Capítulo. 7 (El castigo).

941 74 10
                                    


En el barco.
Esteban y Carlos almorzaban en el comedor.
E: ¿no se están tardando mucho?
C: ¡Huy, Esteban! No cuentes con ellas hoy ¡eh!
E: ¿por qué?
C: no se, si mi hermanita, te ha comentado algo sobre la sorpresa de papá y de que por culpa de esa sorpresa ellas no han traído ropa apropiada para una boda.
E: si, algo me dijo sobre eso ¿y?
C: pues que, seguramente irán de compras y cuando ellas dos salen de compras, ya no se puede contar con ellas en todo el día.
E: ¿quieres decir que no voy a ver a María en todo el día después de lo que ha pasado?
C: Si las conozco, como creo conocerlas, volverán con el tiempo justo para no perder el barco.
En Creta.
María y Erica, andaban de una boutique a otra.
M: mira por donde estamos practicando nuestro inglés.
Er: sí, hacía mucho tiempo que no necesitábamos utilizar este idioma.
Entonces, María se paró en seco.
¡Ahí estaba! Justo delante de sus ojos, en el escaparate, el vestido más maravilloso y sensual que había visto en su vida.
M: ¡este, este es el vestido que quiero lucir en la boda!
Er: ¿estás segura? Yo creo que es demasiado llamativo.
M: pues, precisamente por eso, tiene que ser mío. ¡Vamos, entremos!
María entró en el probador, se puso el vestido y salió para que Erica le diera su aprobación.
M: ¿qué? ¿te gusta?
Er: (se quedó muda por la impresión). Estás preciosa. Pero como ya te dije antes es demasiado atrevido, apenas te tapa nada.
M: mejor.
Er: ¿en serio que te vas a poner eso para la boda?
M: ¡Sí!
El vestido era color malva, con bordados en seda natural en un tono un poco más subido que el color base. Sujeto al cuello por medio de una lazada y en la zona de los senos mediante una especie de broche. Del broche para abajo, se abría una apertura que terminaba justo unos pocos centímetros más abajo del ombligo, dejando al descubierto todo el vientre. Por detrás, el escote acababa justo en sus caderas dejando toda la espalda al descubierto. En cuanto a la parte de abajo, bueno se ceñía tanto a su cuerpo que dejaba entrever cada curva de sus caderas, nalgas y muslos, hasta las rodillas desde donde se abría una especie de pequeña cola hacía atrás, todo esto culminaba con un tocado para el pelo que consistía e una enorme flor fabricada con la misma tela del vestido y unos zapatos del color de los bordados atados con cordones hasta las rodillas.
Las dos amigas terminaron de hacer sus compras y se fueron a comer, después dieron un paseo por Creta y volvieron al barco, como Carlos había pronosticado, unos 30 minutos antes de que el barco partiera del porto.
Carlos y Esteban las estaban esperando.
C: (a Erica). ¿Cansada mi amor?
Er: si, muy cansada.
C: te he extrañado mucho durante todo el día.
Er: y yo a ti (le da un beso en los labios).
C: venga, te acompaño a tu camarote para que descanses.
Ambos se alejan y María va detrás.
E: María, tenemos que hablar.
M: ahora no, estoy muy cansada. Me voy a dormir. Mañana hablamos.
E: ¿Me lo prometes?
M: sí, te lo prometo. Mañana, nos vemos en la boda y después hablaremos.
E: (pensando mientras la ver marcharse) ¿por qué? ¿Por qué estás tan indiferente conmigo? ¿Por qué me haces tanto daño?
M: (pensando mientras se aleja). ¡Sí, Esteban!, voy a perdonarte por que te amo, te amo demasiado como para perderte por la estúpida de Fabiola pero antes, vas a sufrir un poco.
A la mañana siguiente.
Erica y María se levantaron temprano, se ducharon y se fueron a desayunar.
En el comedor.
M: Carlos aún dormía cuando me acerque a despertarlo, pero ya lo dejé en la ducha.
Er: creo que voy a tener un marido muy dormilón.
M: ¡marido!
Er: sí, ¡mira! Le enseña su flamante anillo de compromiso.
M: y, ¿Cuándo ha ocurrido que yo no me he enterado?
Er: anoche.
M: y, ¿por qué no me despertaste para contarme?
Er: cuando regresé de mi paseo con tu hermano, tú ya estabas profundamente dormida y como habías tenido un día muy malo no quise despertarte.
M: (abrazando fuertemente a su amiga). No sabes la alegría que siento al saber que vas a ser de la familia. Por fin seremos las hermanas que siempre hemos querido ser.
En ese momento llegaba Carlos.
M: (salta a las brazos de su hermano y lo llena de besos). ¡Estoy feliz!, estoy feliz por ti, por mí y por Erica.
C: gracias hermanita ya se que me adoras.
M: (los abraza a los dos a la vez). Mis hermanos, ¡Cuánto os quiero!
Er: vas a hacerme llorar.
C: bueno, vamos ya a arreglarnos que se nos va a hacer tarde para la boda.
Los tres se dirigen a sus camarotes cuando se encontraron con Fabiola.
F: (le da una cachetada a María). ¡Desgraciada! Si crees que te has salido con la tuya, estás muy equivocada. Voy a recuperar a esteba, ¡te lo juro!
M: (enfrentándola con la mirada). ¡No vuelvas a ponerme las manos encima! Y en cuanto a Esteban, él es mío por que está enamorado de mí y ya no puedes hacer nada para evitarlo.
Carlos, María y Erica se alejan.
F: no sabes lo equivocada que estás, si piensas que me voy a quedar con los brazos cruzados.
Los invitados empezaban a llegar. Esteban, fue uno de los primeros en llegar por si podía ver a María antes de que empezara la ceremonia y así hablar con ella. Pero eso no ocurrió.
Camarote de Erica y maría. Entra Carlos a buscarlas.
C: ¡Dios mío erica estás preciosa! (la besa).
Er: gracias por el cumplido, mi amor.
C: y, ¿María?
Er: ya debe estar acabando de arreglarse. Está en el baño.
Sale María ya arreglada.
Carlos no podía creer lo que sus ojos estaban viendo.
C: y ¿a donde demonios crees que vas así vestida?
M: a una boda.
C: no, ¡eh! Tú así no sales a ningún lado.
M: ya tengo 23 años y puedo hacer lo que me venga en gana.
C: ok, ok, no tengo ganas de pelear contigo. Y¿A quién quieres matar con ese vestido?
M: a Esteban.
C: debí de imaginarlo. Ya le advertí ayer que ibas a hacérselo pagar. Pero no esperaba que se lo ibas a hacer pagar tan caro. Pobre hombre.
M: jajajaja, Como me conoces hermanito ¡eh!
<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<

EL CASTIGÓ DE AMARTE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora