—Me vas a deber mucho dinero. Es imposible que acabe con los cuatro desarmada.
Kaufman le ignoró y clavó su mirada en Nina, quien estaba pasando muchos apuros para evadir a los monstruos.
—Puede ser, pero si gana serás tú el que tenga que dármelo. Más te vale tenerlo preparado —respondió sin mirarle, pendiente de todos y cada uno de los movimientos de su alumna.
Tras todos sus años como maestro, ella había sido la única que había aguantado. ¿Quién hubiera pensado que aquella niña pudiera convertirse en semejante monstruo?
Aunque..., claro, era una Salazar, el poder corría como el fuego por sus venas. Cada vez quedaba menos para que se manifestara su esencia. El episodio de la hidra no había sido más que un atisbo de lo que vendría. Podía imaginarse sin dificultad la satisfacción del Consejo cuando la despertara del todo.
El dueño hizo un gesto hosco y escupió al suelo.
Al final, las criaturas acorralaron a Nina. Con tres enfrente de ella y uno volando, era su única oportunidad para comprobar la teoría que había desarrollado. Si salía bien, eliminaría de la ecuación al menos a uno de ellos. Si no, bueno, ya pensaría en ello cuando ocurriera.
Mientras inspiraba hondo, le pareció que el tiempo se ralentizaba. Echó a correr de frente y, como esperaba, los cuatro mésteris se abalanzaron sobre ella.
En el último instante, rodó mediante una voltereta y se coló entre las patas del central.
Debido a su frenesí los otros tres no se detuvieron y acribillaron a su compañero. Cuando se cansaron de atacar, este estaba muerto.
En las gradas reinó el silencio de nuevo. Ni rastro de la adolescente.
Antes de que la dieran por muerta, el cadáver giró sobre sí mismo y Nina apareció de debajo, protegida por un escudo de energía.
Su hipótesis se había confirmado, aquellos monstruos podían herirse entre ellos. Y el que uno hubiera muerto ya le facilitaba las cosas. Empleando la garra contraria como un cuchillo se apropió de una uña. No tardó en acostumbrarse a su improvisada arma y acabó con los animales restantes en cinco minutos.
En total había exterminado a mil monstruos en una hora.
Los espectadores se volvieron locos de euforia y cólera. Algunos habían cambiado sus apuestas en favor de la participante y ganado una considerable cantidad de dinero, otros lo habían perdido todo.
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El Legado Salazar I - Nina
FantasyOcho años atrás, Nina Salazar dio su libertad a cambio de ayudar a un desconocido, y así emprendió su camino como cazadora mitológica. No ha sido ni será fácil. Bajo la tutela del Maestro más severo de todo el Gremio su vida se convirtió en un inf...