Me remuevo en la cama tratando de que el rayo de luz que da justo en mi cara, no me moleste. A Jessie se le olvidaría cerrar la cortina anoche. Frustrada por no lograr que el rayo de sol no me dé en la cama, abro los ojos y me doy cuenta de que no estoy en mi cama ni en mi habitación.
Entro en pánico pero al instante me llegan a la mente imágenes de anoche; me fui del club con Lucca, vinimos hasta su apartamento y tuve mi primera vez con él.
Paso la mano por la cama esperando encontrar el cuerpo de Lucca pero el lado de la cama donde se supone que debe estar, está vacío.
Me estiro y me levanto de la cama. Recorro la habitación con la mirada buscando mis bragas y las localizo junto a la cómoda. Las recojo y me las coloco. No pienso colocarme el vestido que usé anoche, así que voy hasta el armario de Lucca y saco una de sus camisetas. Me queda gigante, me llega un poco más abajo del trasero. No me sorprende que me quede grande porque Lucca es mucho más alto que yo.
Muevo los dedos de mis pies sobre la alfombra que cubre todo el suelo. La habitación está completamente cubierta por una alfombra en el suelo y me encanta, le da un toque lujoso y es divino sentir bajo los pies algo esponjoso y suave.
Salgo de la habitación en busca de Lucca y apenas pongo un pie afuera, siento el olor a comida, haciendo que mi estómago suene del hambre.
En la cocina me encuentro con la escena más sexy que jamás haya visto; Lucca está cocinando de espaldas a mí y con solo una simple tela como lo es el boxer que lleva puesto, cubriendo su cuerpo de Dios griego.
Apoyo mi cuerpo en el marco de la puerta de la cocina y con mis ojos recorro todo su cuerpo disfrutando de cada trozo de piel.
Y pensar que ese cuerpo estuvo junto a mí en la cama toda la noche.
Se voltea dándose cuenta de que estoy aquí. Una linda sonrisa ilumina su rostro haciendo que mi día no pueda ser más perfecto.
—Te despertaste —camino lentamente hacia él—. Iba a llevarte el desayuno hasta la cama —hace puchero.
—Ya será otro día —digo sonriendo. Estoy segura de que habrá otro día en el que me despierte junto a él y pueda llevarme el desayuno a la cama.
Me coge de la cintura pegando nuestros cuerpos. Paso mis manos por encima de sus hombros.
—Buenos días —susurra sobre mis labios antes de dejar un pequeño beso sobre ellos.
—Buenos días —digo, y seguro que debo tener una sonrisa tonta en el rostro.
Los mejores buenos días que he podido tener en mi vida, sí, sé que suena cursi pero es que es así. Todo esto me parece tan irreal, es como si todo esto fuera sacado de un libro.
—¿Dormiste bien?, ¿estás bien? —pregunta rápidamente, sin siquiera hacer pausas para respirar. Suelto una risa divertida.
—Sí, y... sí.
—¿Segura? —me mira con los ojos entrecerrados buscando algún indicio de mentira.
—Claro que sí, guapito.
Convecido de que le estoy diciendo la verdad, nos sentamos en las sillas altas junto a la barra de la cocina.
—Asaltaste mi armario —sus ojos recorren mi cuerpo y sin poder evitarlo, me sonrojo.
—Sí, es que me parecía incomodo colocarme el vestido —musito tímida.
—Me alegra porque te ves exageradamente sexy con mi ropa —una sonrisa pícara aparece en su rostro. Bajo la mirada con la intención de que no note mi sonrojo pero coloca sus dedos en mi barbilla haciendo que lo mire a los ojos—. No tienes porqué avergonzarte de las cosas que te digo, me gustas y voy a decirte muy seguido lo hermosa y sexy que me pareces porque eso es lo que pienso.
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Te voy a amar ✔️
RomanceElla siempre soñó con conocerlo, pero nunca imaginó que al hacerlo, sucedería todo eso que se imaginaba por las noches antes de dormir. *** Elena, es una chica común y corriente que vive en Nueva york con sus tres mejores amigas; hay un sueño que co...