capítulo. 31 (Ese hijo nunca existió).

969 62 5
                                    


Esteban estaba muy angustiado ante la falta de noticias sobre el paradero de María. Los chicos se mantuvieron toda la noche al rededor de su padre. Todos formaron un campamento en el salón. Esteban quiso llamar a la policía, pero sus hijos lo convencieron de que tenía que esperar por lo menos 24 horas para hacer la denuncia.
E: (llorando). Dios mío, Ya la perdí una vez y no puedo perderla de nuevo, no ahora que la he recuperado.
Todos se quedaron muy extrañados por el comentario de Esteban.
V: ¿Acaso ya querías a mi mamá antes?
Es: si papá. Si dices que la perdiste es que la querías.
Alex: ¿Fueron novios durante sus tiempos universitarios?
H: sí, debiste querer a María antes que a mi mamá. Por que después no pudo ser ya que ella estaba encerrada en la cárcel.
Án: Sí papá, ¡vamos habla de un vez!
Esteban se dio cuenta muy tarde del error que acababa de cometer.
E: Muchachos, este no es el momento de hablar sobre esto.
Alex: ¿y cuando será el momento adecuado?
E: por favor hijos. Ahora estoy demasiado preocupado por María como para pensar con claridad. Dejad esta conversación pendiente hasta que aparezca ella, ¿Sí?
En casa de Luciano.
María estaba desolada cuando llegó a casa de Luciano. Él se asustó mucho al verla tan mal.
L: ¿pero qué es lo que te pasa pequeña?
M: ¿puedo pasar?
L: claro, pasa, pasa.
Al entrar vio que Luciano no estaba solo. Ana Rosa estaba allí con él.
M: perdón, no quiero molestar. Mejor me voy.
AR: No, María no te vayas. Se que entre nosotras las cosas no empezaron muy bien, pero también se que eres una persona muy especial para el hombre que amo. Al fin y al cabo entre tu marido y yo, nunca ha habido nada. Sí, iba a casarme con él; pero solo por que mi tía Daniela me obligaba e ello. Ella quería llegar al dinero de Esteban a través de mí y yo le debo tanto que quise pagarle de alguna manera y debido a mi inseguridad, hice caso a sus consejos y me dejé llevar.
M: Mira Ana Rosa yo no soy nadie para que me tengas que dar explicaciones y la verdad es que en este momento tampoco deseo escucharlas.
Rompió a llorar de nuevo.
L: Ya, ya pequeña. Ya sabes que nunca he podido verte llorar. (La abraza). Ven, siéntate aquí y cuéntame.
M: (mirando a Ana Rosa). Pero
L: no te preocupes. Ella lo sabe todo.
M: (muy sorprendida). ¿Cómo?
L: más tarde te contaré. Ahora dime que es lo que te ha pasado hoy.
María contó a Luciano y Ana Rosa lo que había pasado durante los días anteriores y lo que había pasado esa noche en el restaurante chino. Ellos la escucharon atentamente.
AR: si todo el problema radica en el hijo que esperaba esa mujer, tengo que decirte que ese hijo no existió.
M: (sorprendida). ¿Qué? ¿Y tú como puedes saberlo?
AR: pues por que mi tía y Alba siempre han sido cómplices a la hora de despachar a cualquier mujer que se acercara a Esteban y ella me contó que habían pagado a un médico para que firmara el parte de aborto de esa mujer y así hacer que Esteban rompiera su relación con ella por haberle mentido.
M: Haberle mentido ¿en qué?
AR: Esteban, nunca ha sido un monje María. Él ha mantenido relaciones con otras mujeres durante tu estancia en la cárcel, pero tienes que entender que todos pensaban que tú nunca saldrías viva de allí y que él tenía que rehacer su vida de algún modo. Pero si todas las que tuvimos algo que ver con él, teníamos que tener muy claro, era que él ya no quería tener más hijos con nadie y que si por casualidad ocurría sería motivo de ruptura absoluta.
M: ¿y esa mujer siguió el juego de Alba? No lo entiendo, no le convenía.
AR: ella no sabe nada. Por accidente, cayó por las escaleras y perdió el conocimiento. Después la suerte se puso del lado de Alba. Ella entró en esa fase del mes mientras estaba inconsciente, después de caer por las escaleras; el golpe más fuerte su lo dio en el vientre y como consecuencia se produjo una hemorragia, cosa que Alba supo aprovechar muy bien.
María se fue relajando conforme escuchaba las explicaciones de Ana Rosa.
M: gracias, nunca pensé que pudiéramos llegar a entendernos, pero ahora que te conozco mejor, la verdad es que no me caes tan mal.
L: y conforme la conozcas llegarás a quererla. Además si me quieres a mí, también tendrás que aprender a querer a mi esposa.
M: ¿tú esposa? (sorprendida).
L: si, mi esposa. Nos casamos hace unos días. Quise avisarte pero estabas muy ocupada cuidando de tu marido. Además estabas recién casada y no quería molestarte.
M: ¡Esta no te la perdono! ¿Mira que dejar que tú mejor amiga se pierda el día más feliz de tu vida? Anda, venid aquí los dos para que pueda felicitaros. Denle un abrazo a su mejor amiga.
L: ¿y qué vas ha hacer ahora que sabes la verdad sobre lo de Esteban y esa mujer?
M: voy a dejarle sufrir un poco por esta noche, pero mañana, volveré a casa.
AR: ¿vas a llamarle por teléfono para decirle que estás bien por lo menos?
M: no, de eso nada, dejadle que se preocupe un poco por su esposa. Pero si me lo permiten ¿me podrían acompañar hasta un hotel?
AR: de eso nada. Luciano dormirá en el sofá por esta noche y nosotras en el dormitorio. ¿Verdad amor?
L: por supuesto. No puedo permitir que pases esta noche sola.
Los chicos terminaron dormidos por todas partes. Tumbados por los sillones y sobre la moqueta. Sobre las siete de la mañana, Esteban, que no había pegado ojo en toda la noche yendo de aquí para allá muy nervioso; llamó a Alex para que se fuera a su examen. Después subió a su habitación, se duchó, se arregló y bajó por las escaleras dispuesto a salir a buscar a María; cuando la vio entrar por la puerta acompañada por Luciano.
Corrió hacia ella, la agarró por la cintura y la levantó hasta colocarla delante de su rostro.
E: ¡María, mi amor! Tenía mucho miedo de no volverte a ver. Creí que te había perdido para siempre. Casi me vuelvo loco durante estas últimas horas. No vuelvas a dejarme nunca ¿oíste? No vuelvas a alejarte de mí nunca más.
La estrechó aún con más fuerza y la besó. La besó de una forma tan desesperada que no hicieron falta palabras para explicarle a los demás el infierno en el que había estado envuelto durante toda la noche. La besó, para sentir que ella no se había ido, que había vuelto a su lado y que estaba allí de nuevo entre sus brazos; a salvo de todo y de todos.
Los chicos, los miraban con lágrimas en los ojos. Lágrimas de felicidad por la vuelta de María y de emoción por la reacción de Esteban. Poco tiempo después, todos se unieron en un enorme abrazo familiar. Luciano decidió retirarse y dejar que siguiera la felicidad en esa familia, pero Esteban le detuvo.
E: ¡Luciano! (Le extendió la mano). Gracias amigo. Gracias por devolvérmela sana y salva.
L: (le estrecha la mano). Ha sido un placer.
Alba lo había visto todo desde el primer piso, apoyada en la barandilla.
A: (pensando). Maldita seas María. Deberías haber desaparecido para siempre.
Los chicos se retiraron a sus habitaciones y Alex se fue para su examen. María y Esteban quedaron solos en el salón.
<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<

EL CASTIGÓ DE AMARTE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora