Capítulo 23

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Al primero que veo al entrar a la cafetería es a Adam, que me mira con el ceño fruncido.

—¿Tienes novio? —pregunta bruscamente, dejándome descolocada.

Ahora es mi turno de fruncir el ceño y mirarlo como si le hubiese salido una segunda cabeza. ¿A qué viene esa pregunta?.

—¿Qué te importa si tengo o no novio?

—¿Tienes o no tienes novio? —vuelve a hacer la pregunta con el mismo tono de voz.

—No tendría porqué responderte pero sí, sí tengo novio. ¿Por qué querías saber?

—¿Es el que te acaba de traer? —vuelve a preguntar evadiendo la mía.

—Sí, sí es él —respondo empezando a enfadarme por sus preguntas—. ¿Por qué tantas preguntas?, no te importa si lo es o no.

—Por nada —dice sin más, y se va dejándome sola y sin respuesta alguna. No entiendo la actitud de Adam, primero se comporta como un imbécil, luego se disculpa y ahora esto.

Mi día había empezado tan bien y termina siendo una completa mierda. Adam en todo el día se comporta como un completo imbécil, igual que el primer día. No entiendo que le sucede pero si tiene problemas, que los resuelva en su casa y no tratando mal a los empleados porque ninguno de nosotros tiene la culpa de su mierda. Solo lleva una semana estando al mando de la cafetería y ya estamos cansados de su actitud de mierda. Es insoportable el chico. No había conocido esa parte de él.

Camino deprisa a casa. Estoy cansada, deseo una ducha y dormir. Anoche no pude dormir mucho pero por decisión propia. Estuvimos hasta tarde haciendo el amor y no me arrepiento en absoluto el no haber dormido lo suficiente porque tuve una noche maravillosa junto a Lucca.

En la sala del apartamento están las tres, como si estuviesen esperando a que llegara. Me preparo psicológicamente para la conversación que se viene y de que no voy a poder tocar mi cama en un buen rato.

—Llegó la desaparecida —dice Marcela, siendo la primera en hablar.

—Hola —murmuro cansada—. No sé ustedes pero yo tuve un día de mierda.

—¿Te peleaste con Lucca? —pregunta preocupada Alice.

—No, por culpa de Adam. No lo soporto —suelto un suspiro cansada.

—Tienes que tener paciencia, Elena. No te queda de otra, a menos que te busques otro trabajo —inquiere Jessie.

—Pero no quiero, debería de irse él —murmuro frustrada—. No quiero seguir hablando de él.

—Bien porque nosotras tampoco —se burla Alice.

—Ya sé de qué es lo que quieren hablar ustedes —mi estado de ánimo cambia completamente al pensar en la noche del sábado, el día de ayer y la mañana de hoy. Sin poder evitarlo, una sonrisa aparece en mi rostro al recordar las manos de Lucca recorrer mi cuerpo, sus suaves labios besar cada parte de mí y sus palabras cariñosas siendo susurradas en mi oído.

—Esa sonrisa lo dice todo —chilla emocionada Alice, haciéndome soltar una carcajada.

—Espero estén bien sentadas para que no se caigan por lo que les voy a contar —respiro profundamente y empiezo a hablar.

Cuando les digo que ya no soy virgen, se emocionan pero dicen que ya se lo esperaban y mencionan que ya me había tardado un poquito en tener mi primera vez con él. Marcela dice que ella lo hubiese hecho en la primera salida al ser Lucca, pero ella y yo no somos iguales. Nuestra personalidad es distinta, por eso yo seguía siendo virgen. Quería que fuese con alguien especial y poder sentirme amada en el momento en el que sucediera. Sé que hice el amor con Lucca antes de que me dijera que me quería pero en lo más profundo de mi corazón ya lo sentía así y por eso me entregué en cuerpo y alma a él.

Te voy a amar ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora