Clase A «MarkHyuck»

31. Galletas de amor

Pese al impulso de querer ir y encarar a Renjun por sus mentiras, no podia hacerlo. Justo en ese momento estaba Mark a mi lado, por lo que, aunque rechiste, quejé y pataleé; el canadiense me llevo de vuelta a casa.

Aún la idea no se hacia en mi cabeza. Todo el trayecto a casa estuve callado, pensando en cómo y cuándo había pasado todo eso, y los recuerdos me llevaron a esa fiesta en casa de Yukhei y su repentina desaparición, era tan evidente ¿cómo no lo supe? Quizás era un pésimo amigo, uno bueno lo hubiese notado y otro mejor en él Renjun hubiese confiado.

La idea de que Chenle si supiese me atacó, se suponía que siempre éramos los tres para todo. ¿Por qué entonces me excluían de algo así? Para empezar era Renjun quien lo odiaba, no yo.

—¿Sigues molesto?—preguntó Mark, llamando mi atención.

No muy convencido asentí, aún seguía en mi cabeza haciendo conjeturas sin llegar a ningún desenlace.

—Es que, no me contó Mark. Se supone que somos los mejores amigos, ¿por que no lo hizo? Yo no lo hubiese juzgado.

Yo estaba saliendo con un chico, era ridículo. Si su temor era que no lo aceptara, estaba equivocado, él era muy importante en mi vida no me interesaría incluso si fuese un asesino en serie.

—Donghyuck no estás siendo justo.

Escuchando lo que me tenia por decir, fruncí el ceño.

—No entiendo. Yo lo hubiese entendido en serio, Mar-

—¡Hyuck tú también le mientes!

Mis piernas dejaron de reaccionar, parándose en la desolada acera con la correa del cachorro en mano, estuve unos segundos observándolo hasta que caí en cuenta.

—Pero es diferente, lo nuestro es un secreto porque no quería lastimar a Eunhee, algo inútil porque la lastime de todas maneras, pero el podia decirme, ¿cuál es su excusa?

Mark soltó el aire, tomando de mis hombros para seguir caminando. Sabía que estaba actuando de esa manera comprensiva que usaba justo antes de reprocharme y decirme que no estaba pensando correctamente.

—Tú sabias que les podías contar—sentenció, con su vista en el camino y la mía en nuestros pies—Di la verdad, ¿por qué no lo hiciste?

Creyendo que me caería ante ese primer toque, negué. Con sus manos sobre mis hombros, estaba teniendo en mi un efecto que hacía agitar mi corazón. Pero debía volver a la realidad, buscar una respuesta a aquella pregunta que ahora me tendía.

Si hablaba con franqueza ni yo lo sabía. El sentimiento de contarles y quedar totalmente expuesto me aterro, y más cuando sabía que seguía siendo un hipócrita con Eunhee.

—Supongo que me dio miedo...—busque sus ojos y ante el primer contacto temblé. Tenía ese efecto en mi.

Es Mark quién toma mi nuca y la lleva a su pecho, manteniéndose cerca en esa posición un largo rato, acaricia suavemente los cabellos de esa zona y como de costumbre su encantador aroma me embriaga, desee quedarme más tiempo inhalando su olor que se sentía tan bien pero rápidamente se alejó depositando un dulce beso en mi mejilla, y por primera vez en un largo rato, sentí el calor hacerse cargo de mi rostro. Mark solía ser tan amable y tierno que me hacia creer lo irreal de la situación y mi organismo entero entraba en cortocircuito.

—Ven, vamos al supermercado—tomó mi mano y sin rechistar lo seguí.

No estábamos lejos del lugar, sólo unas cuadras más y llegaríamos. No obstante, el problema se intensificó una vez vimos el gran cartel de no se permiten animales.