CAPÍTULO 32

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“Nos has salvado estamos agradecidos”

¿Qué es lo peor que puede pasar cuando vas a tener tu primera vez?

¿Que no me guste?

Hace unos momentos eso fue lo que pensé, ese fue el peor escenario que pude pensar, pero lo que está pasando justo ahora no se le asimila ni un poco.

Amigas y amigos, les voy a decir que es lo peor que les puede suceder cuando están apunto de hacer algo no apto para todo público.

Que sus padres se escondieran en su cuarto de hotel esperando a su llegada, que cuando su hija se adentra a la habitación se está manoseando y besuqueando con un chico que nunca les presentó y que están viendo a su hija menor hacer algo de categoría C, no apta para menores.

Ahora Lander y yo estamos sentados en la cama cabizbajos recibiendo la maldita “Charla” papá y mamá están convencidos que nosotros dos la necesitamos con urgencia.

Llevo mi vista a Lander, su rostro está sonrojado a más no poder -incluso sus orejas están rojas-, mira directo al suelo avergonzado.
Trato de ocultar mi sonrisa, se ve tan tierno.

—Esto lo van a necesitar—Veo como mamá se acerca a su bolso y saca una caja, cuando veo el logo mi rostro se sonroja a más no poder. —recuerden siempre usar el gorrito.—Mamá me tiende la caja de condones.

—¡Mamá por Dios santo!—

—Santa Virgen Avergonzada—Lander lleva sus manos a su rostro tratando de ocultar el sonrojo.

La verdad no quiero saber porqué mi madre lleva una caja de condones en su bolso, les juro que no quiero esas imágenes en mi cabeza.

—No queremos accidentes.—me obliga a tomar la caja.

Tomo la caja entre dientes.

—Nosotros ya nos vamos, no olviden lo que les dije.—Mamá toma su bolso y se dirige a la puerta.

Papá en cambio se queda sentado en el sillón, sus ojos no se han despegado en ningún momento de nosotros, su mirada viaja a Lander.

—Solo espero que no le hagas daño a mi hija, jovencito.—se levanta de su lugar.—No me haré responsable de las consecuencias.—su ceño está fruncido.

Mi padre no suele ser un hombre intimidante, en realidad él es como un osito de peluche, por eso su intento de padre sobreprotector me saca una sonrisa.

Lander se endereza en su lugar, su rostro se trona serio y mira fijo a mi padre.

—Le prometo que no lastimare a su hija, esa no es mi intención y si en algún momento lo hago, le prometo que lo resolveré y arreglaré. — su mirada es segura.

Mi padre lo mira fijo.

—¡Vámonos ya querido, deja al pobre chico!, y lamento decírtelo cariño pero no intimidas a nadie.—mi madre lo espera en el marco de la puerta.

—¡O vamos!,¿ni siquiera un poquito intimidante? —hace un puchero.

Les dije, es como un osito.

—No cariño, para la próxima.—lo consuela.

Mi padre me da un beso en la frente antes de irse a regañadientes.

—Que no soy intimidante.—va diciendo por lo bajo.

Cuando mis padres ya no están la habitación se sumerge en silencio, mi vista se posa en la caja tendida en la cama, nunca había estado en una situación tan bochornosa con mis padres.

Ya hasta se me bajó la calentura.

—Por lo menos les caí bien.—

Lander se posa al frente mío.

—Y tenemos condones gratis.—miro la caja.

Nos quedamos en silencio al escuchar un gran estruendo afuera, Lander y yo compartimos miradas confundidas.

—Ten más cuidado Tristan.—

Alzo una ceja sorprendida al reconocer la voz, bueno la verdad no se qué me sorprende si los vi en el bar comerce las bocas, y lo digo literalmente.

—Lo siento Kloe—

Después de eso se escucha el estruendo de la puerta siendo cerrada, comparto una mirada divertida con Lander.

—¿Crees que debamos llevarle unos cuantos gorritos de fiesta? —señala la caja.

Suelto una carcajada.

—Si les llegamos ofreciendo condones estoy segura que le cortaríamos el rollo.—niego.

Lander asiente en acuerdo.

Me siento en la cama y me quito los zapatos, recuesto mi espalda contra la cabecera y tomo un gran suspiro, relajo mis hombros y músculos tensos.

Cuando estoy por cerrar los ojos escucho el escándalo de mi vida, llevo mi mirada a Lander, su rostro está rojo y una sonrisa divertida se estampa en su boca.

—Ellos ya se la están pasando genial.—echa su cabeza hacia atrás y suelta una carcajada.

Río con él.

—Y si bajamos a comer algo, dudo mucho que pueda dormir con semejante escandalo.—me reincorporo en la cama y me coloco las sandalias nuevamente.

—¿Quieres ir a comer algo a las una y cuarenta y cinco de la madrugada? —alza una ceja.

—No algo pesado, tal vez una dona o un helado.—me encojo de hombros.

Lander no dice nada más y se reincorpora, toma su celular y cartera para después salir detrás de mi.
Si las paredes no fueran tan delgadas tal vez pudiera dormir un poco, pero siendo sincera no los quiero escuchar haciendo lo suyo.
Al estar en el pasillo el ruido es un poco más bajo, no decimos nada, nos adentramos en el ascensor y bajamos al primer piso.

Al llegar a recepción nos encontramos con una pequeña cafetería abierta, el olor a café y pan inundaba el lugar, solo había una chica con cara de aburrimiento en el mostrador al ver que nos acercábamos cambió su expresión y nos brindó una sonrisa amable.

—¿Qué les puedo ofrecer?—

—Yo voy a pedir una malteada de chocolate y una dona rellena de dulce de leche, por favor.—la chica asiente y anota mi pedido.

—Yo quiero una malteada de fresa y unas galletas de chispas de chocolate, por favor.—es el turno de Lander.

La chica vuelve a asentir y anotar todo. 

—Serían ocho dólares con veinticinco centavos.—nos entrega el ticket.

Lander le ofrece rápidamente un billete de diez, alzo una ceja.

—Es mi turno de pagar.—se encoje de hombros.

Decido no decir nada, no voy a comenzar la típica pelea de quién debe de pagar o no.

—Yo les llevaré el pedido a su mesa.—le entrega el cambio a Lander y se gira para comenzar a hacer nuestro pedido.

Nos sentamos en una de las tantas mesas.

—Siento que este día a sido muy largo.—suspiro.

—Deberías de descansar, hoy fue un día bastante pesado para ti—

Solo asiento.

Me paso una mano por mi rostro tratando de despejarme un poco.

—En unas pocas semanas será la obra.—comenta Lander.

—Y en algunas pocas semanas será tu cumpleaños.—sonrío.

—Y espero que estés para ese día.—me guiña un ojo.

Se me viene a la mente la propuesta que me hizo semanas atrás, los más seguro es que si pase las fiestas con él, me gustaría que este año fuera distinto que los anteriores, conocería a la familia de mi novio y pasaría bastante tiempo junto a él.

—Pues claro que voy a estar ahí—le guiño un ojo.

Su sonrisa se ensancha y sus ojos brillan.

—No te vas a arrepentir de venir conmigo, conocerás a mi familia te podría llevar a conocer unos lugares increíbles, también te enseñaría donde crecí y mis lugares favoritos.—habla entusiasmado.

Lander comienza a hablar sobre lugares a los que me podría llevar, su entusiasmo me hace sonreír, continuamos hablando sobre el viaje y la obra que estuvo organizando Lander desde hace más de dos meses.

—Aquí está la malteada de chocolate y la dona—la chica posa un pequeño plato y un gran vaso con malteada—Y sus galletas y la malteada de fresa.

—Gracias—decimos al unísono, le brindo una sonrisa de agradecimiento.

Ella se retira al ver llegar tres clientes más.

Me concentro en tomarme la malteada, Dios esto sabe a gloria, lo más seguro es que no pueda dormir en un buen rato por la cantidad de azúcar que estoy a punto de consumir, Lander suelta un suspiro al probar su malteada.

—Esto está muy rico.—señala el vaso.

Yo asiento.

—¿Quieres probar el mío? —le ofrezco mi vaso.

Lander hace lo mismo ofreciéndome de su vaso, le doy un pequeño sorbo, el sabor de la fresa inunda mis papilas gustativas, esto está delicioso.

Aunque sigo prefiriendo el de chocolate.
Intercambiamos otra vez los vasos.

—Los dos están geniales.—asiente satisfecho.

—Los dos están deliciosos—coincido con él.

No decimos nada más, me concentro en la gran dona rellana, se ve tan esponjosa, la dona es circular y no tiene centro, tiene un poco de azúcar glas sobre ella, tomo la dona y le doy un gran mordisco, el sabor de la masa y del dulce de leche hacen explosión en mi boca, suelto un gran suspiro de satisfacción, esto está buenísimo.

Por un buen rato Lander y yo nos dedicamos solo a comer, el se deleita con sus galletas y su malteada de fresa, mientras que yo estoy más que concentrada en mi dona y malteada de chocolate, estoy más que segura que no voy a poder dormir.
Cuando nuestros vasos y platos están vacíos nos disponemos a levantarnos, dejo un propina en la mesa y nos retiramos.

Cuando estamos a mitad de camino nos encontramos a nuestros amigos, creo que está de más decir que no se pueden mantener muy bien en pie, Kyle, Keyla, Mandy y Lukas están frente al elevador, por lo que puedo observar están tan borrachos que no pueden ni prrsionar el botón que hace bajar al elevador.

—¡Has que baje!—se queja Mandy.

—¡No ves que no puedo, todo se mueve! —Lukas se pasa una mano por la cara.

Mandy bufa y trata ella de presionar el botón, pero no lo logra.

—Tienes razón todo se mueve—se aparta.

Lander y yo compartimos una mirada, estos chicos están hasta los zapatos de borrachos.

—Déjenme intentar a mi—es mi turno dr hablar.

Los chicos se voltean lo más rápido que les permite su cuerpo.

Keyla grita de alegría al verme.

—¡Nos viniste a rescatar!—se ríe.

Río un poco al verla tambalearse.

Lander y yo nos acercamos a ellos, me abro paso para poder llegar al botón, lo presiono una vez, una flecha hacia bajo nos indica que está por bajar.
Esperamos unos cuantos minutos, cuando las puertas se abren los chicos abren sus ojos sorprendidos.
Lander entra detrás de mí.

Frunzo el ceño al ver que no entran al ascensor, coloco mi brazo en las puertas para que no se cierren.

Kyle da un paso al frente, sus ojos están muy abiertos y me mira con sorpresa.

—Nos has salvado estamos agradecidos.—hace un pequeña reverencia antes de entrar al elevador.

Los chicos repiten lo mismo antes de entrar.

Aparto mi brazo de las puertas para que se cierren, presiono el botón de nuestro piso y esperamos a que comience a subir.

—Nos has salvado estamos agradecidos.—seguía repitiendo Kyle.

Suelto una gran carcajada al reconocer la frase de Toy Story, Dios mio, a este chico se les ocurre unas cosas.

Kyle sigue repitiendo eso una y otra vez hasta llegar a nuestro piso, por suerte a los chicos no les dio por imitarlo sino estaría vuelta loca.

Cuando salimos del ascensor los guió a su habitación, hago que se Mandy y Keyla duerman en una de las camas, mientras que Lander guía a Kyle y Lukas a la suya, le quito los zapatos a las chicas para que duerman un poco mas cómodas, no pasan ni dos minutos y ellas están profundamente dormidas.

Veo a Lander tomar su mochila donde supongo y están todas sus cosas.
Salimos sigilosamente de la habitación.

Al salir al pasillo ya no se escucha ningún ruido, al parecer Tristan y Kloe ya se cansaron, tomo la mano de Lander y nos encaminamos a mi habitación.
Al entrar tomo un gran suspiro, siento mis huesos más pesados de lo normal.

—Voy a cambiarme.—digo.

El solo asiente.

Voy a mi maleta y saco mi juego de pijama junto con una bolsa de toallitas desmaquillantes y mi cepillo de dientes, con todo eso en mano me dirijo al baño, lo primero que hago es quitar cualquier rastro se maquillaje, cuando siento que mi rostro ya está limpio me quito el vestido y también el brasier, me coloco mi pijama que consiste en un suéter manga larga y unos pantalones anchos que me llegan hasta los tobillos.
Me cepillo los dientes antes de salir del baño.

Lander se encuentra esperando a un lado de la puerta.
El lleva un pantalón de chandal y una camiseta sin mangas, en su mano se encuentra su cepillo de dientes.

Apenas que estoy afuera del baño el entra, guardo todas mis cosas en su respectivo lugar, me recojo el cabello antes se acostarme.

Pensé que haber tomando tanta azúcar iba a hacer que no pudiera dormir, pero al parecer mi cuerpo está tan cansado que me lo pide a gritos.
Aparto las colchas y me meto a la cama, cierro mis ojos y relajo mi cuerpo, siento como se hunde la cama por el peso de Lander.
Al sentir que no se acerca a abrazarme soy yo quien lo hace, coloco mi cabeza en su pecho y paso un brazo sobre su abdomen, Lander lleva su bazo a mi espalda y me pega un poco más a su cuerpo.

—Buenas noches, Joyita—siento como deposita un beso en mi frente.

—Buenas noches Land—

Me relajo, siento como el sueño se apodera de mi cuerpo rápidamente.

—Te quiero.—al escuchar esas palabras salir de su boca mi corazón se acelera.

—Yo también te quiero.—le respondo con una sonrisa antes de rendirme y dormir.

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¡Buenas! Sé que he estado muy desaparecida, pero es que les estoy preparando una nueva historia, y creanme cuando les digo que me toma mucho tiempo organizarme.

Espero que les haya gustado y disculpen la tardanza.

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VMBM ✨🧚🏻‍♀️


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