Capítulo 14

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Siento que las horas en el trabajo pasan lento porque Lottie no vino hoy a trabajar ya que está enferma, aunque sé que a veces ni siquiera hablamos porque la cafetería está llena de personas y no nos da tiempo de hablar ni siquiera un momento pero igual me hace falta su compañía.

Lo único que quiero es llegar a casa y escribir. Todo lo que sucedió en el viaje me llenó de ideas para escribir. La historia está casi terminada y me emociona tanto como al mismo tiempo me da miedo.

Me da miedo que las personas lean algo escrito por mí. Que lean una historia que ha salido de mi mente.

Marcela está en la sala cuando llego al apartamento y llama a las chicas para que vengan a mi encuentro.

—Elena, tienes que contarnos absolutamente todo —dice Jessie, cogiendome del brazo y llevándome con ella hasta el sofá.

—Pero, ¿Puedo ducharme primero?

—Sí pero rápido —inquiere Alice, apuntandome con su dedo en forma de amenaza.

Abro la boca para decir algo pero Alice no me deja porque vuelve a hablar.

—Mueve tu culo al baño o no dejaremos que te duches —advierte.

Ruedo los ojos divertida.

—No soporto que sean tan chismosas —me quejo bromeando antes de dar media vuelta y caminar hacia el baño.

—No sé de qué te quejas si eres igual que nosotras —alza la voz Marcela para que la escuche antes de cerrar la puerta del baño.

Me ducho como normalmente lo hago, no me apresuro para fastidiarlas y que esperen.

—Si querías, podías haber salido el próximo año de la ducha —escucho hablar irónicamente a Alice cuando vuelvo a la sala junto a ellas.

—No duré tanto —me defiendo—, no exageres.

—Sí, claro —rueda lo ojos—. Cuenta ya.

—Primero me haré un sándwich porque muero de hambre —anuncio haciendo que las tres suelten un suspiro obstinadas.

Me siguen hasta la cocina y se apoyan en la barra de la cocina que es la que separa la sala y el comedor de la cocina.

—Te escuchamos mientras preparas tu sándwich y si quieres me haces uno a mí —apunta Marcela.

—Y a mí —dicen las otras dos al mismo tiempo.

—¿Esperaban por mí para que les contara lo que hice con Lucca o para que les hiciera la cena? —bufo—. Ni siquiera me saludaron o me preguntaron como estaba.

—Bájale dos a tu drama que la dramática aquí, soy yo —dice Alice, haciendo que riamos.

Mientras hago nuestra cena —un simple sándwich para cada una—, les cuento todo sobre el viaje.

Les cuento que nos fuimos a Miami en su avión privado y la expresión en sus rostros al escuchar eso, es digna de una foto. Continúo diciendo que al llegar a Miami, nos fuimos en un auto deportivo. Por supuesto no podía faltar decirles que tiene una mansión en un complejo privado y que tiene su propia playa privada.

—¿Y si... le dices que nos lleve un día a todas para allá? —pregunta Jessie con ilusión. Ama la playa, si fuese por ella viviría en la playa.

—Deja que tenga más confianza con él Jess y te aseguro que le digo. De verdad que el lugar es muy lindo y les gustará. Estando allá pensé en ustedes y en lo genial que sería estar ahí con ustedes chicas.

—¡Que linda! —exclama Alice dándome uno de sus abrazos efusivos. Ama los abrazos, es muy cariñosa. Desde hace un tiempo dejé de protestar por sus abrazos efusivos, al fin y al cabo tenía que acostumbrarme porque ella no iba a dejar de hacerlo—. Sigue contando —dice sin despegarse de mí.

Te voy a amar ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora