Capítulo 22 - Parte 2

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Muy lejos de allí, en la sala del Consejo, al Cazador Maestro se le cayó el alma a los pies.

—¡¿Qué estáis haciendo?!

Kaufman y los Consejeros le dedicaban toda su atención a una gigantesca bola de cristal. En ella se mostraba en tiempo real, como si fuera una pantalla, la pelea de Nina contra el demonio.

Sólo el sanador legendario se dignó a apartar la mirada para responder al joven.

—¿No es evidente? Estamos observando a Nina mientras lucha contra un demonio. El Consejo ha decidido que sería una prueba ideal.

Callan no dio crédito a lo que acababa de escuchar. En shock, dejó de lado toda formalidad.    

—¡¿Estáis locos?!

Por suerte, los miembros del Consejo estaban demasiado embelesados como para darse cuenta.

Kaufman le hizo un gesto de tranquilidad con la mano, que le recordó dónde estaba. Inspiró hondo y se calmó un tanto.

—Incluso un cazador con el nivel de Nina necesitaría apoyo para enfrentarse a un demonio.

El otro se encogió de hombros.

—Tenemos refuerzos a la espera. Si la pelea se tuerce demasiado, les enviaremos. Pero antes queremos ver si Nina es capaz de manejar la situación por sí sola.

Le invitó a unirse a ellos con un ademán de su mano.

El Cazador Maestro aceptó, no sin pesar. En aquel momento no había nada que pudiera hacer más que maldecir internamente al Consejo.


En el lago la ventisca había llegado a su máximo esplendor. Sin embargo, ni a Nina ni al demonio pareció importarles. El aullido del viento no alcanzaba sus oídos. No sentían el frío. En aquel momento, cualquier cosa ajena a su batalla había quedado fuera de sus mentes.

Él intentó ganar ventaja lanzándole carámbanos.

Ella fue capaz de cortarlos con su espada y se dio la vuelta a tiempo para detener un segundo ataque. Del choque de sus armas saltaron chispas. Las vibraciones mágicas a su alrededor entraron en caos.

Entonces, la chica dejó de hacer presión e intentó golpear a su enemigo con un tajo lateral. Sólo cortó el aire. No se detuvo y localizó su nueva posición. Liberó parte de su energía y convirtió su ataque directo en uno a distancia.

El demonio lo evitó mediante un desplazamiento y tuvo el tiempo justo para detener la espada de Nina, quien no había perdido un segundo.

La hizo retroceder usando toda su fuerza, e intentó pillarla con la guardia baja mediante una serie de cortes rápidos en todas las direcciones posibles.

Ella los esquivó con agilidad y desvió el último con su arma. Acto seguido, contraatacó con una estocada, aunque no una normal.

Su contrincante se apartó con un paso en diagonal, dispuesto a aprovechar la abertura que la cazadora había dejado; sin embargo, su plan no salió como esperaba.

La chica había cargado su arma de energía y la liberó de forma inesperada. Se dispersó por el aire como una extensión de su espada y consiguió dar de lleno al demonio.

—Agh. —Reculó para alejarse de Nina. Se llevó una mano al costado y su palma se manchó con una sangre oscurecida con tinta. Al verla soltó una carcajada—. No está mal. Nada mal. He de admitir que te he subestimado.

La seriedad en la expresión de ella y su mirada llameante no variaron ni un ápice. No le dio tregua, se lanzó sobre él con una serie de ataques en cadena. Del suelo nacieron carámbanos que intentaron empalarla, pero se las arregló para esquivarlos y mantener la presión mediante nuevos tajos aéreos.

El Legado Salazar I - NinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora