36. Profesionales

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Mark

No le odiaba, no, en definitiva me caía bien. Casi bien.

—Ah, Donghyuck, ya no estoy tan seguro de esto—dije a medida que avanzábamos.

—No te preocupes, no está en su casa. Tú mismo lo escuchaste, tan pronto como mencionamos los boletos gratis colgó.

Los tres jóvenes caminaban pasos más adelantes, yo, por mi parte, me mantenía unos cinco detrás sosteniendo los rollos de papel higiénico que Hyuck había robado de su garage.

Sostenía las bolsas con algo de temor y en cada paso me pesaba más el respirar.

—¿Puedo confiar en ustedes de que no se dará cuenta en que fuimos nosotros?—mi tono tres octavas más alto delató el temor en mi voz.

—Mark—llamó Renjun—Mira nosotros somos unos...

¿Profesionales?

—Unos totales novatos en esto—se apresuró Chenle a decir—Pero todo saldrá bien, no te preocupes.

Qué reconfortante.

Para cuando eran las diez y ni una sola alma transitaba, nos yacíamos observando la solitaria calle con la gran mansión de la víctima frente a nuestros ojos. Esperaba que la soledad de la zona fuera el plus al plan que necesitábamos, sin una sola alma cerca, sin ningún testigo.

Cualquiera lo oía y diría que matarían a alguien.

El mayor de los chinos comenzó a sacar todas las cosas que habíamos traído para... ensuciar la casa básicamente. No es que estuviese a favor del daño de propiedad ajena, simplemente había sido arrastrado sin darse cuenta al peor plan jamás invitado.

—Oigan creo que estamos exagerando, yo... quizás me deje llevar y no necesita un castigo tan duro—dije, intentando demostrar veracidad tras mis palabras.

Chenle rápidamente interceptó mi mirada, digamos que no era la más amable de todas, como si estuviese pidiendo con ella que cerrara la boca, claro que no lo diría, aún debía respetar la relación hyung-dongseang que por respeto impartíamos. Quizás debía estar agradecido por haber nacido antes.

—Hyung, me preocupan tus gustos—espetó en un susurro a Hyuck.

Este lo ignoro, dejando todas las cosas que habían traído en el suelo para su terrible broma.

La duda de que querían hacer con exactitud seguía rondando en mi cabeza, aunque claro con el papel toilet debí darme una idea.

—Entonces su idea es ¿tirar todo el papel por su casa? ¿así sin más?—los tres pares de ojos intercambiaron unas cuantas miradas y cuando estuve por preguntar el estallidos de carcajadas irrumpió.

Donghyuck tomó con agilidad mi hombro y negó entre risas—Mark, Markitos, Maruchan por supuesto que no, ¿Quiénes crees que somos? ¿Los vengadores?

—¿Me llamaste Maruchan?

Con una pequeña manotada Hyuck le restó importancia.

—Mira Mark—intervino Renjun—No sé de dónde sacaste que ensuciaríamos la casa de su pobre familia.

Pobre no es exactamente el término que yo utilizaría.

—Además mira los fideitos de Renjun, lanza un rollo y seguro le vuela el brazo también—habló Hyuck,  el chino nombrado gruñó por el apodo a sus extremidades pero poco después asintió resignado.

—Como sea, tú sólo observa si gustas.

A la expectativa del grandioso plan de tonto y más tontos, tome asiento en uno de los muros de la cera contraria. Los profesionales iban sacando uno a uno las cosas que habían llevado para su bromita, una más trillada que la anterior; huevos, rollos de papel, pasta dental, miel, brillantina y sepa dios que otras más.

Clase A  «MarkHyuck»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora