2. ¿¡Dónde estabas!?

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Narrador omnisciente.

Dos hombres, específicamente un joven oficial y un chico moreno, llegaron corriendo al hospital, mientras el oficial llevaba en sus brazos a la banshee que seguía sin reaccionar.

---¡Ayuda!, ¡alguien ayúdeme!, ¡rápido!--- fue lo primero que grito el oficial al atravesar las puertas del hospital--- Necesito ayuda, tengo una mujer de 18 años con posible hipotermia. 

Los enfermeros del lugar acercaron una camilla lo más rápido posible, mientras comenzaban a checar a la pobre chica, mientras que el ex-alfa corría en dirección al elevador, para darle un último vistazo a su amigo oficial, compartir miradas y asegurarse que estaba bien si continuaba.

Ya en el elevador, el moreno seguía sintiéndose fatal, y no era para menos, ya que él podía ver como su playera blanca seguía manchándose de sangre, pero trato de taparlo con su chamarra de mezclilla y continuar. Hasta llegar al segundo piso, su destino, donde apenas pudo bajar y comenzó a escuchar a lo lejos la voz de su mejor amigo.

---¡Ahora parece que alguien lo golpeo con un bate de béisbol en el cuello!--- escucho la voz de su pálido amigo quien era acompañado por la mamá del moreno, ya que ella trabajaba en el hospital.

---Puede que sufriera daños internos menores.--- le informó el doctor.

---¿¡Daños internos menores!?--- grito con ironía el muchacho.--- ¿¡Si es interno puede ser menor!?

El moreno había llegado a una puerta que se ubicaba a mitad del pasillo a su lado derecho, donde por una de las pequeñas ventanas podía ver al padre de su mejor amigo, quién también era el sheriff del pueblo, en una cama y entubado, no se veía para nada bien.

---Necesito saber que paso con él.--- pidió el chico de cabellos negros tratando de tranquilizarse.--- Alguien tiene que decirme que pasa, ¡alguien tiene que decirme que demonios pasa!

---No lo sabemos.--- finalmente confeso la madre del moreno, después de unos segundos en silencio.

El chico de tez más pálida miro a lo largo del pasillo, y aunque una puerta dividiera este, por la ventanilla pudo ver a quién se decía ser su mejor amigo veía a su padre desde la puerta de su habitación, por lo que no lo dudo y se acerco a paso rápido y seguro al chico, para dejarse ir contra él, aventarlo contra la pared y finalmente derribarlo, colocándose encima de él.

---¿Dónde estabas?--- pregunto el chico mirando a su mejor amigo con furia.--- Tú confiaste en él, creíste en él, ¿cierto?, ¿¡dónde estabas!?

---¡Oye, oye, oye!--- llegó la mamá del moreno junto a otros enfermeros para poder separar a ambos chicos.

---¿¡Dónde demonios estabas!?--- alcanzó a gritarle una vez más, antes de finalmente ser separado del moreno.

Un doctor detenía al alterado chico de cabellos negros, mientras un policía ayudaba al moreno a levantarse.

---Esta bien, de acuerdo.--- comento el chico siendo sostenido de ambos brazos por el doctor.

Ambos chicos soltaban jadeos por la muy pequeña pelea que tuvieron, mientras el chico de pálida piel lo seguía mirando con enojo, vaya que lo estaba.

---Tu papá no fue el único herido.--- no le quedo más que confesar al moreno.

---Tú te curaras.--- comentó con ironía el otro chico, quién seguía siendo sostenido por el doctor.

---No hablaba de mí.--- aseguró el moreno mientras soltaba un suspiro.

Y el chico de apodo raro lo miraba sin comprender, mientras seguía tratando de tranquilizarse.

---Hayden...Summer...Lydia...

Y ahí ambos entendieron que esta noche estaba siendo una porquería.

[...]

El moreno guió a su mejor amigo en la habitación donde reposaba la pelirroja amiga de ambos, quién ahora estaba siendo acompañada por su madre. El más bajo dejo que su amigo fuera él único en entrar, ya que sabía lo mucho que le afectaba lo relacionado con la banshee, y él solo se alejo unos pasos para ver como su amigo se paraba en el marco de la puerta.

---Todo va a estar bien, Lydia.--- el chico pálido escucho como la madre de la banshee le decía, y acariciaba suavemente el rostro de su hija.--- Te daremos los mejores cuidados médicos, los mejores doctores, los mejores de todo.

Y después de hablar, pareciera que la mujer pudo sentir la presencia del chico, por lo que volteó a la puerta inmediatamente, haciendo contacto visual con el chico.

---No.--- comentó con rápidez la mujer mientras se levantaba de la cama de su hija.--- No lo harás, no vas a entrar aquí.

La mujer comenzó a caminar hacia la puerta por lo que el chico decidió avanzar unos pasos más, ambos quedando a mitad de la habitación.

---Fuera.

---De acuerdo, solo espere, creo que sé quién hizo esto, necesito ver su nuca.--- pidió el chico notablemente más tranquilo a comparación de como se encontraba momentos antes.

---Sé quién hizo esto, ¡tú!--- grito la mujer mientras le daba un empujón al chico, haciéndolo retroceder unos pasos.--- ¡Todos ustedes, fuera!

---Señora Martin, solo escúcheme.--- le pidió el chico.--- Tiene que revisar su nuca.

---¡Fuera de aquí!--- seguía gritando la mujer mientras lo empujaba.

---¡Solo revise su nuca!--- le volvió a suplicar el joven.

---¡Largo!

Finalmente la mujer había logrado que el chico saliera de la habitación, para después cerrarle la puerta en la cara, aunque no podía ignorar la evidente suplica del joven sobre la nuca de su hija.

Así que con paso lento, y aún dudando de lo que hacía, volvió a acercarse a su hija, que seguía sin dar respuestas, para voltear un poco su cara y mover el cabello que caía sobre su oreja, dando vista a un poco de sangre ya seca sobre su nuca pero eso no era lo peor, si no que un hueco en el fue lo que más le sorprendió a la mujer. ¿Quién le había hecho eso a su hija?

---Te dije que te quedaras en el auto.--- finalmente escucho la voz de la pelirroja, cosa que la sorprendió.--- Que te quedaras...en el auto

La mujer seguía viendo a su hija sin saber lo que quería decir su hija, ¿cuál auto?, ¿a quién le decía eso?

¿Qué era lo que en verdad significaba?

[3] El Fin | Liam DunbarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora