43. Ponte algo bonito

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La brisa primaveral rozaba finamente entre mis dedos, pronto comenzaría la estación y dejaríamos atrás el helado invierno. Las cosas no habían cambiado mucho, seguía escabulléndome a la habitación de Mark en la madrugada y el mayor mantenía su cabeza al lado de la mía, se había vuelto una pequeña costumbre entre ambos, donde conversábamos de nuestro día antes de ir a dormir.

—¿Crees que alguna vez Renjun lo acepte?—preguntó Mark con un toque de burla.

Negué.

—Te confundes, Renjun ya lo acepto pero el mismo no lo quiere admitir.

Y es que era innegable la atención que ponía el chino sobre Jeno, aunque lo reprimiera creía que era demasiado tarde y Renjun ya estaba de cabeza por el pelinegro. No entendía porque torturaba al chico de aquella manera, pero Jeno, al contrario de lo que se pensara, parecía disfrutar su dinámica.

—Pues que envidia—comentó en la oscuridad—Yo estoy esperando que tú me aceptes.

Tomé una fuerte respiración y a paso lento me levante de la cama, Mark no se inmutó y desde su posición me observó.

—Ya lo hemos hablado, Mark. Prometimos esperar hasta que tus padres estuvieran bien—nos señalé—con esto.

—Hyuck, ¿Qué más necesitan? hasta te dejan entrar en mi cuarto a media noche. Sí, lo saben—no me dejo hablar—Es decir, creo que ellos están bien con lo nuestro, tú acaso... ¿no quieres?

Suspiré.

—No es eso.

Y no lo era, por supuesto que no, sólo no quería que todo fuera tan rápido, en el pasado me moría de ganas por salir con Mark, ser visto públicamente, presumirlo, y poder llamarlo formalmente novio, pero luego de ver la reacción de sus padres mis inseguridades salieron a flote, quizás no es el momento aún, tanto para nosotros como para los demás que, tal vez, no lo comprendan.

—No quiero presionarte, es sólo que siento que evitas el tema cada vez que lo menciono y pones de excusa a mis padres.

—Lo siento—mis manos pararon en mi rostro y podía sentir las lágrimas picando por salir.

—Hey no, no llores—Mark sacó mis manos fuera, tomando asiento a mi lado—Donghyuck, si no quieres hacer esto yo... lo entenderé.

Negué rápidamente, buscando aferrarme entre sus dedos.

—Yo te quiero, Mark. Y, en serio, quiero hacer esto—los ojos del mayor tintineaban en duda—Te estoy siendo sincero. Yo... creo que estoy asustado eso es todo.

—Pero estamos en esto juntos-

—Ya sé, lo sé, sé que estamos juntos en esto y que no me dejarás—expliqué—Pero tengo miedo de los demás supongo, no sólo por mi sino también por ti, esto es nuevo para ambos, y no me refiero sólo al hecho de tener una relación gay ¿sabes? Mark serías mi primer novio, eso también es un reto para mi.

—Donghyuck pero si nada entre nosotros cambiará—sonrió, haciendo brillar ese diminuto lunar en su mejilla—En realidad es sólo un título, seguiremos igual, dándonos el mismo cariño de siempre.

Cerré mis ojos pensando en cuan tonto era.

Los puntos iban uniéndose en mi cabeza al pensar que mis amigos más cercanos ya estaban al tanto de mi amorío con el mayor, con quien además, nos decíamos cuánto nos queríamos. Lo había sobre pensado demasiado sin darme cuenta que probablemente el cambio sería mínimo.

—¿Sabes algo que falta?—subí mis antiguos dedos entre los suyos hasta su hombro, en un recorrido lento donde la piel del mayor se erizó.

La risa nerviosa de Mark pronto resonó en voz baja haciendo cosquillas en mi oído. Pronto su cara divertida fue remplazada por una ceja alzada y unos labios finamente apretados.

Clase A  «MarkHyuck»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora