Capítulo 40

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Noto como la luz empieza a entrar por las ventanas de la habitación, avisandome que está amaneciendo.

Tuve la peor noche de mi vida.

No logré pegar ojo en ningún momento y pasé la noche entera llorando y tragandome los sollozos para no despertar a Jessie.

Veo como Jessie se levanta para ir a trabajar y escucho como las demás hacen lo mismo. Yo simplemente finjo estar dormida, no quiero hablar con nadie. Ni siquiera quiero ir a trabajar pero no me queda de otra, no puedo faltar. No quiero ver a Adam porque no sé qué le diría. Quiero golpearlo por haber hecho lo que hizo pero al fin y al cabo la culpa es mía, por haber permitido que se acercara a mí.

Escucho a las chicas hablar en la cocina, hablan tan despacio que no logro entender sobre qué hablan pero estoy segura que deben estar hablando sobre mí. Quiero que se vayan a trabajar, no por nada malo, sino porque quiero llorar sin que ellas me escuchen. No quiero que nadie sienta pena por lo estúpida que he sido.

Escucho a alguien entrar en la habitación y siento como se sienta en la orilla de mi cama. Pasa su mano por mi cabello en una caricia antes de hablar.

—Elena, nos vamos pero cualquier cosa que necesites, nos llamas y alguna vendrá, ¿vale? —es Jessie. No digo nada y sigo fingiendo que estoy dormida—. Sé que estás despierta y también sé que no has podido dormir en toda la noche por estar llorando.

—Lo siento —digo a penas. Tengo miedo de hablar porque sé que no aguantaré y el llanto volverá. Ni siquiera abro los ojos, no quiero ver en los suyos la pena que siente por mí.

—No pasa nada, cariño —dice con dulzura—. ¿Nos llamarás?

Asiento y se va dejándome sola en mi miseria. Suelto un sollozo cuando escucho la puerta principal por fin cerrándose, avisandome que ya se fueron y que estoy completamente sola para poder llorar y soltar todo lo que llevo dentro.

Pego mis piernas al pecho y las abrazo. Lloro todo lo que no pude hacerlo en toda la noche. Lloro intentando soltar todo eso que llevo dentro; culpa, rabia, tristeza, arrepentimiento. Lloro porque arruiné lo más lindo en mi vida, haciendo realidad mis miedos.

Por impulso, agarro el celular y marco el número de Lucca, pero dice que el número no existe. No puedo creer que esté pasando todo esto. Pasé de estar en un maravilloso sueño, a estar en una horrible pesadilla. Me niego a aceptar su decisión. No importa lo que haya dicho anoche, tiene que escucharme, tengo que hacer que me crea. Nuestra relación no puede terminar por un mal entendido. Si quiere dejarla, que sea porque ya no me quiera y no quiere estar conmigo, pero no por un mal entendido.

Me levanto de la cama decidida a ir hasta su apartamento. Quedan unas cuántas horas para entrar a trabajar, así que puedo ir tranquila a buscarlo.

Quizá no debería buscarlo por la forma en la que me corrió ayer de su apartamento, pero no quiero que nuestra relación termine así de la nada, no sin que realmente me deje explicarme.

Salgo del ascensor del edificio donde vive Lucca y me acerco a su puerta. Toco el timbre y espero unos segundos y nada. No sucede nada. Insisto un par de veces más pero no vuelve a suceder nada. Cuando empiezo a desesperarme, se abre la puerta.

Es Hannah.

—Hola, Hannah. ¿Está lucca?, necesito hablar con él —digo con urgencia y la súplica se filtra en mi voz.

—Hola, Elena —suelta en un suspiro—. No está, anoche se fue de la ciudad.

Me parece raro que haya salido de la ciudad y Hannah esté aquí, pero no le doy importancia, es su hermana y puede estar en su apartamento cuando quiera.

Te voy a amar ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora