Un mafioso caprichoso.
Un futuro agente de la DEA.
Ella novia de los dos.
¿Qué podría salir mal?
Consciente de que el padecimiento que sufre podría quitarle la vida en menos de un año, el hijo menor de una poderosa familia de mafiosos, hará lo posi...
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30 DE JUNIO.
Después de una soberana logística realizada por la fiscalía general, Zepeda logró concertar una cita con Ricardo Aragón y Amílcar Puerto, sé que de los Puerto ustedes no saben tanto, y es que no son importantes, pero ahora les mencionaré que Amílcar es el padre de Amílcar Jr, tío de Eduardo y tío político de Diego, ya que su esposa, es hermana del padre de éste último, también son una familia numerosa, pero como ya mencioné, no ha sido necesario hasta el momento, hacerles fama.
Ambos capos arribaron a la mansión de los Estrada, sí, a la casa del gobernador, en donde ya se encontraba listo para dominar a los leones, Carlos Zapeda.
— Bienvenido señores, tomen asiento — ambos venían bien protegidos, pero tuvieron que dejar sus armas en la entrada, estaban pisando terrenos neutrales, según. Aragón miró al Puerto con indiferencia, tomó asiento en el otro extremo de la mesa, justo a un lado de su abogado y Puerto, a un lado del suyo —. Creo que ambos saben por qué están aquí.
— No — respondió Ricardo sin contenerse —. Yo no tengo idea de qué es lo que estoy haciendo aquí con éste.
— Ricardo, por favor — le pidió su abogado —. Adelante señor fiscal.
— Bueno, Ricardo, ya que estás desubicado me voy a encargar de ubicarte, hace unas semanas tú querubín se metió en problemas con la DEA, les mató a un agente y curiosamente, el cuerpo apareció en el rancho de tu hermano Omar.
— No sabía — refirio con cierto sarcasmo.
— ¿Y yo qué hago aquí Carlos?
— Sencillo, atacaste a José Manuel Aragón.
— ¿Yo?
— ¿No controlas tú, tú clan? Porque si me dices que fueron tus hijos creeré que el que tiene el control es Amílcar o Eduardo y no tú — se acomodó en el asiento —. Y la respuesta inmediata de los Aragón ya la viviste, en total se encontraron cerca de mil casquillos percutidos y es algo que no le gusta al presidente.
— Al presidente no le gusta nada, Carlos, no le gusta estar del otro lado de la mesa.
— Eso no lo sé Amílcar, a mí me pidió que los controlara y es lo que voy a hacer y arre muy claro, ustedes operan porque se les permite, rompieron la federación, es pedo de ustedes, pero el orden lo respetan.
— Tenemos códigos Zepeda, éste y sus pendejos casi matan a mi hijo, es obvio que habrá respuesta.
— Ya la hubo Ricardo, ambos ya la tuvieron, ahora se me calman, porque al primer pobre diablo que se atreva a volver a armar una escena de esas, lo voy a meter al Altiplano, ya sea a sus angelitos o a ustedes, ¿Son los líderes? Quiero que se note.
— Lo de la DEA lo asumo, Zepeda, pero que esté cabrón diga por qué atacaron al Chema sin razón, él no se había metido con ellos.
— Eso es cierto pero tampoco es relevante, ambos se van a calmar, se van a tolerar como hasta antes de que José Manuel volviera a México y serán todos felices, de otro modo, el Altiplano les espera ¿Fui suficientemente claro? — miró a Ricardo — ¿Fui claro?
