CAPÍTULO 23

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"Virgen de lo pecaminoso"

Nunca pensé que le tomaría tanto cariño a esta habitación, nada más llegar aquí me hizo sentir en casa y lo primero que hice al atravesar esas puertas fue quitarme la peluca e ir al baño para quitarme las lentillas y guardarlas en su respectivo lugar, veo la hora en mi móvil.

Son las once y quince de la noche, lo más seguro es que todos ya estén acostados en sus respectivas habitaciones.

Llegué tan tarde porque mamá y papá querían pasar un tiempo conmigo antes de dejarme aquí, fuimos a comer a un local de comida rápida, tenía tantas ganas de una buena hamburguesa de doble carne y papas fritas que ni mis padres se pudieron resistir a la idea de no ir por una.

Estuvimos por horas hablando sobre cualquier tema.

Veo mi reflejo en el espejo, la base y un poco de polvo cubren mis moratones.

Abro la llave del lavabo y junto mis manos formando una especie de cuenco para poder recolectar el agua y después remojar mi rostro, cuando siento mi cara lo suficientemente húmeda tomo un jabón en líquido para lavarme el rostro y quitar cualquier rastro de maquillaje.

Sentir el agua fría en mi rostro hace que me relaje, sé que a muchas personas le relaja el agua tibia o la caliente pero yo prefiero un millón de veces el fría y más cuando mi día no a ido de lo mejor.

Tomo una toalla de manos y me seco el rostro con ella.

Escucho mi celular sonar por lo que me dirijo hacia donde lo dejé, veo como vibra y el nombre de Lander iluminar la pantalla.

Descuelgo y dirijo el celular hacia mi oreja.

-Oye qué pas....-no logro terminar la frase.

-Joyita estoy afuera en el balcón y se me está congelando hasta el espíritu por favor abre la bendita puerta.-habla rápidamente.

Me cuesta unos segundos procesar lo que dice pero rápidamente hago lo que me pide.

Londres se caracteriza por su clima frío y bipolar así que no dudo que Lander se esté congelado allá afuera.

Me dirijo hacia la puerta de mi balcón, puedo ver una sombra afuera, si él no hubiera avisado estaría segura que habría pegado un grito en el cielo al ver una sombra desconocida ahí.

Tomo el pomo y lo giro para poder abrirle.

En menos de medio segundo Lander está en mi habitación, veo como frota sus brazos intentando darse calor.

Lleva puesto unos pans grises y una sudadera color negro.

-Ya no siento mis manos.-se sopla las misma intentado darse calor.

-¿Cuánto tiempo llevas allá afuera?-frunzo mi ceño.

Lander se dirige a mi cama y se sienta en la misma.

-Tal vez una media hora.-se encoje de hombros restándole importancia.

Me asombro, lleva media hora afuera de mi balcón, alguien pudo haberlo visto, que tal si un vigilante lo atrapaba sería su fin, está más que prohibido escabullirse por las noches y aunque ya lo hubiera hecho eso no quita que se encuentre en mi habitación casi a media noche.

-Te daría un sermón sobre avisar antes pero estoy realmente cansada.-decido no darle muchas vueltas al asunto.

Voy a uno de mis cajones para tomar una pijama abrigadora que consiste en un suéter manga larga con el estampado de un panda y un pantalón largo de cuadros azules y negros.

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