Un mafioso caprichoso.
Un futuro agente de la DEA.
Ella novia de los dos.
¿Qué podría salir mal?
Consciente de que el padecimiento que sufre podría quitarle la vida en menos de un año, el hijo menor de una poderosa familia de mafiosos, hará lo posi...
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4 DE MARZO
Mi cabeza aún no podía creer que ella realmente haya querido intentar, yo sé que, podría ser un modo de hacer esto más divertido y al final tendrá que irse, pero no soy capaz de romper la magia, no soy capaz de alejarme, no soy capaz de decirle que no.
Me levanté de la cama, no tenía sensación de vomito pero si estaba mareado, hoy teníamos que volar a Chicago, sí o sí. Fui al baño y me cepillé los dientes, me miré en el espejo, vaya, me miraba más vivo que nunca, incluso antes de cáncer nunca me sentí así y tampoco creí mirarme tal cual, el rollo está en tener una sola razón que implique al corazón para que todo, de la nada, se vuelva mucho más fácil al grado de tocar la línea de lo regalado. Me duché y cuando salí ella seguía dormida.
— Chule. — le susurré, besé su mejilla. — Linda hermosa. — volví a besarla, entonces se movió.
— Ay. — se quejó. — Quiero dormir.
— Tenemos que irnos a Chicago, ándele, levántese.
— Está bien. — me vestí mientras ella estaba en la ducha, no tengo idea de cómo será el trato con los chicanos, yo solo espero por el amor de Dios que no me hagan explotar como C4. — ¿Cuánto de vuelo a Chicago, Joseph?
— Tres horas, hermosa.
— Corto en realidad.
— Sí. — ambos habíamos elegido un atuendo casual, lo mejor es distraer a los chicanos. Bajamos a comer, habíamos dormido hasta el mediodía, así que nos perdimos el desayuno. — ¿Qué tal Las Vegas? ¿Le gustó?
— Fue increíble estar aquí.
— Podemos ir pronto más lejos.
— ¿A dónde?
— Quiero volver a París.
— Oye, por cierto, quiero ver tu trabajo como pintor. — mierda, respingué.
— ¿En serio?
— Sí.
— ¿No se va a asustar?
— ¿Tú pintura es terrorífica?
— No, pero solo no se vaya a asustar.
— París, me encantaría ir contigo a París.
— Será un placer llevarla. — bajamos de la habitación con nuestras maletas, Jossie había comprado porquería y media como las chicas cuando salen de viaje, nos llevaron hasta nuestro jet y volamos a Chicago.
— No compraste muchas cosas en Las Vegas.
— No cualquier cosa llama mi atención, mija.
— Ya lo veo, todo lo que compraste fue para mí ¿Me ves como tú modelo personal?
