Un mafioso caprichoso.
Un futuro agente de la DEA.
Ella novia de los dos.
¿Qué podría salir mal?
Consciente de que el padecimiento que sufre podría quitarle la vida en menos de un año, el hijo menor de una poderosa familia de mafiosos, hará lo posi...
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Todo es temporal, incluso las malas rachas lo son, lo que tenía como objetivo terminar como una noche trágica, parecía no serlo. Xavier ingresó a urgencias, consciente.
— Estoy bien ¿Qué estamos haciendo aquí?
— Cállate. — le advirtió el hermano.
— Estoy bien.
— Tienes una contusión, así que lo mejor será que dejes de alegar.
— Já ¿No te mordiste la lengua? — respondió Eric de forma acusadora, José Manuel lo miró seriamente.
— Tú concéntrate en la hemorragia.
— La tengo.
— Estoy bien, quiero ir a casa.
— No.
— Estoy bien.
— ¿Cuántas veces disparaste?
— Una vez.
— Te acabaste el cargador. — abrió la boca, iba a decir algo, pero mejor calló sabiendo que era su mejor opción. — Deja de alegar, te tienen que revisar. — dejó que Eric continuara a la zona en donde los no médicos no ingresaban, él era médico y podría colgarse de eso, pero no, no era el momento. Volvió a la sala, su familia recién llegaba.
— ¿Cómo está?
— Bien, pero que lo revisen, está consciente y alegando.
— Eso no es común en él.
— Lo sé, por eso dejé se lo llevaran.
— Josema.
— ¿Qué pasó mija? — lo abrazó.
— Tienes una costilla rota ¿No entiendes que debes cuidarte o qué? — lo sentó en el sofá.
— Pero. — se iba a levantar, ella le golpeó la frente. — Auh. — lo señaló.
— Quédate ahí.
— Ay, ¿Por qué me pega?
— Porque eres desobediente, quédate ahí,tu hermano estará bien, y cuando lo esté, le diré que corriste como maldito loco hasta él sin protegerte.
— Si pudiera cuidarme siempre no tendría gente que me cuida, además, ese es su trabajo.
— Pues por eso te voy a acusar con todo el mundo, empezando con tu hermano, luego tú hermana, tu papá, tu abuela, iré al panteón a contarle a tu mamá, le diré que no tienes palabra y que no quieres cumplir lo que le prometiste, que he ibas a cuidar, así que más te vale que solo te muevas para respirar. — se sentó a su lado, un par de minutos. — ¿Tienes hambre?
— Yo siempre tengo hambre, mija.
— Conseguiré algo para que comas, si te mueves de ahí no habrá fuerza humana que te ayude contra mi cólera ¿Escuchaste?
