Un mafioso caprichoso.
Un futuro agente de la DEA.
Ella novia de los dos.
¿Qué podría salir mal?
Consciente de que el padecimiento que sufre podría quitarle la vida en menos de un año, el hijo menor de una poderosa familia de mafiosos, hará lo posi...
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22 DE NOVIEMBRE
Mi mamá llevaba días fuera de La Noria, así que había tenido esos mismos días para estar con Dolfis, pero hoy era viernes y había decidido salir con Claudia, mi hermana y Frida a bailar. Frida habló con el cadenero y nos dejaron pasar sin hacer fila
—Tienes conexión Frida —le dije.
—Obvio, este lugar es de un amigo —entramos al lugar y tomamos una mesa cerca de la pista.
—Tú amigo tiene buen gusto.
—Mi amigo está allá arriba —José Manuel y su gente tenían fiesta aparte en el segundo piso del club, estaba en la orilla mirando al público mientras sostenía una extraña bebida.
—¿Eso tiene alcohol? —cuestionó Claudia.
—No, creen que juró recién para no beber, no lo ha confirmado pero no ha tomado desde esa vez en el palenque, a mi me da gusto, suele ser muy alterado cuando toma, pero bueno, vamos a bailar —después de beber unos tragos, llegamos a la pista y comenzamos a movernos al ritmo de la música, le di totalmente la espalda a Manuel, pero sentía que me ardía la piel, así que lo enfrenté, estaba desde la terraza mirándome, me hizo ademanes para que siguiera bailando, aplaudió como si le gustara lo que ve, Frida me tomó de la mano y me hizo dar una vuelta, se me subió rápido el alcohol y eso es fatal para una Santoy.
Comenzó a sonar "señorita" sentí una mano en mi hombro.
—¿Bailamos? —me giré para ver a mi alto y fuerte jefe, le sonreí, me alejé un poco para que pudiera verme bailar, supo en qué momento acercarse y seguirme el paso.
—Vaya señor pueblerino, sabe bailar otra cosa que no sea banda, eso es fantástico.
—He salido al mundo, Majo, conozco las siete maravillas, aunque a decir verdad, no me habían dicho que en México había dos.
—¿Hay dos?
—Claro ¿Y usted que dijo?
—¿Cuáles? Yo solo conozco Chichén Itzá.
—Esa es una, la segunda es usted.
—¿Qué es lo que estás haciendo?
—Eso mismo me pregunto yo de usted ¿Qué está haciendo?
—Solo estamos bailando ¿Okay?
—¿Y si yo no quiero eso nada más?
—José Manuel —iba a apartarme pero no me lo permitió.
—Es más sencillo de lo que parece —me susurró, mi corazón se aceleró de cero a mil en un segundo—, pasa algo muy curioso con el tiempo, Jossie, vamos corriendo porque el tiempo se acaba, cuando en realidad no se acaba el tiempo, se acaba la oportunidad de aprovecharlo, no estaba seguro de lo que voy a decirle hasta hace treinta segundos.
