Capítulo 18

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Abro mis ojos lentamente, y al notar que no estoy en mi casa, me asusto pero se me pasa rápido al recordar a Lucca y donde estoy.

Siento como sus brazos me rodean. Seguimos en el sofá y con la manta tapando nuestros cuerpos. Su respiración es profunda y choca en mi nuca. Sigue dormido.

Me doy la vuelta para tenerlo de frente pero lo hago lentamente para no despertarlo. Su rostro es tranquilo y relajado.

Paso la yema de mis dedos con suavidad por su rostro; toco su frente donde se le hacen unas arrugitas cuando está sorprendido y cuando frunce el ceño. Luego paso mis dedos por sus cejas despeinadas peinandolas. Bajo a sus ojos cerrados que ocultan el hermoso brillo de su mirada y toco suavemente esas largas pestañas que tiene —esas que cualquier mujer quisiera tener porque son largas y pobladas—.

Paso mis dedos suavemente por su nariz perfilada para luego llevarlos a sus mejillas, donde tiene algún rastro de barba, y por último, paso mis dedos sobre sus labios; su tamaño me gusta, no son delgados pero tampoco gruesos.

Sus labios se mueven formando una pequeña sonrisa perezosa haciéndome saber que se ha despertado.

—Lamento si te desperté —musito casi en un susurro avergonzada.

—No importa —dice sin abrir completamente los ojos—, que mejor forma para despertar que así —dice sin quitar su perezosa pero hermosa sonrisa de su rostro.

—Estoy de acuerdo contigo en eso —acaricio su mejilla con mi pulgar. Su agarre en mí se hace más firme y me pega más a él. Hunde su rostro en el hueco entre mi hombro y mi cuello.

Y justo en ese momento, me doy cuenta de que estoy completamente e irremediablemente enamorada de Lucca. Ahora es que realmente me estoy dando cuenta que he estado enamorada de él desde el minuto cero en que lo conocí. Fue amor a primera vista.

Ya sé que no suena muy lógico porque ya lo conocía antes de haber tropezado con él pero, desde el momento en el que lo vi cara a cara y tuve contacto con él, ahí todo cambió dentro de mí, y justo ahora me estoy dando cuenta de ello. Verlo al despertarme y sentirlo junto a mí, hizo que me diera cuenta de que quiero que sea así toda la vida.

No pienso confesarle mis sentimientos por ahora, no quiero apresurarme a las cosas y hacer que huya de mí al confesarle que estoy enamorada de él. No es necesario que le diga ahora lo que siento, todavía puede esperar un poco más.

Pego mi mejilla a su cabeza y lo apreto más a mí.

—Tengo hambre —confiesa, y siento su pecho vibrar por la risa.

—Yo igual.

—Pásame el celular, por favor. Está ahí en la mesa —señala con la mano antes de volver a abrazarme. Estiro mi mano y lo agarro.

Me doy cuenta que hemos dormido toda la tarde al ver la hora en el celular de Lucca cuando enciende la pantalla.

Pide comida a domicilio. Creo que ya eso se está volviendo una costumbre en nosotros, pedir comida y no cocinar. Somos unos completos perezosos por no querer cocinar nunca.

Busco por el lugar mi ropa intetior y mi sujetador pero no los veo por ningún lado, así que halo la manta y me la llevo conmigo sin importarme dejarlo completamente desnudo en el sofá.

—¡Oye! —se queja.

—Me la llevo —murmuro divertida—. Ya vuelvo.

—Tenías que preguntar primero, ahora tengo frío —lloriquea en broma.

—Será sólo por un momento —camino hasta el baño.

Al cerrar la puerta, miro mi reflejo en el espejo. Estoy completamente despeinada, así que paso mis dedos para acomodarlo un poco y esté decente. La manta sigue aferrada a mi cuerpo, dejo de sostenerla y la dejo caer al suelo. Muerdo mi labio al mismo tiempo que aparece una sonrisa en mis labios. Cierro los ojos al pensar en lo mágico que fue ésta tarde junto a Lucca.

Te voy a amar ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora