EPÍLOGO

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Después de aquel enfrentamiento y de las muertes que había traído consigo, parece que una paz había caído sobre La Noria, la lluvia cesó justo después de las cinco de la mañana y prometía un cielo despejado.

Las familias tuvieron que resguardarse ante la presencia de los marinos en las calles, se hablaba de un arresto importante en uno de los almacenes, al parecer, Amílcar Puerto padre, había caído en la trampa.

Laura miraba las noticias desde el rancho de José Manuel, en dónde se dió el reporte de dos personas fallecidas en la plaza municipal de La Noria, varones, de entre veinticinco y veintiocho años.

Pese al cansancio, no había podido dormir, la angustia de no saber sobre su hermano la estaba carcomiendo y el reporte del noticiero le hacía pensar lo peor.

Xavier arribó cabizbajo, cerró la puerta de acceso y suspiró.

— ¿Xavier? — él no la miraba, Laura pensó lo peor y Xavier no la sacaba del error —. No, él no, Xavier, no.

— No podemos ir a la fiscalía por el cuerpo, mi abuela viene para acá para reclamarlo, le avisaron a ella — perdió el equilibrio y terminó por caer.

— No, Xavier, él no, él no, no.

— Voy a ir a decirle a mi papá, voy arriba por las llaves — Xavier siempre fue solitario para sufrir y ahora no sería la excepción, dejó a su hermana en la planta baja llorar en paz mientras él lo haría en el segundo piso.

Laura trataba de asimilar lo que había sucedido cuando alguien, de forma violenta golpeó la puerta de acceso. Sin pensarlo se levantó y abrió recibiendo a cambio el peso muerto de una persona a la que vio ya que estaban en el suelo.

— José Manuel, José Manuel ¡Xavier! ¡Ayudame! ¡Xavier! ¡José Manuel! — Xavier apoyó a Laura, su hermano menor no lucía nada bien y más que nada era por la noche tan pesada que había tenido.

— Necesito una ducha — susurró.

— ¿En dónde te habías metido? Creímos que te habían matado, le avisaron a la abuela que uno de los nuestros cayó, pensamos que habías sido tú.

— Chaleco antibalas le llaman — ambos lo ayudaron a ponerse de pie.

— Si no fuiste tú ¿Entonces quién?

Mientras tanto, el amanecer le pareció agradable a Efraín Aragón, despertó muy de mañana dispuesto a continuar con sus actividades diarias cuando fue interrumpido por uno de sus hombres.

— Señor, tiene que ver esto — siguió a su hombre hasta la puerta de acceso, en dónde se encontraron con una caja de cartón que ya había sido  supervisada, se acercó suavemente para toparse con lo que parecía ser una lengua.

— ¿Efraín? ¿Qué sucede? — cuestionó su hermano quién también parecía despertar recién.

— Lo sabe, el Chema, sabe que nos aliamos con los Puerto para darle en la madre — Omar se acercó a la caja para ver el contenido, suspiró con pesadez.

— ¿Cómo?

— Vamos Efraín, era cuestión de tiempo — nuevamente uno de sus hombres se acercó a él y le ofreció el teléfono.

🌹・𝐂𝐨𝐧𝐭𝐫𝐚𝐛𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐲 𝐓𝐫𝐚𝐢𝐜𝐢ó𝐧・🌹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora