CAPÍTULO XXVII "EL MEJOR DEL UNIVERSO"

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13 DE DICIEMBRE

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13 DE DICIEMBRE

Puentazo Guadalupe-Reyes, se inauguró anoche y yo de nuevo tuve que hacer la carrera al baño para vomitar apenas abrí los ojos, no estoy seguro, pero creo que anoche tuve fiebre, no encontraba otra explicación para despertar húmedo del pecho y la espalda, es mi primer trece de diciembre sin cruda de ningún tipo y en cambio si es la primera vez que vomito, toso hasta que siento que echaré la laringe y en efecto, es la primera vez que hay sangre.

Terminé sentado en el suelo a un lado del retrete, no es satisfactorio, generalmente cuando termino aquí digo, bien José Manuel, estarás consciente de que te lo ganaste y no tienes derecho a quejarte, pero hoy sí que tengo derecho a mentarle la madre a mis células tóxicas que están matándome.

—Estoy exhausto —susurré.

"Exhausto deberías estar de molestar a María José, creí que tenías un código en cuanto a eso, campeón."

—No estés chingando, se supone que somos un equipo —le dije a mi vocecita castrosa.

"¿Y cuándo me haces caso? Nunca, no es lo tuyo, lo tuyo es acosar mujeres."

—No la estoy acosando. —me defendí, pos este. —Ya, no te quiero oír.

"Deberías cenar, de otro modo, un día de estos vas a vomitar bilis, no es divertido, solo para que conste."

—Lo sé.

"Obvio Aurelianito, yo solo sé lo que tú sabes."

—Ya cállate —respondí con voz ronca, me froté el pecho, me dolía, supongo que por el maldito esfuerzo de vomitar hasta lo que comí hace un año, pero pensé, tengo que ser fuerte, de otro modo esto me va a matar antes de que pueda marcar la diferencia.

Me levanté, entré a la ducha y decidí que era buen momento para ir a matarme al gimnasio. Iba a salir cuando vi la farmacia que me había regalado la pildorina, soy tan patético que no puedo dejar de pensar en ella apenas veo las malditas cajas, pero no crean que ahí termina mi forma patética de ser, no, he tomado una de esas mieles sabor a naranja y ¿Qué creen? Jamás me había sentido tan vivo, no olvido que son sus favoritos.

Bajé las escaleras, cada escalón me llamaba "patético", fueron veinticinco patéticos para mí esta mañana bien ganados.

—Buenos días mi niño.

—Nana, buenos días —le besé la mejilla.

—¿Quieres desayunar?

—Cuando vuelva, voy al gimnasio.

—Qué bueno, despertaste con energía  —bueh. Salí del rancho y abordé la camioneta, está de más que les diga que no necesito que me cuiden veinticuatro/siete ¿Verdad?

—¿José Manuel?

—No, soy una ilusión tuya —Polo y Josué venían a este gimnasio antes de ir al rancho, se supone que yo  debería estar durmiendo, o muriendo, como quieran.

🌹・𝐂𝐨𝐧𝐭𝐫𝐚𝐛𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐲 𝐓𝐫𝐚𝐢𝐜𝐢ó𝐧・🌹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora