Capítulo 39 (El incendio).

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Esteban y María, cenaron juntos. Durante la cena, Esteban recibió una llamada a su móvil.
E: ¿bueno?
H: papá, llamo para avisarte de que esta noche, nos quedaremos todos a dormir en casa de mamá.
E: pero Héctor hijo. Me voy a sentir muy solo. Yo no estoy acostumbrado a
H: Compréndelo papa, los chicos y yo tenemos muchas cosas que contarnos y también queremos que mamá nos de algunas explicaciones sobre otras. No te preocupes que mañana estaremos de vuelta en casa.
E: está bien, dile a tus hermanos que los quiero.
H: ok, papá. Hasta mañana entonces.
E: hasta mañana hijo.
Esteban acompañó a María a casa y mientras se despedían en el porche, vio a través de los cristales del salón; como todos sus hijos hablaban animadamente reunidos alrededor de la mesa, mientras devoraban hambrientos unas pizzas que habían pedido por encargo.
E: (muy triste). No sabes lo que daría por poder entrar ahí y compartir ete momento con ellos.
M: no te entristezcas mi amor. Todo se va a arreglar, ya lo verás. Pronto podrás disfrutar de todos tus hijos.
E: eso espero. Disfrutar de mi familia, se ha convertido en algo vital para mi. Mi mayor deseo es tenerlos a todos cerca de mí y poder demostrarles lo importantes que son en mi vida.
María lo abrazó con ternura intentando consolarlo y se despidió de el, con un beso igualmente tierno.
M: te amo, ¿lo sabías? Amo al padre más maravilloso del mundo.
E: y yo amo a la madre más maravillosa sobre la faz de la tierra. (La besa).
María entró en la casa y tras los cristales, Esteban vio como todos sus hijos, formaron un revuelo de besos y abrazos alrededor de ella.
E: este es mi castigo, no poder disfrutar de mi familia. Dios, me está castigando por mis errores.
Se marchó de allí con lágrimas en los ojos.
A la mañana siguiente, la cocina de la casa de María, se hallaba llena de risas y jóvenes contando sus aventuritas universitarias. Alex le comentó a María que al final había decidido no presentarse a su examen, por que después de lo acontecido durante esos días; no se veía lo suficientemente preparado para ello. Un poco más tarde, todos salieron de la casa, excepto Alex que decidió volver de nuevo a la cama.
M: ¿estás seguro de que no quieres presentarte e ese examen? Yo te veo lo suficientemente preparado como para que puedas aprobar la materia.
Alex: mamá, ya sebes que me gusta sacar una media de 8 en las calificaciones y no voy a conformarme con menos. La próxima vez será.
M: esta bien hijo, ya sabes que confío plenamente ti.
María se marcho para las empresas. Parte de la mañana, la dedicó a reorganizar sus archivos para poner al día algunos asuntos atrasados. Después, sintió la urgencia de estar un rato a solas con Esteban.
M: ¿Lupita?
Lup: ¿si, señora, usted dirá?
M: ¿está mi marido en su oficina?
Lup: si, señora. Acaba de llegar.
M: está bien, gracias Lupita.
María golpeó con los nudillos, la puerta que comunicaba las dos oficinas.
La puerta de la oficina se abrió rápidamente, tan rápido que María quedó sorprendida.
Esteban agarró la mano de ella, que poco antes se encontraba golpeando la puerta, tiró de ella y en décimas de segundos, María se encontraba entre sus brazos.
M: (muy divertida). ¿Me estabas esperando detrás de la puerta?
E: jajaja. Es que acabo de llegar del banco y decidí ir a ver a mi esposa al mismo tiempo que ella decidió venir a verme a mí.
M: es que echaba mucho de menos a mi marido. Esta mañana cuando llegué, fui a darte los buenos días, pero aún no habías llegado.
E: tenía asuntos de negocios que arreglar fuera de las empresas; pero ya tienes a tu marido para ti sola durante el resto de la mañana. ¿Te apetece salir a comer fuera y después nos pasamos un rato por el departamento? (La miraba con deseo).
M: (Bromeando le toca la frente). No, mi vida. Primero llamemos al doctor para que te baje esa fiebre.
E: sólo hay una forma de bajar mi calentura y tiene nombre. Se llama María.
M: está bien, pero primero tengo que pasar por casa. Esta mañana, Alex, no quiso ir a hacer su examen por que no se sentía preparado para ello y quiero averiguar si se encuentra bien. Después seré toda tuya. (Lo besa).
Los dos salieron de las oficinas, cogieron el jaguar negro de Esteban y se dirigieron a casa de María. Mientras llegaban, observaron un revuelo de coches de bomberos y de policía que los adelantaban. Una nube de humo, se alzaba desde el lugar donde estaba situada la casa de María. Los dos, salieron del coche, angustiados.
M: ¡MI HIJO!
Sin pensárselo dos veces, Esteban entró en la casa para buscar a Alex. María, llorando desesperada; agarró a uno de los bomberos por el brazo.
M: Mi hijo está dentro y mi marido ha entrado a buscarlo, Ayúdenlos, por favor.
En ese momento llegaba Alex.
Alex: ¡MAMÁ! ¿Qué ha pasado aquí?
M: (abrazando a su hijo). Dios mío estás bien. ¡ESTABAN!
Alex: ¿donde está Esteban? ¡Donde está mi padre!
M: (llorando desesperadamente). Tu padre entró a buscarte y aún no ha salido.
Alex quiso salir corriendo para la casa a buscar a Esteban; pero en ese mismo momento, Esteban salía de la casa por su propio pie. Alex corrió hacia su padre y lo abrazó.
E: ¿Estás bien hijo? ¿Estás bien?
Alex: si, papá me encuentro muy bien.
E: (mirando al cielo) ¡Gracias Dios mío!
Alex: ¿Pusiste tu vida en peligro para salvar la mía?
E: (seguían abrazados). Si a alguno de mis hijos les pasara algo yo me moriría.
Alex: (Llorando). Gracias, papá; gracias por exponer tu vida para salvar la mía. Ahora me he dado cuenta de lo importantes que mi hermana y yo somos para ti.
E: yo os quiero a todos por igual ¿Qué dedo de la mano me cortarían sin que me muriera desangrado?
Los tres se quedaron allí, mirando como los bomberos hacían su trabajo. Cuando por fin pudieron controlar y apagar el fuego, uno de los bomberos se les acercó y les comunicó que el incendio lo había provocado un cortocircuito y que toda la planta de abajo estaba afectada. De momento la casa estaba inhabitable.
E: Vamos, vamos a casa.
Los tres se fueron a la casa San Román. Poco después los tres estaban sentados en el salón tomando una tila.
M: (abrazando a Alex). Me asusté muchísimo. Esta mañana me dijiste que te quedarías en casa y que no irías a ese examen y cuando llegamos y vimos la casa en llamas, pensé que estabas dentro.
Alex: pues cambié de opinión. Pensé que si no sacaba buena nota ahora, podría repetir el examen más adelante; ¿Pero y si conseguía sacar mi media habitual? Entonces me quitaría la materia de encima para poder dedicarme a anatomía que es más difícil.
E: (orgulloso). Por lo visto tengo un hijo muy responsable.
Alex: Y este hijo tan responsable, se tiene que ir a estudiar si no quiere reprobar sus notas ¿Puedo volver a utilizar el mismo cuarto de antes?
E: por supuesto hijo, a partir de hoy esta es tu casa. Puedes estudiar en el lugar que quieras. ¿Por cierto bajarás a almorzar?
Alex: si, me apetece mucho comer en familia.
Alex se retira, no sin antes despedirse de sus padres.
Alex: hasta luego mamá (La besa en la frente). Te quiero.
M: Adiós tesoro.
Alex: Ciao, papá. Luego nos vemos.
E: ¿puedo darte un abrazo?
Alex: claro papá.
E: (abrazando a su hijo). Te quiero hijo mío.
Alex: lo se.
María observaba la escena muy emocionada. Por fin Alex y Esteban habían llegado a conectar. Alex había aceptado a Esteban como padre y las cosas, de ahora en adelante, irían bien, muy bien. (O por lo menos eso creía ella).
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