CAPITULO 9

800 52 14
                                    

SAMUEL

Me despierto en mi cama, cubierto con una manta, me quede dormido en ropa que llevaba ayer. Me levanto, tomo mi medicamento y salgo de habitación, ya era bastante temprano, Carla aun dormía, supongo.

Cuando entre en cocina para mi sorpresa la encuentro haciendo desayuno y el café.

-Hola. – la saludo en voz baja

Carla da vuelta, sonriéndose.

-Buenos días.

Dice de esa manera que me hace imposible no devolverle sonrisa o hacerme sentir mejor.

-Has tomado rol de mi novia bastante en serio, no tienes porque cocinar.

-Quería hacerlo.

Me acerco a ella, viéndola hacer desayuno.

-¿Te sientes bien? – me pregunta

-Mas o menos.

-¿Has tomado tu medicamento?

No quería seguir hablando de maldita depresión, ahora va preguntarme como estoy todos los días... que putada.

-Si. – respondo

Carla me mira preocupada, es como si todo el odio o rencor ya no existe.

-Samuel, yo se que tu vas a estar enojado por meterme en tus asuntos pero me importas demasiado como para ignorarlo todo. ¿Voy a estar aquí siempre, lo sabes?

-Me pase un poco, no necesitas estar aquí si no quieres, yo puedo funcionar solo.

-No, no puedes.

-Carla... no debí haberte dicho todo eso, es demasiado íntimo.

Mi cuerpo reacciona al sentir Carla dar un paso más hacia mí, ella siempre era una bomba, me costó mucho confesarlo, ahora no puedo ignorarlo.

-Me siento mejor sabiéndolo.

Carla pone mano sobre mi mejilla, la miro fijamente en los ojos, tan solo mirarla de esa manera me siento hipnotizado o quizás es el efecto de medicamento.

-¿Nos vemos, luego? – la pregunto antes de que alguno hace algo de que podríamos arrepentirnos

Aunque... sabía y recordándolo bien ya hicimos eso, en esa fiesta hace anos.

-¿Ya te vas? – dice mientras acaricia mi mejilla

-Creo que mi padre se encuentra en la casa, quiero hablar con él.

Carla baja el mano, por fin... no creo que pueda resistirme si sigue haciéndolo de esa manera tan suave.

-Samuel, ¿Marina sabe lo de tu estado?

¿Mi estado? Eso suena como si fuera enfermo aunque su intención no fue hacerme sentir así.

-¿Por qué me lo preguntas?

-No sé, parece que quieres volver con ella después de que todo el caos termina. ¿Eso piensas hacer, verdad?

La verdad es que ya ni yo mismo sabía que quería, Marina se distancio de mí, no hablamos mucho y ni siquiera sé cuándo volverá. Lu único que sé es que necesito a alguien quien podría hacer mi vida más soportable, alguien quien me muestra cuanto me quiere y cuanto me desea.

-No hablamos de esto ahora, por favor.

-Perdón por meterme donde nadie me llama.

-Tengo que irme, vuelvo pronto. – le digo y sin querer le doy un beso en cabeza

No sé porque lo hice, pude sentir un ambiente tenso y incomodo por lo que hice.

Cuando llegue a casa de mis padres me encontré solamente con mi padre, Christian se encontraba en casa de una amiga ya que creo que estaba en alguna fiesta anoche y mi madre estaba fuera, comprando algo.

-¿Qué fue tan importante?

-No puedo más. – confieso

Mi padre nos sirve dos copas de whiskey, era bastante temprano para bebida pero fue solamente una copa.

-¿No puedes qué?

-Hay algunos días que son buenos y otros malos, este día es una putada. Quiero hacer lo que se me da la gana, quiero estar con quien quiera o mejor dicho quiero estar con alguien sin sentir presión por tu parte, quiero hacerlo porque así me siento y al fin... quiero escribir, libro o guion o lo que sea. Quiero sentirme libre y dejar de tomar estos putos medicamentos.

Me padre bebe su copa de whiskey, parecía enojado.

-¿Por qué no puedes hacer lo que yo te diga sin hacerme putas preguntas o sin quejarte como un niño?

-Me siento como mierda.

-Tienes todo el dinero de este mundo, eso debe hacerte sentir mejor.

-El dinero no compra felicidad.

-Debía haber encargado a Christian de todo esto, tú eres oveja negra, siempre lo has sido. Tu madre me lo dijo pero yo no le hice el caso, pensé que tu eres más responsable y más inteligente pero parece que no.

-¿Eso te dijo mama?

-Si.

-Pues, ella no me quiere. – digo mientras bebo el whiskey

No es buena idea mezclar bebida con medicamentos que estoy tomando pero me da igual.

-No digas eso.

-Es la verdad, cada vez que me mira a los ojos vea a mi tío, joder. Entiendo que me parezco mucho al pero no tiene ningún derecho hacerme sentir como una mierda, yo también estoy sufriendo mucho.

-Mira, Samuel... déjate de esas historias de escribir o no sé que, eso no vale, haz lo que yo te diga y todo va salir bien.

Oigo móvil de mi padre sonando, el lo toma, mirando la llamada.

-Perdóname, tengo muchas cosas que hacer.

-Me voy.

A mi padre ni siquiera le importo, salió del salón, respondiendo la llamada.

Salí enojado de la casa, regresa a nuestra casa porque me sentí tan enojado y desesperado que no pensaba ir a trabajar, de ninguna manera.

Carla llevaba todo el día en casa, la vi mirando televisión pero no le hice el caso, estaba tan enojado, entre en mi habitación, golpeando las puertas, quería tranquilizarme pero no podía, empiece respirar muy rápido, no pude parar, sentí como si me estaba ahogando.

-Joder.

Dentro de pocos segundos Carla entro en habitación.

-Samuel... - grito al acercarse a mí

-No puedo respirar.

Ella pone manos sobre mi mejilla, me siento más tranquilo, dejaba caer pocas lágrimas que salieron de mis ojos.

-¿Qué paso?

-Es un hijo de puta.

-¿Quién?

-Mi padre.

-Ven, siéntate y cuéntame que paso.

Los dos sentamos en la cama, me toma por las manos.

-Lo odio, lo odio. – suspiro

-¿Qué puedo hacer para que te sientas mejor?

Era buena pregunta.

-No te alejas de mi nunca, por favor. Me está costando mucho soportar toda la gente que me rodea, tú pareces la más normal, no te puedo perder. – respondo, mirándola en los ojos

Carla parece un poco sorprendida, sin darme alguna respuesta entiendo que su respuesta es positiva y eso me hace respirar mejor.

-Estaré aquí siempre. – dice

La abrazo, le doy un beso en el cuello, de nuevo lo hice sin querer, sin planearlo, solamente paso.

Alma gemela | CARMUEL|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora