Puntería Perfecta. [BORRADOR]

31: Cuatro meses.

31| Cuatro meses.

Los días siguientes a aquel día falté a la escuela, mi madre no quería que fuera y me encontrara a aquel señor otra vez. La noticia le pegó fuerte, no tanto como a mi pero lo hizo. Gracias al cielo, Kat me estaba pasando todas las tareas y entregando mis libretas, no habíamos tenido exámenes esos días y eso era algo bueno.

Hoy era sábado y tenía cita con la doctora, ya que ya estaba cerca de cumplir cuatro meses. Noah vendría por mi e iríamos juntos. Gracias al cielo él no había tocado ese tema, se mantenía callado y siempre me traía algo a la casa para comer.

Terminé de ponerme perfume y salí de mi habitación, traía un pequeño vestido color rosa pastel y unos zapatos de piso, como si hubiera picado algún botón de crecer a mi vientre, hoy me sentía un poco más gordita. Sentía que mi vientre había crecido de la noche a la mañana.

Bajé las escaleras y me topé a Matth en la cocina comiendo su desayuno, al verme me sonrió algo nervioso. Me senté a su lado y me serví un par de hot cakes.

El timbre sonó indicado que Noah había llegado, lavé mi plato y tomé mi bolso que estaba en mi silla y fui a abrirle la puerta. Noah traía una  camisa de negra, con un pantalón negro rasgado y sus tenis blancos, me saludó con un beso en la frente.

— Noah, te diría usen protección, pero ya es muy tarde— habló Matt desde el sillón de la sala. Ambos reimos.

Subimos al automóvil y Noah arrancó. Prendí la radio y una canción que nunca había escuchado, empezó a sonar. Miré por la ventana y todo se veía tan tranquilo.

No podía creer que cada vez era un dia menos de la espera del bebé que llevo, esta semana ha sido muy estresante y agobiante, no solo porque tenía que entregar tareas, sino que con lo de mi papá o el señor que solo estuvo en mi vida seis años y después se marchó.

—¿Estás bien?— preguntó Noah mientras giraba en una calle. Asentí con la cabeza.— Es que estabas llorando.

Me di cuenta de que si, estaba llorando. Me limpié las lágrimas que tenía en mis mejillas y le di una sonrisa de que estaba bien a Noah.

—Ya sabes que es por el embarazo, todo me vuelve sensible.— Noah asintió y apagó el carro.

—Ya llegamos.

Salimos del carro y me tomó de las manos, me tomó por sorpresas y eso causó que me sonrojara, intenté tranquilizarme y entramos al hospital agarrados de la manos, caminamos hacia el elevador y Noah presionó el botón del piso de maternidad. Las puertas se abrieron y salimos del elevador para caminar hacia la recepción.

—Buenos días, ¿tiene cita con la doctora o va a agendar?— preguntó una enfermera diferente a la que siempre estaba ahí.

—Tenemos cita con la doctora. — dijimos al unísono.

—Pasen, por favor.— caminamos hasta la sillas de espera y nos sentamos, Noah se me quedó viendo.

— ¿Qué pasa?

— Hoy te ves hermosa. — sentí mis mejillas calentarse. Él solo sonrió y me dió un beso en la frente.

Ay dios, mis mejillas van a asarse de tan caliente que están. Esperamos unos minutos cuando la enfermera nos indicó que pasáramos al consultorio.