Capítulo. 18 (Dieciocho años después)

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Los gemelos de María nacieron seis meses después, Víbian y Alejandro.
Los bebés estuvieron con María hasta cumplir los cuatro años, después se fueron a vivir con Carlos y Erica. Todos la visitaban los fines de semana, mientras Luciano hacía lo imposible por demostrar su inocencia. Su madre murió a los siete años de su encierro y dos años después murió su padre. Entre Luciano y María nació una hermosa amistad, alimentada por el paso de los años. Carlos se hizo cargo de todos los negocios de su padre y de la inmensa fortuna que les dejó a él y a María. Luciano, pedía el indulto para María una y otra vez.
Un día, 18 años después, el juez llamó a María a su despacho, y cuando fue a verlo se encontró en el despacho del juez con Luciano y con su hermano que la miraban sin saber que pasaba ni por que los habían reunido allí.
J: (entrando en la oficina). Por favor tomen asiento. Les he hecho venir, por que hemos revisado el caso de María después de la última petición de indulto y gracias a su buena conducta hemos decidido concederle la libertad.
M: (llorando). ¿Qué? ¿Qué ha dicho?
J: si, María si. Ha oído usted bien. Está libre, puede usted marcharse cuando lo desee.
Carlos y Luciano se abrazan de la alegría y María abraza a Luciano llorando y riendo a la vez.
M: ¡Hay! Luciano, este es tu triunfo, tu triunfo. Gracias por todo Luciano, no se como te lo voy a agradecer.
María no se llevó nada de aquella cárcel ya que no quería ningún recuerdo de su vida dentro de esos muros que habían sido su hogar por muchos años.
Todos se reunieron en casa de Carlos y durante la cena, María explicó a todos sus deseos de volver a México con sus hijos para vivir en la casa que había sido de sus padres y que Carlos aún conservaba. Todos protestaron ante la decisión de María pero entonces ella explicó los motivos de su regreso.
M: Hijos, como ya saben ustedes tienen dos hermanos y yo necesito verlos y tenerlos conmigo al igual que los tengo a ustedes.
V: pero yo no quiero conocer a esa persona que te dejó encerrada.
Alex: mamá no nos hagas verlo. Ya sabes que le odiamos tanto, que no hemos querido saber ni su nombre.
V: si, mamá, por eso llevamos tus apellidos, por que nunca hemos querido saber nada de esa persona que dice llamarse padre.
M: ¿por qué le tienen tanto odio si no lo conocen?
Alex: ni lo vamos a conocer. Mira mamá yo entiendo que tu quieras recuperar a nuestros hermanos y aunque no los conocemos de nada, los vamos a aceptar por que ellos no tienen la culpa de que les engañaran de esa manera, pero a un mentiroso como ese hombre
M: ¡Alejandro! No hables así de tu padre, él ni siquiera sabe que existís y si yo tengo el derecho de ver a mis hijos, él también tiene el derecho de conoceros. Cuando hablen con él y lo conozcan, entonces podrán decidir si lo aceptan o no.
V: ¿vas a defenderle después de lo que nos hizo?
M: yo no defiendo a nadie y como ya os he dicho antes y os he enseñado desde que erais unos bebés. Vuestro padre no sabe nada de vosotros y por lo tanto él no sabe que os ha abandonado. Siento no haberle dicho que ustedes existíais pero tenía miedo de que al igual que sus hermanos, no me dejara volver a verlos nunca.
Alex: ¿ves que tipo de hombre es? Hasta tú tenías miedo de que nos alejara de ti. Y ahora, ¿quieres que conozcamos a esa persona?
V: pues yo me niego a conocerle, no quiero saber quién es. Hasta ahora nos ha ido muy bien sin él. Con tenerte a ti a nuestro lado tenemos suficiente.
M: bueno, he decidido que mañana volveremos a México y es mi última palabra. Después ya veremos lo que pasa.
V: ¿lo amas? ¿Sigues amando a ese hombre?
M: ¿como puedes preguntarme eso? Claro que no, yo no puedo amar a alguien que me cree capaz de lo peor, que me abandonó embarazada en una cárcel y que me ha quitado a dos de mis hijos. No, no le amo.
Al día siguiente, se levantaron temprano para ir de compras ya que maría tenía que vestirse de nuevo por completo por que por 18 años la única ropa que usó fuel el uniforme de la prisión.
María se arregló el pelo, compro vestidos nuevos y se maquilló he hizo la manicura, mientras sus hijos ya desesperados la esperaban en una cafetería que estaba cerca del centro de belleza. Cuando entró en la cafetería sus hijos no la reconocieron.
V: se está tardando demasiado, ¿no crees?
Alex: sí y como no se de prisa vamos a perder el avión.
M: (que hacia ya un rato que estaba de pie detrás de ellos). Pero si ya estoy aquí muchachos.
Alex y V: ¡MAMÁ!
V: ¡te ves preciosa!
Alex: sí, ¡maravillosa! No sabía que tenía a la madre más guapa del mundo
M: (Viendo el asombro en la cara de sus hijos). Jajaja. Gracias hijos, y ahora vamos o se nos hará tarde.
El vuelo hacía México fue maravilloso para María. Por fin volvía a su tierra a su hogar.
Llegaron a la casa de los padres de María y en un par de días estaban situados. Ella había contratado sirvientes para la casa, había comprado un coche y contratado a un chofer y también había buscado plaza en la universidad para que sus hijos siguieran con sus estudios. Alex acababa de empezar medicina y Víbian optó por químicas y matemáticas.
Ella que había quedado de acuerdo con Carlos antes de volver se hizo cargo de las joyerías de su padre y además seguía teniendo las ganancias de las acciones de las empresas San Román. Decidió esperar tres o cuatro meses más para dejarlo todo en orden antes de presentarse ante Esteban y reclamarle a sus hijos.
Mientras los muchachos hacían amistades nuevas en la universidad, María se encargaba de los negocios y de la casa.
Un sábado por la tarde, dos meses después del regreso a México.
V: Mami, esta noche hemos quedado con unos amigos para salir. Dos hermanos que también son gemelos como nosotros.
M: así me gusta, que mis hijos se vayan adaptándose a vivir en México.
Alex: la verdad es que me está gustando vivir aquí. La gente es muy amable y en la universidad me va de maravilla.
V: a mí también me gusta vivir aquí.
M: bueno y ¿donde piensan ir esta noche?
Alex: vamos a cenar y después a casa de nuestros amigos a ver una película.
M: está bien, pero no regresen tarde, ya saben que estaré preocupada hasta su regreso.
Los chicos salieron con sus amigos que no eran otros que Héctor y estrella sus propios hermanos.
Durante la cena.
Alex: Héctor, amigo, te veo preocupado.
H: es que he discutido hoy con mi papá.
Alex: y ¿se puede saber por qué?
Es: por que es un tonto. Quiere casarse el próximo fin de semana con una tal Ana Rosa que es mucho más joven que él.
H: mi hermana tiene razón. Desde que nuestra madre murió, ha salido con muchas mujeres, pero a ninguna les pidió que se casara con él, hasta hora.
Es: y lo que más me fastidia es que un día la oí hablar con una de mis tías y le confesó que sólo lo quería por su dinero.
V: ¿tú se lo has dicho a tu padre?
Es: sí, se lo comenté al día siguiente pero no me creyó. Piensa que no deseamos que se case, por que no queremos tener una madrastra.
Alex: y ¿es por eso por lo que no quieren que vuelva a casarse?
H: no, no es ese el motivo.
V: ¿entonces?
Es: es que esa niñata estúpida y caprichosa, no es la mujer apropiada para él.
H: él necesita una mujer mas madura, más hermosa, con carácter, alguien que sepa de negocios y que sepa sacar para adelante a una familia.
V: chico parece que estás hablando de mi mamá.
Es: ¿tu mamá?
V: sí, mi mamá es bellísima, inteligente y atractiva. Maneja ella sola 22 joyerías repartidas por todo México, también lleva la casa y cuida de su familia y está sola, debería buscarse una persona que la amara y que la hiciera feliz.
H: ¿por qué no vamos a su casa después de cenar y nos la presentan?
Alex: ok, hecho, la película la veremos en nuestra casa.
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