Capítulo 43

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La ausencia de Foster llamaba poderosamente la atención de los miembros de la logia. Habían transcurrido varios días y el Gran Maestre no daba señal de vida. En el seno del comité, se temían lo peor.

Flinders, se sentía culpable. Ya que, había sido extremadamente crítico con él. Acusándolo de traicionar la política de la fraternidad. Eso sería motivos suficientes para aclarar las cosas con Esfinge.

"Seguramente, se le fue de las manos y lo mató"—conjeturó Flinders.

No descartaba ninguna posibilidad.

De nada valdría las lamentaciones en estos momentos de incertidumbre. Cuando el daño ya estaba hecho. Mantenía viva la esperanza de encontrarlo con vida. Aunque era precipitado emitir un veredicto en caliente. Aun así, no echaría las campanas al vuelo. Solo era coherente en su forma de pensar.

La pasividad del consejo directivo enervaba a Foster que veía impotente como nadie movía un dedo por él.

"Si hiciera falta pondría patas arriba la hermandad"—pensó Flinders.

Haciendo un repaso mental rápido, Cotes intentó reproducir lo más fidedignamente posible los pasos que pudo haber dado Foster.

Entró en su despacho situado al fondo de un pasillo situado en la planta baja del edificio. Echó un rápido vistazo para encontrar algún indicio clarividente. Encima del escritorio, el teléfono almacenaba en el display, el número de la extensión de la oficina del Sumo Maestre.

Flinders abandonó el despacho.

Sin más tardar, Cotes se encaminó hacia el lugar de la reunión. Lo que vio al llegar, confirmaba sus sospechas. En el suelo un gran charco de sangre empezaba a coagularse. Aparte de esto, al fondo de la habitación, una puerta llamó su atención.

Para saciar su curiosidad, agarró el pomo y con cierto suspense lo giró hasta que cedió. Encendió la luz y...

— ¡Qué diablos es esto!—Exclamó sorprendido Flinders—. ¿Qué querías lograr con esto?

En la estancia, había montado un complejo sistema de video vigilancia. Desde dónde, vigilaba el sótano. El hombre se echó las manos a la boca en el instante que localizó el cuerpo de Foster en proceso de descomposición.

La sangre del faraónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora