Capítulo 6

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El Museo Egipcio de Turín está situado en el , un edificio de estilo , proyectado por el arquitecto , en 1678, para colegio de los nobles. Es uno de los museos más antiguos, y el segundo en importancia por su colección de antigüedades egipcias después del .

La visita al Museo Egipcio comienza con dos salones dedicados a la época Predinástica y al antiguo reino, en la época en la que se crearon las pirámides, más adelante se encuentra el templo de Ellesija. Es un templo en forma de cripta y pueden sentirse egipcios por un momento en una escena oscura y fantasmal...mientras en todo el resto del museo la gente camina y habla como si nada, por alguna extraña razón aquí van todos en silencio.

A pocas horas de la exposición, el museo retrasaba la apertura de sus puertas.

Los nervios estaban a flor de piel dentro del despacho donde seis personas con miradas penetrantes miraban a Giordano Parsi. El aire se tornaba irrespirable, debido a la espera silenciosa que acrecentaba más la tensión provocando cierta incomodidad entre los hombres que sudaban de manera profusa por cada poro de su piel. Como nadie quería tomar la palabra, fue Dante Ferrara quien rompió el hielo.

— ¿Va a decir ya que sucede? Déjese de tanto misterio, maldita sea, hable de una vez.

—Señor Ferrara, otra salida de tono de tal calibre y será expulsado de la sala—contestó Parsi con el dedo índice señalando hacia el hombre de pelo cano.

—Y ahora sí, no le hago esperar más, señor Ferrara. Anoche, recibí un email un tanto desconcertante. Amenazaban con que habían colocado una bomba dentro del museo—explicó con voz entrecortada—. Por si no fuera poco amenazan también con sembrar el pánico en aquellas ciudades que participaron en el expolio masivo de su patrimonio —añadió Parsi—. Ya he puesto en conocimiento de la amenaza a los carabinieri, para que estén preparados.

—Desconocía ese hecho—contestó Wolf Becker, jefe de seguridad del museo. ¿Quién firmaba el email?—añadió Becker.

— Es una secta terrorista que se creía extinguida—contestó con un gesto de no saber de qué hablaba—. Su nombre procede de unos antiguos seres que gobernaron el Antiguo Egipto antes que los faraones. Le soy sincero, no me han dado por el momento su nombre. Debemos de extremar las precauciones, con la máxima cautela. Los turistas no deben de sospechar nada. He activado el protocolo por ataque terrorista en todo el edificio, señor Becker. Como jefe de seguridad, ponga a sus hombres a revisar cada rincón, sin dejar nada al azar. Por mi parte, ya he alertado a los carabinieri—explicó con contundencia Parsi.

Durante varios meses, el museo fue investigado por el fiscal, Ruggiero Farina por unos desmayos del personal de antropólogos forenses, que trabajaban en el subterráneo de las momias que de forma súbita se sintieron indispuestos con náuseas y vómitos en el primer piso.

En su rueda de prensa, Parsi declaró que:

"Lamentaba profundamente el incidente y abriría una investigación para esclarecer de forma clara y concisa el origen de las intoxicaciones".

La Piazza San Carlo de Turín se encontraba fuertemente custodiada por la policía italiana que establecía un perímetro de seguridad para evitar que se produjera ningún tipo de acto terrorista, tales como atropellos en masa . Con la finalidad de evitar tal circunstancia, se colocaron bolardos en los accesos de la plaza. Los agentes registraban los vehículos que accedían a las inmediaciones de la Vía Accademia delle Scienze.

Entretanto, en el exterior, los visitantes se arremolinaban en la entrada sin dar crédito a lo rocambolesca de la situación. Sus caras empezaron a reflejar la indignación por el secretismo que imperaba por las autoridades. Así como, que después de varias horas de espera, nadie saliera a dar explicaciones de lo que estaba sucediendo. Varias personas empezaron a perder la paciencia increpando a los empleados de seguridad.

Un hombre empezó una conversación con una mujer:

—Ha debido de suceder algo, supongo que será una acto terrorista —empezó a decir el hombre que portaba en su mano un folleto turístico de la ciudad transalpina.

—Bueno no nos pongamos en lo peor señor, podría ser también que haya algún problema técnico, por eso no hayan abierto a su hora establecida— la mujer trató de quitarle importancia.

—Supongo que será eso—contestó el hombre mayor—. Por cierto, me llamo Arthur. ¿Está de vacaciones o por trabajo?

—Estoy de viaje presentando mi libro —habló en un susurro, mirando a derechas e izquierdas.

El cristal de la vitrina reflejaba el rostro ensimismado de un joven que apenas podía articular palabra al contemplar el papiro de Turín. Quizás una de las joyas más importante que poseía el segundo museo egipcio del mundo.

Mientras tanto, en Londres miles de personas acudían entusiasmadas a una de las grandes atracciones de la ciudad: el cambio de guardia. Con puntualidad británica, la ceremonia comenzó con la entrada de varios hombres uniformados con las tradicionales casacas rojas y tocados con el gorro de pelo de oso, al patio de armas de Buckingham Palace.

Acto seguido, dos guardias comenzaron a desfilar en la misma dirección.

El desfile prosiguió saliendo del palacio hacia las calles aledañas. Miles de flashes destellaban cuando...

Al grito de: "¡Allahuh Akbar!"(Alá es grande), un hombre abrió fuego con su kalashnikov a la multitud. El pánico se apoderó de la gente que corría despavorida para ponerse a salvo. Acto seguido, el terrorista emprendió la huida...

Cientos de cadáveres quedaron esparcidos por el asfalto.


La sangre del faraónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora