La chica dormía recostada en una cama. Le habían colocado un suero y habían dejado su ropa en una silla, al lado del sofá para visitas.
John le dedicó un vistazo al tejido y se sorprendió de que apenas estuviera dañado. Debía de ser muy resistente. Al apreciar la muñequera en lo alto del montón su mirada se dirigió a la muñeca de la chica como atraída por un imán y el tatuaje de la cadena negra le provocó un escalofrío.
La adolescente arrugó la nariz y abrió los ojos. Se incorporó y analizó su alrededor con sorpresa. Al terminar frunció el ceño.
El trío la contempló con reparo. Querían iniciar una conversación, pero no sabían por dónde empezar.
No tuvieron tiempo para pensarlo.
—Veo que os habéis quedado. Magnífico.
Sólo con escuchar aquella voz de hombre, la expresión de la menor pasó de desconcierto a inexpresividad en milisegundos. Bajó la cabeza con sumisión.
El trío se dio la vuelta y encaró al recién llegado.
—¿Quién eres? ¿Qué relación tienes con esta chica? —interrogó Katherine.
—Yo soy Kaufman, el Maestro del Gremio encargado de esta chica. Y a partir de ahora, de vosotros.
Retrocedieron un paso aturdidos.
—¿Qué?
—Hay una regla en el Gremio. Todo civil al que un miembro muestre el mundo mágico debe unirse también. Y dado que mi alumna ha sido tan descuidada...
—¡¡¡No!!!
La voz de la cazadora le cortó a media frase y se giró hacia ella con la cólera brillando en sus ojos.
Había gritado antes de pensarlo, pero ya no había vuelta atrás.
Se irguió a modo de desafío, alzó la cabeza y fijó una mirada valiente en su maestro. Su expresión de amenaza no funcionó. Nina tragó el nudo en su garganta y continuó:
—No les enseñarás tú.
Kaufman se cruzó de brazos con calma.
—Tú les has introducido en el mundo mágico. Como tu maestro tendré que encargarme de los nuevos aprendices.
—Es cierto, pero un oficial también puede entrenar a aprendices. Yo me haré cargo de ellos.
Kaufman entrecerró los ojos durante un instante para luego chasquear la lengua con irritación.
Nina supo que más tarde sufriría las consecuencias de aquella insubordinación, pero no se retractó. Esos tres policías la habían salvado y debía devolverles el favor. No permitiría que acabaran como ella.
Mantuvo su pose erguida y le sostuvo la mirada con un aplomo que no sentía.
—Yo les enseñaré.
—¿Junto a tus propias misiones?
—Sí.
—¿Y pagarás por los errores de los tres?
—Sí.
La cazadora reprimió un escalofrío ante la satisfacción en los ojos de Kaufman.
—Bien, tomaré nota. E informaré al Consejo.
Dicho esto desapareció.
La chica se desinfló en un suspiro y se llevó una temblorosa mano a la cara. ¿Acababa de hacer lo correcto? Ahora el trío dependía de ella y ni siquiera sabía si tenía la fuerza para seguir adelante. ¿Acaso podía cargar con la esperanza de tres personas?
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El Legado Salazar I - Nina
FantasiOcho años atrás, Nina Salazar dio su libertad a cambio de ayudar a un desconocido, y así emprendió su camino como cazadora mitológica. No ha sido ni será fácil. Bajo la tutela del Maestro más severo de todo el Gremio su vida se convirtió en un inf...