26. Haz que quiera hablarte

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La semana había transcurrido relativamente rápida, en la cual ocasionalmente salia en citas con Eunhee que ella me pedía o viceversa. Si decía que mi corazón palpitaba como si se fuese a salir y que todo lo que hacia era pensar en ella, estaría mintiendo muy descaradamente, y es que, pese a esos pensamientos que me decían una y otra vez lo mal que estaba actuando, quería seguir intentándolo, quizás si le daba más tiempo aquellos sentimientos por Eunhee florecerían. Quizás.

Claro que nuestra inusual cercanía no paso desapercibida por mi madre, quien no se hizo esperar atacándome con todo tipo de preguntas y teorías que pasaban por su mente, le resultaba de alguna manera extraño que saliese con la castaña, sin embargo; parecía feliz por mi, ¿Qué acaso era tan feo como para que pensara que no conseguiría una chica?

—Oye Donghyuck, ¿estás escuchándome?—Eunhee chasqueo los dedos frente a mi, sacándome de todo tipo de ensimismamiento.

—Sí, te escucho—pose mi atención en la castaña, pero rápidamente mi expresión se deformo—...¿Qué estabas diciéndome?

La fría mano de la chica sobre la mia me hizo callar.

—No interesa—expulsó el aire en una pequeña sonrisa triste—¿Nos vamos?

Juntos habiamos ido a una cafeteria cercana ese jueves por la noche luego de ver la pelicula en el cine que tanto Eunhee ansiaba. Habia sido una buena tarde, justo como cuando salia con Renjun y Chenle, como una salida de amigos.

La chica se había ofrecido a llevarme a mi casa justo como hacía siempre después de nuestras citas nocturnas. Estacionó el auto y nuevamente la ansiedad me atacó, había pasado una semana exacta desde la primera y última vez que nos habíamos besado, y aunque aquel beso no lo había exactamente disfrutado creía que quizás debería volver a intentarlo. Porque las señales que la chica me daba eran confusas, decía que no quería nada de contacto físico pero cuando se trataba de ella no lo cumplía, sorprendiéndome con repentinos abrazos y besos en las mejillas.

Me hacía dudar si esperaba algo por mi parte después de cada cita o si aún seguía en pie lo de ir lento.

En definitiva yo no entendía a las chicas.

Iba acercarme a ella, cuando esta me abrió la puerta para que saliese del auto.

—Hasta mañana, Donghyuck.

Expulse el aire contenido y asentí—Hasta mañana, Eunhee.

En el fondo deseaba que esto pasara, quizás el que quería ir lento era yo...

Entre rápidamente a mi hogar, no sin antes darle una rápida ojeada a la casa vecina que poseía una luz encendida.

La habitación de Mark.

El chico que aún no quería perdonar y que se había mantenido alojado en mi cabeza mucho más de lo que me gustaría admitir, ¿por qué no podía simplemente dejar de importarme? Ya se había disculpado, ya no había nada más que él tuviera para decirme ¿qué estaba esperando si acaso?

Luego de esa charla en casa de Jisung el canadiense no volvió a insistirme, comprendió que no aceptaría sus disculpas y que ya no quería volver a ser su amigo, pero de algún modo eso no era suficiente para mi, porque aún cuando yo no le perdoné; en mi interior parecía estar esperando por algo, algo que ni yo tenía idea de qué era.

—Hyuckie, llegaste ¿cómo te fue con Eunhee?—cuestionó mi madre apenas crucé la puerta.

Me acerqué a la sala donde nuevamente mis padre se hallaban teniendo otro maratón de películas, enrollados en mantas como burritos con palomitas a un lado.

Clase A  «MarkHyuck»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora