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- Vamos a empezar el dictado. ¿Habéis puesto todos vuestros nombres en el papel?

- ¡Si! - exclamaron todos los niños al unísono.

Hoseok asintió con una pequeña sonrisa para carraspear, momento en el que se hizo el silencio y comenzó a caminar entre las mesas a paso lento libro en mano.

- Hace mucho tiempo reinaba un gran alpha - esperó un poco y repitió la frase para después continuar - que tenía un omega muy bello que le cantaba historias todas las noches.

Chinmae escribía rápidamente, esforzándose en poner la mejor letra posible, al menos hasta que cuando ya iba por la cuarta frase sintió algo pequeño rebotar en su hombro. No se giró. Sencillamente apretó los labios y se concentró en la voz del profesor. De nuevo aquel golpecito y apretó un poco más el bolígrafo entre sus dedos, girándose cuando el profesor no miraba para fulminar a la niña que había detrás suyo. Esta le sacó la lengua, Chinmae suspiró y volvió a concentrarse en el papel. Al menos hasta que un nuevo golpecito rebotó en su hombro y una bola de papel cayó al lado de su mano. No la habría prestado más atención si Iseul, sentada a su lado, no la hubiera agarrado y tirado velozmente hacia atrás para darle a la otra niña, sonriendo después a su amigo disimuladamente sin dejar de escribir. Chinmae solo bajó un poco la mirada, pero murmurando un gracias a su amiga mientras seguía atento a aquel breve dictado que ya estaba por terminar.

- Y entonces su sirviente fue a advertirle... Y entonces su sirviente fue a advertirle. Punto final.

Hoseok esperó a que todos hubieran terminado de escribir y cerró el libro para dejarlo sobre la mesa.

- Kim Iseul, ¿puedes recoger tú los dictados?

La pequeña asintió emocionada y rápidamente se puso en pie para comenzar a recoger uno por uno los trabajos de sus compañeros, dando pequeños saltitos ocasionales que hacían rebotar las dos pequeñas coletas que se había hecho aquella mañana, murmurando un gracias cuando cada uno le daba su papel. Al menos hasta que llegó a la mesa que estaba aquella niña que había molestado a Chinmae. A ella no la dio las gracias. Orgullosa de su pequeña fechoría que había hecho fruncir un poco el ceño a la otra terminó de recoger todo y se lo entregó al profesor el cual lo recibió con una suave sonrisa.

- Muchas gracias. Después del patio lo corregiremos.

Justo la alarma sonó, y aún así los niños solo se levantaron de sus asientos para ir a jugar fuera cuando su profesor se lo permitió. Iseul no tardó en coger a su amigo de la mano para arrastrarlo, como era usual, al patio, aunque esta vez obligó a su amigo a sentarse en una de las mesas algo molesta, consiguiendo que Chinmae la mirase confundido.

- ¡Tenemos que decirle al profesor!

Al ver sobre que iba a ir el tema Chinmae tragó saliva para finalmente negar bajando la mirada algo nervioso.

- No...

- ¡Si!

- Iseul-ah... Porfa...

- Si no se lo dices tú se lo digo yo.

- Que no es para tanto, solo era un papelito...

- ¡Me da igual lo que sea! ¡Ella lo hace porque es mala y eso es suficiente!

Ambos se sobresaltaron cuando escucharon a alguien acercarse, y Iseul no pudo sino fruncir el ceño al ver que se trataba de aquella niña, la cual la miraba directamente a ella con los brazos en jarra.

- ¿Sabes? Te iba a invitar a mi cumpleaños porque me creía que eras divertida y me daba pena que solo estuvieras con ese niño raro - explicó de inmediato, a lo que Chinmae bajó de nuevo la mirada - Pero ya no te invitaré a mi cumpleaños.

Flores Para Todos Los Niños - {{ Sope - Omegaverse }}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora