Nina les esperó en la planta baja y una vez se reunidos comenzó su explicación.
—Hay dos variantes de este hechizo. Una te permite teletransportarte adonde esté tu objetivo o cerca de él. La otra convierte al objeto en una especie de brújula que apunta al dueño. Usar una u otra dependerá de lo que quieras.
Les describió paso a paso el primer proceso y luego lo realizó entero.
Aparecieron en medio de un campo de cultivo en barbecho. A unos 500 metros de distancia observaron la casa del granjero y una enorme plantación de olivos. A lo lejos había un par de montañas, con picos resplandecientes debido a la nieve.
Nina dio una vuelta sobre sí misma para analizar su alrededor. Luego, continuó con su demostración del hechizo.
—Para la variante de la brújula se suele utilizar la palma de la mano como base, pero en este caso sería muy incómodo, así que lo haré de forma diferente.
Sujetó la pluma por el cálamo y la dejó colgando hacia abajo. Esperaron unos segundos y entonces se movió sola. Quedó horizontal apuntando a una zona de camino a la granja. De no haberla sujetado, habría volado hacia su dueño.
Echaron a andar en la dirección que marcaba hasta que se colocó diagonal y disminuyó la fuerza con la que tiraba. El animal estaba cerca y debía de ser al menos un par de cabezas más bajo que Nina.
Ella arrugó el entrecejo y se detuvo. Paseó su mirada por el lugar, pero no fue capaz de encontrar nada fuera de lo normal. Sólo tierra removida en todas direcciones. Sin embargo, el ardor de su marca era claro; la criatura estaba a su alrededor, muy cerca. Si no podía verla, significaba que era invisible.
Se centró en la zona que apuntaba la pluma, a unos metros de distancia. Aún si era invisible tenía que haber dejado algún rastro.
En efecto, tardó un poco debido a las grietas naturales del suelo, pero encontró huellas. Se agrupaban por parejas y consistían en cuatro líneas, tres en una dirección y la otra en la contraria.
—¿Veis las marcas? —Las señaló con el mentón y justo entonces se formaron nuevas pisadas—. Aún no sabe que le hemos visto, mejor mantenerlo así. Le rodearé y me colocaré allí. —Hizo desaparecer la pluma y señaló con el índice un punto por detrás de las pisadas—. Luego invocaré una red y le atraparemos, ¿de acuerdo?
Asintieron.
Echó a andar con un ojo puesto en las huellas y mantuvo una distancia segura para evitar que huyera. Se colocó en posición y les hizo una señal a los policías para que se alejaran entre sí. Entonces, una red se materializó en el aire y los cuatro se lanzaron a una para fijarla.
Su presa no tuvo tiempo para escapar y, sin embargo, cuando levantaron la cabeza no había bulto alguno.
Nina frunció el ceño.
—No puede ser... —Se incorporó y comprobó que los policías iban a soltar la red, igual de sorprendidos que ella—. ¡Sujetad la red! ¡No la soltéis todavía!
Le hicieron caso al instante. Se levantó y se dirigió a donde debería estar la criatura mientras pisaba las cuerdas para mantenerlas fijas.
Las marcas seguían allí. Era como si se hubiera esfumado por completo. ¿Tendría alguna habilidad de teletransporte?
Un débil cacareo metálico a su lado interrumpió el hilo de sus pensamientos. Devolvió su atención a las huellas y un nuevo camino de pisadas comenzó a formarse, con cautela, como si su dueño quisiera avanzar de puntillas. Apreció cómo algunas quedaron justo debajo de la malla y parpadeó sin poder creer lo que estaba viendo. No era posible.
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El Legado Salazar I - Nina
FantasyOcho años atrás, Nina Salazar dio su libertad a cambio de ayudar a un desconocido, y así emprendió su camino como cazadora mitológica. No ha sido ni será fácil. Bajo la tutela del Maestro más severo de todo el Gremio su vida se convirtió en un inf...