te ha comentado el médico ya algo definitivo?
E: sí me ha dicho que vamos a ser papás
M: (con cara de felicidad). ¿Estás seguro?
E: sí muy seguro ¿esta noticia te hace feliz?
M: ¿bromeas? Soy la mujer más feliz del mundo, por que en mi interior llevo a nuestro hijo.
E: ¿nuestro? No, mi amor, nuestros por que son dos.
M: ¿Qué? ¿Dos? ¿Dos a la vez? Creo que mejor me desmayo de nuevo.
E: ni en broma, mi amor. Eso no me lo vuelvas a hacer jamás. (Vuelve a besarla).
El tiempo pasó casi sin que se dieran cuenta y María gracias a los cuidados de su marido, dio a luz a sus gemelos que resultaron ser niño y niña a los que bautizaron con los nombres de Héctor y Estrella.
Pasaron cinco años maravillosos, durante los cuales ocurrieron muchas cosas, como: el matrimonio entre Bruno y Fabiola y el de Demetrio y Daniela. Su hermano Carlos y Erica se habían ido a vivir fuera de México, concretamente a Aruba y tuvieron un pequeño precioso llamado Miguel.
Entre María y Esteban las cosas seguían como siempre, solo que ahora debido a los dos pequeños, habían tenido que comprar un apartamento cerca de las empresas, para poder vivir su amor sin interrupciones y donde pasaban los momentos más felices de su matrimonio.
Una mañana, Tras una noche de pasión en ese departamento, Esteban y maría hablaban mientras desayunaban en la cama.
M: ha llamado Carlos y nos han invitado una vez más para que conozcamos Aruba y a su hijito Miguel, quieren que seamos sus padrinos de bautizo.
E: ¿a ti te apetece ir?
M: si, muchísimo.
E: pues entonces iremos.
M: es que el bautizo es este fin de semana.
E: pero ya sabes que habíamos quedado con nuestros amigos para ir a la costa este fin de semana.
M: ¿y si los invitamos para que vengan con nosotros a Aruba?
E: es que si hacemos nosotros la invitación, tendremos que invitar también a Diego y Patricia y la verdad es que no me apetece nada que venga ella. Está un poco pesada con sus insinuaciones.
M: es que mi marido es muy atractivo.
E: déjate de bromas, por que a mí ya me tiene algo cansado. Bueno mientras mi mujercita no se ponga celosa, la aguantaré.
M: yo se que mi marido me quiere. Además si algún día se le ocurre traicionarme, le mataré.
E: Jamás te cambiaría por nadie y menos por ella. Mis hijos y tú son lo más importante para mí.
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