Capítulo 59 (el final).

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Alba se retiró, subiendo las escaleras como alma a la que sigue el diablo; pero en vez de marcharse a su habitación, se dirigió al dormitorio de Esteban. Se tumbó sobre la cama y empezó a acariciar la almohada.
A: (Pensando) Mi amor ¿Por qué tuviste de dejarte envolver de nuevo por esa maldita mujer? Nadie podrá amarte como yo te amo ¡NADIE!
Entonces, se llevó la almohada hasta la nariz intentando identificar el olor de Esteban, como tantas veces lo había hecho antes en cuanto él se marchaba de la casa. Entonces, su rostro cambió de color, el olor que reconoció sobre la almohada, no era el de Esteban; si no, el perfume de María.
A: Esa maldita ha pasado la noche con Esteban. Ahora entiendo por qué lleva puesta su bata de baño. Está lista si piensa que puede jugar conmigo.
Salió del cuarto, pidiendo por favor no encontrarse de momento con María o no podría contenerse. Pero no tuvo tanta suerte y se cruzó con ella en el descansillo de las escaleras.
María, pretendió seguir su camino sin prestar atención a Alba; Pero ésta la agarró del brazo y la volteó, colocándola frente a ella y de espalda a las escaleras.
A: ¿A dónde crees que vas maldita?
M: (Soltándose de un tirón). Ese no es asunto tuyo.
A: Eres una farsante.
M: ¿Pero qué es lo que te pasa ahora? ¿De qué quieres acusarme esta vez?
A: Intentas hacerte pasar por enferma para que Esteban esté pendiente de ti. Pero no es cierto. Estás más sana que yo.
M: ¿Y tú que sabes? ¿Acaso ahora eres médico?
A: Déjate de tonterías. Puede que engañes a Esteban y también a tus hijos; pero a mí. A mí no puedes engañarme, soy más lista que tú.
M: (Haciéndose la inocente) No sé de que me hablas.
A: Anoche dormiste con Esteban.
M: ¿Y por qué sospechas eso?
A: por que reconocí tu olor sobre su almohada.
M: ¿Y a ti quién te ha dado permiso para entrar en nuestro cuarto y mucho menos poner tus manos sobre nuestra almohada?
A: Yo no necesito permiso para moverme libremente por esta casa.
M: estás muy equivocada Alba. Nuestro dormitorio es sagrado hasta para nuestros hijos y mucho más lo es para ti.
María se había salido con la suya. Alba había perdido los papeles.
A: ya te he dicho muchas veces que esta casa es mía, Mía y de Esteban. Él y yo hemos sido durante muchos años la cabeza de esta familia, como si fuésemos un matrimonio.
E: ¿Pero que estás diciendo tía? (Comenzó a subir las escaleras). Tú eres mi tía y yo tu sobrino; sólo eso.
A: (Perdiendo el control). Pero Esteban, mi vida. Tú y yo, hemos solucionado muchos problemas de esta familia juntos, hemos criado a nuestros hijos y hemos sido muy felices hasta que esta mujer regresó.
E: ¿Tú eres la madre de Ángel?
A: Si (Muy satisfecha) Y También conseguí que el hombre que amo, se convirtiera en su padre.
Todos se quedaron helados al escuchar las palabras de Alba; incluso María, que a pesar de sus sospechas, nunca quiso creer que en realidad todo eso pudiera ser cierto.
E: ¿Qué estás diciendo?
A: Sí, Esteban. Te amo. Te amo como mujer, con todas las fuerzas de mi corazón. He tratado de ocultarlo por mucho tiempo; pero ya no puedo más, ya no.
E: ¡Pero tía! Yo soy de tu misma sangre, soy tu sobrino ¡Lo que dices no puede ser cierto!
A: Pues lo es. Por eso odiaba a todas esas mujeres que se acercaban a ti. Las odio a todas; Por que ellas recibían tus besos y tus caricias, todo lo que me correspondía a mi y solo a mí. Pero a la que más odio es a María; por que ella si ha sido tu mujer en todos los sentidos.
Esteban se quedó mudo. No podía creer lo que estaba escuchando. Jamás se pudo imaginar que las sospechas de su esposa fuesen ciertas.
M: ¿Pero estás loca Alba? Sinceramente creo que necesitas ayuda.
A: (acercándose a María) ¿Y tú? ¿No te da vergüenza quedarte embarazada a tu edad por tal de volver a atrapar a Esteban?
M: Este embarazo es el fruto de nuestro amor. Jamás me avergonzaría de ello.
A: Pues no permitiré que esos dos Vastardos vengan al mundo. No lo permitiré.
Alba, le propinó un fuerte empujón a María que hizo que ésta perdiera el equilibrio. Hubiera caído por las escaleras al no ser por la pronta reacción de Esteban que tras intuir las intenciones de Alba se había acercado lo suficiente a ella como para poder recibirla en sus brazos.
E: (Abrazando a María que estaba temblando muy asustada) ¿Pero que has tratado de hacer, endemoniada loca? ¡Has intentado matar a mi mujer y a mis hijos! Vete de esta casa ahora mismo. No quiero volver a verte jamás ¿Lo oíste? Jamás. Y si intentas volver a acercarte a mi familia te las tendrás que ver conmigo y con la justicia.
Al salir; Alba tuvo que pasar por delante de todos. Carlos y Erica tuvieron que sujetar a Héctor y Alex que asustados y preocupados por lo que había intentado hacer a con su madre, quisieron arremeter contra ella.
A: (Dirigiéndose a su hermana). Carmela por favor
Car: ¿Cómo has podido? Tienes el alma podrida. No vuelvas a dirigirme la palabra. Me avergüenzo de ser tu hermana, ¿oíste? A partir de hoy has dejado de existir para mí.
Alba se marchó para siempre, sin mirar atrás. Su orgullo permanecía intacto y le daba exactamente igual lo que los demás pensaran de ella.
En cuanto Alba desapareció, todos fueron a abrazar a María que aún temblaba entre los brazos de Esteban. Le hablaban todos a la vez. Preguntaban por su salud y también desde cuando había recuperado la memoria. María dejó de escuchar lo que sus hijos decían, lo que todos decían; incluso dejó de sentir el calor del cuerpo de Esteban intentando proteger el suyo. Perdió el conocimiento lentamente si darse cuenta.
Cuando abrió los ojos, sintió mucho alboroto a su alrededor. La habitación se encontraba llena de gente. Todos estaban allí menos Esteban y Ángel.
Esteban acababa de salir para hablar con Laura que había tenido que ir a visitarla.
E: Dime algo, Laura. Dime que todo marcha bien.
La: No te preocupes Esteban. El desmayo de María, no tiene nada que ver con su estado, Sólo ha sido debido a una fuerte impresión. El embarazo marcha perfectamente, yo diría que ya puede hacer una vida totalmente normal.
E: ¿Eso quiere decir que ya?
La: Si, Esteban. Ya podéis mantener relaciones. Pero Hoy déjala descansar ya ha tenido bastantes emociones para un solo día.
E: Gracias pequeña. Ahora entiendo por qué mi hijo anda loco por ti. Eres una muchachita encantadora.
Tanto Laura como Héctor se sonrojaron. Pero ambos se sintieron muy contentos al comprobar que Esteban aprobaba su relación.
Erica, echó a todos de la habitación.
Er: Venga, vamos. Su madre tiene que descansar ahora. Yo me quedaré con ella para cuidarla.
Todos se bajaron al salón. Estaban tan enfrascados discutiendo sobre el comportamiento de Alba que no repararon en la falta de la presencia de Ángel.
Mientras tanto, en una cuneta cualquiera, un coche se había salido de la carretera dando varias vueltas de campana. Su ocupante; Alba San Román, yacía en el suelo con la cabeza ensangrentada y los ojos desorbitados por el impacto. Su muerte se produjo en el acto. Su vida había estado llena de amargura, envidia y frustración. Y su muerte de soledad.
En su dormitorio, María, fue abriendo lentamente los ojos.
Er: ¿Te encuentras mejor?
M: Si, bastante mejor ahora que Alba se ha ido de esta casa para siempre. (Sin saber que el significado de la palabra para siempre era un hecho).
Er: Ya era hora de que te pudieras librar de esa mujer. La verdad es que no se como Esteban no se dio cuenta antes del tipo de persona que era.
M: No le culpes de nada. Su madre murió cuando él apenas tenía 8 años y ella se hizo cargo de todo. Esteban veía en sus tías a la figura de su madre. Para él no ha debido ser fácil enterarse de la verdad y tampoco para ¿Ángel?
María dio un salto de la cama.
Er: ¿Pero que es lo que pretendes hacer ahora? Vuelve a la cama por favor.
M: Estoy bien. Pero Ángel debe de estar pasándolo muy mal. Mi pobrecito hijo, acaba de enterarse de que Alba era su madre biológica.
Nadie se percató de que María había bajado las escaleras, había echado un pequeño vistazo buscando a Ángel y al no encontrarlo se dirigió de nuevo al piso de arriba a buscarlo en su habitación.
Allí, encontró a Ángel destrozado; tumbado en su cama, llorando sin parar.
María se sentó a su lado, lo tomó por los hombros y lo atrajo hacía sí, abrazándolo con mucha ternura.
M: Ven, hijo mío. Tu madre no dejará que nadie te haga daño nunca más.
Án: María yo Yo siento mucho lo que Alba ha intentado hacerte.
M. Ya, ya. ¿Por qué me llamas ahora por mi nombre? Yo soy tu madre y Esteban tu padre. Eso nadie podrá cambiarlo nunca ¿sabes? Nunca. De momento ere nuestro hijo pequeño. Aunque dentro de poco vas a tener dos hermanitos a los que tendrás que aconsejar algún día como corresponde a un hermano mayor hacerlo.
Án: Gracias mamá. Tú y mi padre sois los mejores padres que ningún hijo pueda desear.
Esteban y los chicos, llevaban un rato en la puerta y habían vivido toda la escena entre madre e hijo. Dos lágrimas caían por el rostro de Esteban.
E: Ven a abrazar a tu padre hijo mío.
Ángel, abrazó a su padre y más tarde al resto de la familia que también le demostraron lo importante que era para todos ellos. Los chicos se bajaron a charlar al salón y Esteban se quedó consolando a María.
Cuarto de Ángel
E: ¿Sabes? Eres un trocito de cielo que llegó a mi vida en la barra de la cafetería de un aeropuerto cualquiera y que decidió convertirme en el hombre que recibiría la dicha de ser el elegido para compartir la vida contigo. Jamás me cansaré de daros las gracias a ti y a Dios por haber sido el elegido de tu corazón. Te amo mi vida y juro que aré todo lo posible para hacerte inmensamente feliz; aunque nunca conseguiré darte tanta felicidad, como la que tú me has dado a mí, cada día, desde que te conocí.
M: ¡Esteban!
Le besó y ambos se fundieron en un beso esperanzador. Ese beso era el preludio del futuro que aún les quedaba por vivir junto con sus hijos y el resto de su familia. Una familia que por fin permanecería unida para siempre y en la que ya no existirían engaños ni mentiras. Al fin y al cabo, una familia donde reinaría el amor, como en otra cualquiera de las muchas familias felices que hay repartidas por el mundo.

FIN
Besos chicas y gracias por cada ⭐ y comentario que dejaron en cada  capítulo

Hasta pronto

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