—Aquí tienes, que aproveche.
La voz de la camarera hizo que Nina saliera de su ensimismamiento. Apartó la mirada de la calle y la centró en la joven un par de años mayor que ella, quien dejó el chocolate caliente sobre la mesilla con una sonrisa cortés.
—Gracias.
La cazadora lo tomó con ambas manos sin importarle la temperatura e inspiró hondo el dulce aroma. Con él vino también el crepitar del fuego y la calidez de la voz de su madre. Suspiró y sacudió la cabeza para apartar los recuerdos de su mente.
—¿Necesitas algo más? —añadió la camarera.
—No. Así está bien. Gracias.
La joven asintió y le deseó feliz navidad antes de marcharse para atender a los otros clientes, una pareja y una familia de tres que desayunaban juntos.
Nina paseó la mirada por la habitación mientras le daba pequeños sorbos a su chocolate. Un par de guirnaldas colgaban de las vigas del techo, dando al local un toque de hogar navideño. Una suave melodía de villancico sonaba de fondo, con el volumen perfecto para dar ambiente sin molestar.
Una escena demasiado tranquila en comparación a su rutina diaria. Había tenido la mañana sólo para sí misma y fue consciente de que eso no tardaría en cambiar. De hecho, a los pocos segundos la voz de su maestro resonó en su cabeza.
—«Ya es hora de que te dé mi regalo. ¿No crees, Nina?»
Sus dedos se tensaron alrededor de la taza. Su rostro se ensombreció.
—«¿Qué quieres? ¿Qué es?»
—«Lo verás en unos instantes. El Consejo quiere el lote completo».
Dejó la taza sobre la mesilla con calma y chasqueó los dedos para crear un campo de contención alrededor del barrio. Se levantó y se dirigió al resto de personas en la salita.
—Por favor, que todo el mundo mantenga la calma y nadie se mueva. Que nadie se asuste.
Todos la miraron como si estuviera loca o aquello fuera una broma. La camarera de antes fue a acercarse a ella y entonces un resplandor cegó a todos.
El aviso ardiente de su marca, tapada por una muñequera negra, le confirmó que una criatura mágica acababa de aparecer.
—Todos quietos —ordenó la adolescente y la autoridad en su voz les instó a obedecer.
Muchos contuvieron la respiración mientras observaban anonadados al extraño león encima de la mesa central, la más grande y en el momento vacía.
Con su atención fija en la cazadora, agitó su reptiliana cola, terminada en una cabeza de serpiente. Era una quimera, pero no una normal. Le faltaba la cabeza de carnero para estar completa.
Sus ojillos negros tenían un brillo feroz. Gruñó y enseñó los dientes, afilados como cuchillos. Saltaría sobre la adolescente en cualquier instante.
La mente de Nina se puso en marcha con celeridad. Tendría que llevar al exterior la inminente pelea. Había un parque a poca distancia que sería ideal, pero primero había que sacar a la quimera de allí. La entrada estaba demasiado lejos, así que sólo quedaba una opción, la ventana a su espalda. Flexionó el índice y el cristal se deslizó a un lado con dolorosa lentitud.

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El Legado Salazar I - Nina
FantasyOcho años atrás, Nina Salazar dio su libertad a cambio de ayudar a un desconocido, y así emprendió su camino como cazadora mitológica. No ha sido ni será fácil. Bajo la tutela del Maestro más severo de todo el Gremio su vida se convirtió en un inf...