CAPÍTULO 25

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"Yo los apoyo"

Mandy y Keyla me miran fijamente, ambas se encuentran al frente de mi con brazos cruzados, es como si mis padres me hubieran encontrado haciendo un travesura.

—Por lo menos puedo entrar a ver que rompió esta vez.—las miro suplicante.

Si es uno de mis perfumes le va a ir muy mal, ya rompió uno de ellos.
Keyla y Mandy se miran entre si, como si se estuvieran hablando telepáticamente, aunque ellas tienen esa habilidad de hablar con gestos y miradas un tanto envidiable.

—Está bien—me concede Mandy.
Camino rápido hacia mí baño, abro la puerta y lo que veo me hace querer reír, pero me aguanto las ganas.

—¿Qué se supone que estás haciendo? —coloco mis manos en mis caderas.

Lander se sobresalta en su lugar y voltea para mirarme.

—Santa Virgen sorprendida.—Lo miró incrédula.

Debo de admitir que es bastante ingenioso al ponerles tantos nombres a la Santa Virgen.

Vuelvo a prestarle atención a su cuerpo lleno de talco, su piel se encuentra cubierta del polvo blanco en especial sus brazos y torso.

—¿Cómo es que sucedió esto?—

—Pues la historia es bastante graciosa.—se rasca la nuca, alzó una ceja en la espera de su respuesta.—Es que me aburro muy rápido y soy de esas personas que no pueden estar encerradas en un mismo lugar durante mucho tiempo.–se excusa.

—Pero si sólo estuviste aquí máximo dos minutos.—lo cuestiono.

—Ya sé pero es que el polvo olía muy bien, así que decidí ponerme un poco en mi cuello pero resulta que estaba mal tapado y la tapa salió volando, el talco se esparció por todos lados y dejé caer el embace ya que me cayó un poco en los ojos, intenté acercarme al lava manos pero no fue buena idea ya que el suelo está repleto en polvo resbaladizo y me caí, me golpee mi trasero y me di un pequeño golpe en la cabeza.—se restriega la cabeza al igual que su trasero, creo que para dar énfasis en las áreas golpeadas—Alcancé a lavarme la cara.—

Me quedo en silencio viéndolo fijamente, todo el piso de mi baño está repleto en talco para el cuerpo, sus brazos y torso también lo están, el olor es un poco fuerte debido al talco pero no es desagradable.

El rostro de Lander está más que sonrojado por la vergüenza.

Trató de ocultar mi sonrisa detrás de la palma de mi mano pero se me es imposible no soltar una carcajada.

Lander se relaja en su lugar al verme reír, su sonrojo aumenta hasta sus orejas, él es un chico que no le cuesta sonrojarse.

Y debo de admitir que me encanta.

—¿Pero qué carajos sucedió aquí?—entra una confundida Mandy junto a una sorprendida Keyla.

El sonrojo de Lander aumenta, como si eso fuera posible.
Las chicas lo miran impresionadas, no se si es debido al desastre o al hecho de que esté repleto en talco.

—No sabía que podías hacer tanto desastre Lander. —se burla Mandy.

—En mi defensa el talco estaba mal tapado.—se encoje de hombros.

Me acercó lentamente a él, ciertamente el piso está resbaloso debido a la gran cantidad de polvo en el.
Tomo la toalla que usualmente uso para secar mis manos y la empapo con agua, la retuerzo un poco para quitar el exceso y no hacer otro desastre.

Me encargo de pasar la toalla por las extremidades de Lander y su torso, quito los rastros de polvo en él.
Cuando siento que ya está limpio tiró la toalla a la cesta de ropa sucia.

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