EL CASTIGÓ DE AMARTE

Capítulo. 13 (Por fin llegó el gran día. La boda).

María y Esteban pasaron el mes muy ocupados y apenas se vieron esporádicamente para comer o cenar juntos y lo hacían para hablar sobre algún asunto referente a la boda o a como marchaban los adelantos en el trabajo de Esteban.
El día anterior había sido la boda civil y hoy por fin llegó el gran día, el día de la boda religiosa.
María lucía impresionante con su traje de bodas. Vestida toda da blanco, parecía un ángel bajado del cielo. A Esteban por poco le da un infarto. La miraba con deseo acumulado, mientras la veía venir hacia él, cogida del brazo de su padre.
CJ: Esteban, te entrego a mi hija. Espero que la hagas feliz.
E: gracias. Prometo hacerla la mujer más feliz del mundo.
Se acercan los dos al altar.
E: (se acerca al oído de María) ¿Has pensado en que este será el primer vestido que voy a tener el privilegio de quitarte?
María se sonrojó y esto la hizo parecer más angelical.
El padre Belisario, un sacerdote amigo de la familia de Esteban, fue el que bendijo la unión entre Esteban y María y en la recepción que los padres de María prepararon en el jardín de su casa, estaban todos sus amigos.
BYF: enhorabuena a los dos. (Fabiola no podía disimular su enojo).
DYDa: nosotros también queremos darles la enhorabuena.
Se acercan diego y Patricia con su pequeño hijito.
Di y P: esperamos que sean muy felices.
A: bueno y ¿cuando salen para Acapulco? (Muy celosa).
M: dentro de un par de horas.
E: si, ya Carlos y Erica se han encargado de facturar nuestros equipajes. Iremos desde aquí directos al aeropuerto.
Todos se sentaron en los lugares que les habían preparado par ellos y disfrutaron del banquete. Entonces María lanzó el ramo que fue a caer en manos de Erica y todos salieron para el aeropuerto a despedir a los recién casados y entre risitas y alguna lágrima por parte de la mamá de María ellos tomaron su avión a Acapulco y del aeropuerto, directamente al magnífico hotel donde Esteban había reservado la suite nupcial.
En la recepción del hotel.
E: ¿la habitación de Esteban Sanromán por favor?
Recepcionista: sí, señor claro, aquí tiene su tarjeta de entrada.
E: (coge a María por las manos). No tengas miedo de mí, mi amor, yo sólo quiero hacerte feliz.
Entraron en la habitación y soltaron el equipaje. Esteban llamó a recepción y pidió una botella de champagne y María salió a la terraza pera mirar el paisaje.
La botella de Champagne no tardó en llegar y Esteban sirvió dos copas, las llevó a la terraza y ofreció una a María, la agarró por la cintura y ella apoyó su cabeza en su pecho y juntos miraban al mar.
E: hasta el mar nos envidia.
M: brindemos. Brindemos para que nos amemos siempre.
Después del brindis Esteban alzó a María entre sus brazo y la llevó al lado de la cama.
E: (mientras le acaricia las mejillas). Esta noche serás mía, esta noche, nuestras almas se unirán para siempre. Te amo María, ¡te amo!
M: yo también te amo Esteban, eres mío y yo soy tuya, ¡tuya para siempre!
E: mi esposa, mi mujer para toda la vida.
Puso su boca sobre la de ella y la besó con un gesto reverente y posesivo, como queriendo decirle a todo el mundo que esa mujer era suya, suya para siempre. Agachó la cabeza y lentamente besó la vulnerable curvatura de su cuello. En respuesta, María se arqueó convulsivamente para acercarse más a él. Esteban deslizó una mano hacia su espalda y desabrochó los pequeños botones del traje de novia de María y éste resbaló hasta el suelo. María desabrochó la camisa De Esteban, Quiso disfrutar de su piel desnuda sobre la palma de sus manos y acarició su pecho suavemente. Esteban, tomó a María en brazos y la tumbó sobre la cama; en ese momento contempló el cuerpo desnudo de su esposa.
E: Dios mío, eres preciosa.
Y se tumbó sobre ella, deslizó una mano sobre la cadera de María y la apretó con ternura.
M: ¿me deseas?
E: más de lo que puedes imaginar.
Y En ese momento, Esteban decidió consumar el acto. Lentamente, con mucho cuidado para no dañarla ya que para ella era la primera vez.
E: mírame, (le dijo rozándole la frente con sus labios). Quiero mirarte a los ojos cuando te haga mía.
Esteban entró en ella completamente, hasta lo más profundo y María se sintió embriagada por un vértigo de sensaciones nuevas y maravillosas. Esteban la hizo suya una y otra vez hasta cuatro veces. Después, abrazados y reliados entre las sábanas cayeron exhaustos en un profundo y placentero sueño.
Y así pasaron su luna de miel. Durante el día disfrutaban en las playas, montaban en motos acuáticas se refrescaban en el mar. Por las tardes, salían a pasear por Acapulco para conocer todos sus preciosos rincones y por las noches se encerraban en el hotel y se amaban, se amaban hasta quedar exhaustos. Pero entre tanta dicha, llegó el momento de volver a la realidad y a casa.
E: llegó la hora de partir.
M: Sí, mi amor, pero júrame que volveremos a Acapulco algún día.
E: te lo juro. (La besa).
Al día siguiente llegaron a México capital y decidieron que lo primero que iban a hace es ir a ver a los padres de María.
Le dijeron al chofer que llevara el equipaje a casa de Esteban y ellos se quedaron en casa de los padres de María.
Ana: hola tesoro, ¿ya estáis de regreso? (abraza a su hija y después a Esteban).
CJ: te veo radiante, hija, radiante y feliz. (Abraza y besa a su hija).
M: es que lo soy papá, soy la mujer más feliz del mundo.
CJ: (se dirige a Esteban). Bueno, yerno ¿Cómo fueron las cosas?
E: muy bien, hemos terminado muy cansados pero felices.
CJ: bueno, y ¿ya habéis pensado que es lo que vais a hacer ahora?
E: si, hemos pensado que María trabaje para mis empresas y así irá cogiendo práctica en el manejo de los negocios.
CJ: esa me parece una genial idea.
M: y ¿Carlos? Tengo muchas ganas de verlo.
Ana: estaba invitado a comer en casa de Erica. Querían darle la noticia a su familia de que se casarán en Diciembre unos días antes de navidad.
M: pues dile que pase mañana por mi oficina que quiero verlo.
E: y ahora tenemos que irnos, o las tías se enfadarán conmigo.
M: tienes razón.
Se despiden y marchan para la casa de Esteban.
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