Capítulo 15

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Cuando Nina bajó a desayunar, una sonrisa descansada adornaba su rostro. Su cojera había desaparecido y no quedaban rastros de su batalla con el gólem.

Se sentó a la mesa y contempló con avidez las tostadas que Luang había preparado, aunque esperó con paciencia a que los demás se unieran antes de devorarlas.

Entonces, se percató de que los tres policías se lanzaban miradas entre ellos, en una discusión muda. Supo que había un tema que querían tratar.

Alzó las cejas con expectación.

—¿Qué queréis decirme?

—Em... Nina...

Luang no fue capaz de continuar, así que Kath tomó la palabra.

—¿Nos ves capaces de resolver misiones sin tu ayuda? Lo hemos pensado y, si pudiéramos, creemos que te ayudaría mucho, ¿no es así? Nos encargaríamos de las misiones más sencillas y así podrías ir más a menudo a clase... No es bueno que faltes tanto.

Conque era eso. Se reclinó en su silla y les contempló con aire analítico durante un instante. Luego, su mirada bajó hasta su plato y se sujetó la barbilla con el índice y el pulgar. Hizo una mueca de concentración, considerando la opción en profundidad.

Tras un par de infinitos segundos les dio a conocer sus pensamientos.

—La verdad es que yo me enfrenté a mi primera misión sola a los seis días de haberme unido al Gremio, y no fue fácil precisamente. No quería poneros en una situación así, pero si os veis capaces no creo que tuvierais problemas con criaturas sencillas. Nada peligroso.

Sonrieron con emoción y se vio obligada a bajarles de las nubes. Se cruzó de brazos y alzó su dedo índice.

—Eso sí. Primero quiero haceros una prueba para asegurarme de que tenéis lo básico asentado, que estaréis bien por vuestra cuenta. También quiero que me prometáis que contactaréis conmigo si tenéis problemas, y que os retiraréis de cualquier situación si veis que es demasiado, ¿de acuerdo?

Asintieron al unísono con firmeza.

—De acuerdo. Lo prometemos.

—Bien. Y habrá que comunicárselo al Maestro. —Dieron un respingo, eso no lo habían contemplado. Les entendió perfectamente; daba miedo pensar cómo podría reaccionar ante una proposición así—. Pero dejadme esa parte a mí.

Suspiraron aliviados.

Una vez tratado el tema importante, su conversación viró hacia otras cosas y continuaron su desayuno con tranquilidad.

A las seis llegó la esperada carta del Maestro. Nina la leyó a toda velocidad y luego la quemó.

—Oye Nina. —Luang aprovechó para resolver una última duda—. ¿Se regula la cantidad de misiones diarias? ¿Depende de su dificultad?

—En la rama extraoficial no está regulada. —Cerró el libro que había estado leyendo y lo hizo desaparecer—. La única "regla" es que las del Consejo tienen prioridad sobre las de un Maestro. A partir de ahí, cada uno encarga lo que considere a sus subordinados. Yo suelo tener de una a tres por día, aunque a veces he llegado a tener hasta ocho; y con Kaufman los días libres son prácticamente inexistentes.

Observó sus expresiones de concentración mientras hacían cuentas mentales y sonrió con diversión ante sus caras de pasmo.

—8000. —Se levantó—. Llevo unas 8000 misiones hasta la fecha. Tras ocho años en el Gremio uno pierde la cuenta. Y si estáis pensando en el número de criaturas que he enfrentado o perseguido, el número se dispara.

El Legado Salazar I - NinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora