La visión que tuvo Esteban al entrar, fue impactante. María estaba rodeada de aparatos, tubos y cables. Su cabeza y muñecas se hallaban sujetas a la cama, por medio de correas y su pecho se movía al compás de una máquina que la sujetaba a la vida.
En un principio, casi se derrumba emocionalmente; pero logró controlarse.
E: (pensando). Cálmate, Esteban, tienes que calmarte. María y tus hijos te necesitan. Debes tomar las riendas de la situación e intentar hacer las cosas bien.
Salió de la habitación, tomó el móvil y empezó por llamar a Carlos.
C: ¿bueno?
E: Carlos soy yo Esteban.
En ese instante, Carlos supo que algo había pasado. Su corazón dio un vuelco al sentir un mal presentimiento.
C: ¡Oh, Dios mío! ¿Cómo esta María?
E: (llorando). Ella está muy mal Carlos, muy mal; no se si
C: Cálmate, Esteban. Voy para México en cuanto pueda coger un vuelo.
En cuanto terminó con Carlos, llamó a Leonel y más tarde a Luciano, para pedirles que se hicieran cargo de las empresas hasta que las cosas se solucionaran. Ellos aceptaron amablemente y le desearon que María se recuperara muy pronto. Después llamó a la casa.
H: ¿Dígame?
E: Héctor hijo, ¿cómo están las cosas por ahí?
H: Víbian y Alex están inconsolables.
E: Hijo, diles que todo va a salir bien. Que yo estoy aquí para cuidarla y que juro que no dejaré que le pase nada malo.
H: está bien papá. ¿Necesitas algo?
E: NO, hijo gracias. Si ocurre algún cambio os avisaré enseguida.
Esteban, volvió a la habitación con María. Se sentó a su lado y le tomó la mano.
E: (besándole la mano con mucho cariño). Tú eres fuerte mi amor. Más fuerte de lo que te imaginas. Tienes que luchar. Lucha María, lucha por nuestro amor y por tus hijos que tanto te necesitan.
La noche pasó sin ningún tipo de cambio en el estado de María.
Sobre las 11 de la mañana, una enfermera se acercó a Esteban y le informó de que el hermano de María preguntaba por él.
Esteban salió a recibirlo.
E: (le ofreció la mano). ¡Carlos!
C: (estrecha su mano). Hola Esteban ¿Cómo está mi hermana?
E: igual. No ha habido ningún cambio en su estado.
C: ¿puedo verla?
E: Sí, claro. Pasa.
Carlos se acercó a su hermana y la besó en la frente.
C: Te lo dije hermanita. Te advertí que tuvieras cuidado. Tú nunca has querido hacerme caso y mírate ahora ¿Qué voy a hacer contigo? (mira a Esteban). Cuéntame que es lo que ha ocurrido.
Esteban, contó a Carlos cómo ocurrieron las cosas.
C: le dije que se estaba metiendo en una jaula de lobos, pero no me hizo caso ya sabes como es. Cuando decidió volver a México yo no estuve de acuerdo. Le dije que era mejor que solucionara las cosas desde allí, que lo que tenía que hacer era llamarte y explicarte su intención de recuperar a sus hijos. Pero ella se empeñó en venir México, por que aunque se negaba a reconocerlo; lo que realmente deseaba era verte y volver contigo.
E: y, ¿a ti, no te gustaba la idea verdad?
C: si he de serte sincero no. Perdona Esteban pero tienes que reconocer que para mi hermana, amarte ha sido como un castigo. Primero esos 18 años en la cárcel sin merecerlo durante los cuales tú no hiciste nada para ayudarla, por el contrario, la abandonaste a su suerte. Después las crisis depresivas por la pérdida de mis padres en tan corto espacio de tiempo y debido al la enorme tristeza en la que cayeron al ver a su hija encerrada tras esas rejas y por la tristeza y soledad que la vieron vivir, por tu abandono y por la pérdida de sus hijos que tú les quitaste y ahora después de todo lo que sufrió, ¿vuelve a tu lado para morir? ¿Cómo puedes pretender que apruebe su decisión de volver a tu lado?
Esteban, se sentía muy mal. Cada reproche que le hacía Carlos, era como una puñalada dentro de su alma. Por que en el fondo, Carlos tenía razón. Ella era una chiquilla maravillosa que el único pecado que cometió en su vida fue casarse con él. Nunca entendió por que los demás la odiaban tanto. Pero Esteban si lo sabía, ellos nunca soportaron; su sinceridad, su forma de decir abiertamente y delante de todos lo que pensaba. Ella había sido la única mujer que lo había amado sinceramente, sin tapujos y sin segundas intenciones y él, correspondió a tanto amor con abandono, con rechazo, intentando por todos lo medios borrar su recuerdo y lo que es peor; quitándole a sus hijos.
E: tienes razón Carlos, Tienes toda la razón. No la merezco. No merezco su cariño y mucho menos su amor ni que quiera permanecer a mi lado. Pero ahora lo más importante es que ella se recupere y después ya veremos.
Carlos se fue a casa de Esteban, para ver a sus sobrinos. Alex le presentó a Héctor y Estrella y Carlos los abrazó llorando.
C: (abrazando a los dos a la vez). Venid acá muchachos, ya tenía ganas de abrazarlos.
Los chicos no podían entender la reacción de Carlos. Pero pensaron que se debía a la emoción del momento por el que todos estaban pasando.
En el hospital, Esteban seguía al lado de María. Le acariciaba el pelo, las mejillas y las manos.
E: tu hermano tiene razón mi amor. Cuando te recuperes, desapareceré de tu vida. No quiero, no puedo permitir que mi amor vuelva a dañarte. Debo dejarte; debo dejarte en paz para que puedas ser feliz. Ya has sufrido bastante y aunque nunca ha sido mi intención por que te amo con toda mi alma. Puedo ser la persona que más te ha amado y que te seguirá amando en este mundo; pero también soy la persona que más daño te ha hecho.
Las horas pasaron y el cansancio hizo mella en Esteban que calló dormido, apoyado en los pies de María. De repente, Esteban; sintió un movimiento y los aparatos a los que estaba conectada María, cambiaron el ritmo de sus sonidos. De inmediato Tomás apareció por la puerta.
E: ¿Qué ocurre? ¿Tomas dime que es lo que pasa?
T: por favor Esteban debes salir ahora.
Esteban llamó a la casa y dijo a todos que algo ocurría pero que no sabía que era.
En 20 minutos, Carlos y los chicos estaban allí. Todos andaban de un lado a otro preocupados, excepto Esteban que se dejó caer en uno de los sillones.
E: (pensando y con las manos entrelazadas). No puedes llevártela señor. No puedes quitármela ahora. Aunque no pueda tenerla a mi lado, necesito saber que está viva o yo no podré seguir viviendo.
Por un largísimo espacio de tiempo, unas tres horas más o menos, hubo mucho movimiento en la habitación de María, pero por fin se hizo la calma y Tomás salió a dar informes. Todos se colocaron alrededor de él menos Esteban que permaneció en su sitio y se tapó los oídos con ambas manos no soportaría escuchar malas noticias.
T: (ante las exigencias de todos por saber). Calma, calma. Les traigo buenas noticias. Muy buenas diría yo. María está fuera de peligro, le hemos hecho algunas pruebas y está bien. Su actividad física está en perfecto estado luego la falta de oxígeno no se debió prolongar durante mucho tiempo. Si en 48 horas no hay ningún cambio en su salud, podrá volver a casa.
Esteban se levantó de un salto.
E: repite eso Tomás por favor.
T: tranquilízate Esteban por favor. Ella está bien y además quiere verte.
Esteban no se lo pensó dos veces y sin preguntar, salió apresuradamente para la habitación de María.
E: (desde la puerta). ¿Cómo te encuentras?
M: muy bien mi amor, pero ven y abraza a tu esposa que no me voy a romper.
Esteban cruzó la habitación con pasos largos, la tomó entre sus brazos y la besó desesperadamente.
E: no se que es lo que hubiera hecho si llego a perderte. Hubiera muerto contigo, por que ya no puedo vivir sin ti, ya no. (Vuelve a besarla).
En unos segundos la habitación de María se llenó de gente. Los chicos la abrazaban y la besaban y Carlos hacía lo mismo.
M: ¡Hermanito! He debido estar muy mal para haber conseguido arrancarte de tu casa.
C: no bromees con eso tesoro, ¡me asustaste mucho! No vuelvas a hacerlo.
Cuando por fin todos se calmaron un poco se dieron cuenta de la ausencia de Esteban.
H: que raro que se haya ido sin despedirse siquiera.
Es: seguro que ha ido a descansar un rato, ha estado despierto durante dos días.
M: ¿Ha estado cuidándome durante todo este tiempo sin dormir? Pobrecito mío. Cuando salga de aquí le recompensaré.
V: ¡pero mamá si has estado apunto de morir! ¿Cómo puedes estar pensando en eso ahora, si no tienes fuerzas ni para hablar?
M: (divertida). Cuando se ama de verdad, las fuerzas nunca te fallan.
Todos rompieron en carcajadas al ver que María aún tenía ganas de bromear.
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EL CASTIGÓ DE AMARTE
Romancehola le traigo esta historia espero la disfruten tanto como yo fue escrita por ARECIA no es mía si les gusta dejen sus comentarios y ⭐⭐ les dejo un pequeño avance