Capítulo. 12 (La presentación de María).

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Esteban cogió a María de la mano, la llevó hasta el sofá azul que había en su oficina y la sentó en sus rodillas mientras le besuqueaba las manos.
E: Bueno, y ¿Para qué ha venido a verme la mujer más hermosa del mundo?
M: (se levanta de un salto de sus rodillas). Esteban San Román, he venido a regañarle. (Le amenazaba con el dedo).
E: pero ¿Por qué? ¿Qué he hecho mal?
M: anoche, se me ocurrió la genial idea de hablarle a mi papá de lo nuestro y después de estar toda la tarde muy nerviosa por el hecho de que tenía que enfrentarme a él y de recurrir a todo mi encanto para tratar de manipularlo, resulta que tú y él ya habían hablado en el aeropuerto y que él nos había dado sus bendiciones.
E: Jajajaja. Así que cumplió con lo que me dijo.
M: (con los brazos apoyazos en la cintura) ¿Se puede saber que es lo que te hace tanta gracia?
E: (tira de ella y la sienta de nuevo en sus rodillas) Ayer, cuando tu padre y yo terminamos de hablar en el aeropuerto, quise decírtelo enseguida, pero tu papá no me lo permitió. Me dijo que quería que tú se lo explicaras, por que le encantaba la forma como su hija le pedía las cosas.
M: ¡Hay! ¡Es que tengo un padre! A veces pienso que no me lo merezco.
E: ¡Tú te lo mereces todo! (Y la besa). Bueno, ¿qué te parece si te enseño las empresas y te invito a comer?
M: ¿y tu trabajo?
E: desde que entraste en mi oficina, se acabó el trabajo para mí.
Esteban y María pasaron toda la tarde juntos. Hablaron de los preparativos de la boda, de Carlos y Erica, de cómo María había conocido a Bruno en las oficinas y de la cena que Esteban había preparado para el día siguiente.
E: María, quiero que sepas que Bruno va a traer a Fabiola mañana como pareja a la cena. (Esperando que ella se enfadara).
M: ¿sí? Perfecto.
E: pensé que te ibas a molestar. (Sorprendido).
M: de eso nada, quiero que ella se entere de una vez por todas que eres mío. (Lo besa).
E: Jajajaja. Quieres dejar bien marcada tu propiedad, ¡Eh!
M: por supuesto, quiero que le quede bien clarito que si vuelve a tocarte, se las verá conmigo.
E: Jajajaja. Eres simplemente, ¡maravillosa! Te amo. (La besa).
M: bueno y ahora llévame a casa, si no quieres perder la confianza que mi papá ha depositado en ti. Se nos ha hecho muy tarde.
Al día siguiente, sobre las 8 de la tarde, empezaron a llegar los invitados a la casa San Román. Los primeros en llegar fueron Demetrio y Daniela, luego llegaron Diego, Patricia y el pequeño Leonel, después, Bruno y Fabiola y por último María y su familia.
E: (se acerca a María). Buenas noches mi amor (le da un beso de piquillo).
Se realizaron las pertinentes presentaciones por parte de unos y de otros.
Car: (se acerca a María). ¿Así que tú eres la persona que ha logrado que mi sobrinito lindo vuelva a ser feliz? (La abraza). Pues gracias, gracias chiquita linda.
A: pasemos todos a la mesa por favor. La cena ya está lista.
Durante toda la cena Esteban y maría, al margen de los comentarios de negocios entre los demás invitados, no pararon de mirarse con complicidad, de agarrarse las manos y de darse algún besito que otro. Alba, Daniela; Fabiola y Patricia, los miraban celosas ya que todas estaban enamoradas de Esteban en secreto.
La cena llegó a su fin y la recepción que siguió a continuación, también estuvo llena de frases referidas a los negocios y a la casualidad de que todos se encontraran en aquel crucero.
Después los padres de María decidieron marcharse.
CJ: (estrecha la mano de Esteban). Bueno, nosotros nos vamos, Por que mi esposa se encuentra muy cansada. Ha sido una noche estupenda.
Ana: (abraza a Esteban). Sí, ha sido todo magnífico y mi hija se ve feliz, gracias.
Ambos se marchan. Cosa que aprovechó Fabiola para hacérsela a María. Se acercó a ella y volcó a posta todo el contenido de su vaso sobre el vestido de María.
F: perdón, yo no quería
E: ¿qué has hecho Fabiola?
F: fue sin querer Esteban yo
M: Está bien Fabiola. Me has hecho un favor.
F: ¿qué?
M: que me has hecho un favor. Ahora tendré que llevarme a mi prometido al cuarto de baño para que me ayude a bajar la cremallera de mi vestido y así poder limpiar la mancha que tú me ocasionaste; y va a tardar un rato en volver por que tendrá que permanecer en el aseo conmigo para que cuando por fin pueda limpiar y secar mi vestido él vuelva a subirme la cremallera.
Toma de la mano a Esteban y tira de él hacia el cuarto de baño. Él la siguió sin decir nada por que no sabía que demonios estaba planeando ella.
M: espérame aquí fuera, pero no se te ocurra mirar ¡eh!
Entró en el cuarto de baño y como a la media hora más o menos salió con su vestido impecable.
M: (besando a Esteban). Y ahora se bueno y pon cara de satisfacción.
Esteban sonrió al darse cuenta de la idea que María había urdido en su linda cabecita y decidió seguirle el juego.
Cuando llegaron al salón, María besó apasionadamente a Esteban delante de todos.
M: ha sido maravilloso mi amor.
E: me alegro de que te haya gustado.
A Fabiola, casi se le salen los ojos de sus órbitas y furiosa le pide a Bruno que la lleve a casa.
Todos se despiden y se van excepto Carlos, Erica Y María. Que quedan allí junto a Esteban, Alba y Carmela.
C: Esteban, Erica y yo, hemos quedado con unos amigos para salir esta noche a dar una vuelta ¿os apetece venir con nosotros?
E: ¿tú que piensas María?
M: yo prefiero quedarme aquí, las discotecas no me agradan mucho.
C: Ok, pues entonces nos vamos ¿Erica?
Er: si, mi amor.
C: ¿vamos?
Er: Vamos, adiós, hasta otro día.
Y se marchan.
E: (coge la mano de María y la besa). Ven, acompáñame a mi despacho. Tenemos que hablar sobre los preparativos de nuestra boda. (Poniéndola como pretexto para estar a solas con María.
A: si, claro, vamos a hablar sobre la boda. (Se levanta con la intención de ir con ellos).
E: a solas tía, queremos estar a solas.
Car: ok, mis preciosos, me retiro a mi cuarto. (Besa a los dos en las mejillas).
A: (llena de ira por la sola idea de dejarlos solos). Pero es que yo aún no tengo sueño.
E: pues lees un rato. (Tajante).
A: está bien, ya veo que molesto. Me retiro a mi cuarto entonces.
M: (pensando). Ya era hora de que te dieras cuenta.
Los dos entran cogidos de la mano en el despacho de Esteban y se sientan en el sofá, volviendo él a sentar a María en sus rodillas.
E: por fin solos.
M: si, ya tenía ganas de estar un rato a solas contigo (lo abraza).
E: (le susurra al oído). Te he echado de menos durante todo el día.
M: y yo a ti mi amor.
Los dos se funden en un beso apasionado.
M: ¿no íbamos a hablar de la boda?
E: me encanta cuando te pones sarcástica, como antes con Fabiola. Me divertí mucho. (La besó de nuevo).
Esteban tendió a María sobre sus rodillas y la besaba, la besaba apasionadamente. Mientras con una mano la sujetaba por los hombros, la otra bajaba desde su cuello, pasando por encima de sus senos hasta quedar apoyada en su cadera, desde allí se deslizó por su pierna hasta la rodilla buscando el filo de su falda y luego empezó a subir peligrosamente hacia
María entonces le sujetó la mano
M: (con cariño). Pronto mi amor, muy pronto.
Esteban se detuvo y la abrazó por la cintura (empezó a besarle el cuello).
E: te amo, mi amor. No sabes hasta que punto te amo.
M: Yo también te amo, te amo y te deseo.
E: ¡María! (vuelve a besarla y a acariciarla íntimamente).
M: (de un salto se separa de Esteban). Bueno, acompáñame a mi casa o no podrás casarte con una virgen.
Esteban intenta volver a agarrarla por la cintura, pero ella lo corretea por el despacho.
M: vamos, vamos ya. (Muy divertida por la expresión de Esteban).
E: (con expresión de fastidio). Está bien, está bien, voy a coger las llaves del auto.
En la puerta de la casa de maría, un Jaguar negro está aparcado con dos personas dentro dándose su beso de despedida.
E: María, mi amor, no se si voy a poder esperar todo un mes.
M: (divertida). Ya procuraré yo que esperes.
Y sale del coche para entrar en su casa.
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