—Creo que no me dijiste de donde eres —dice Lucca mordiendo un pedazo de la pizza. Estamos en la sala comiendo, ambos sentados en el suelo y la pizza en la mesa del centro.
—¿No? —pregunto extrañada—, pensaba que si te había dicho. Soy de Houston —digo, antes de darle un trago a mi cocacola.
—Me gusta Houston, es lindo.
—Sí pero Nueva York es más lindo.
—Estoy de acuerdo con eso.
—Quería preguntarte algo —digo tímida—, ¿por qué andabas solo el sábado? —muerdo mi pedazo de pizza esperando por su respuesta.
—Porque quería ver si te encontraba. Quería verte de nuevo —confiesa directo y sin rodeos. Me gusta eso, porque yo soy sincera y me gusta que lo sean conmigo— y porque si no te veía, me iba a ir. Por eso fui solo.
—Y casualmente ese día fui, porque no solemos ir cada fin de semana —comento, dejando un trocito de pizza en el plato porque ya estoy llena. Agarro una servilleta y limpio mi boca.
—¿Cada cuanto tiempo salen así?
—Mínimo una vez al mes porque nos gusta mucho bailar.
—Tú lo haces bien —dice, con una sonrisa. Siento como el calor empieza a concentrarse en mi rostro haciendo que luzca rojo como un tómate. Él lo nota y su sonrisa se ensancha aún más—. No sientas vergüenza, Lena. Estoy diciendo la verdad. Me gustó bailar contigo.
—Tú tampoco lo haces mal —digo mientras empiezo a recoger los platos y vasos para llevarlos a la cocina y así que no note la vergüenza que me da decir eso—. Pensaba que lo hacías fatal.
—¿Por qué pensabas eso? -pregunta mientras caminamos a la cocina para dejar las cosas allí.
—No sé —me encojo de hombros dejando las cosas en el lavaplatos.
—Ahora sabes que si sé hacerlo —una sonrisa divertida aparace en sus labios.
Estamos muy cerca y él aprovecha la cercanía para volver a besarme. Sus labios son muy suaves y me besan lentamente como si temiera espantarme de alguna forma. Jamás imaginé que besarlo sería una de las mejores cosas que me pasarían.
—Voy a lavar esto —murmuro al separarnos.
—Deja eso así, ya lo lavo yo —lo escucho decir pero no le presto atención y me volteo al lavaplatos para lavar lo que ensuciamos.
—No me molesta hacerlo.
—Eres terca.
No lo pregunta, lo está afirmando y eso me hace gracia.
—Sí —respondo apesar de que no era una pregunta. Le saco la lengua en un gesto bastante infantil y él ríe por eso—. ¿Puedes llevarme cuando termine esto?
No quisiera irme todavía pero mañana tengo que trabajar temprano. Quisiera que el tiempo se paralizara y no tener que volver a casa para qué así pueda quedarme aquí con él.
—¿Ya te quieres ir? —dice un poco desconcertado. La sonrisa que adornaba su rostro desaparece.
—Mañana entro a trabajar temprano —explico, soltando un suspiro pesaroso.
—¿Cuando podemos vernos de nuevo?
Me volteo hacia él para mirarlo de frente.
—Cuando quieras pero cuando no esté en el trabajo, por supuesto —noto como se acerca a mí, acorralando mi cuerpo entre él y el lavaplatos.
Coge mi rostro con ambas manos y roza tiernamente nuestros labios antes de besarme. Nunca imaginé que fuese tan tierno pero me gusta. Mis labios cosquillean al rozar con los de él. Mi corazón está levemente acelerado y creo que no dejará de estar así cada vez que nuestros labios se encuentren.
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Te voy a amar ✔️
RomansaElla siempre soñó con conocerlo, pero nunca imaginó que al hacerlo, sucedería todo eso que se imaginaba por las noches antes de dormir. *** Elena, es una chica común y corriente que vive en Nueva york con sus tres mejores amigas; hay un sueño que co...