CAPITULO 90

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CARLA

Lo peor fue no confiar en palabras de Samuel, desconfié por culpa de una chica que ni siquiera conozco. Ahora, después de dos botellas del vino aun no puedo creer que lo estoy perdiendo.

-Soy tonta...

No me quedaba otra opción que ahogar mis penas en alcohol, saber que a Jota lo deje con mi mama para poder lamentar mis putas decisiones me hacen sentir mal.

No sé en qué momento quede dormida, tuve varios sueños con Samuel, todos eran felices y cuando oigo el timbre de puertas me doy cuenta que quería seguir dormida para siempre.

Tenía muchas esperanzas de que sea Samuel, pero al abrir las puertas me encuentro con Gabino.

¿Qué hace el acá?

¿Quién lo llamo?

-Hola, preciosa.

-Gabino, de verdad no tengo ganas para compañías ni amigos.

-Mi compañía no es cualquiera.

El me muestra la botella del vino que compro, al parecer sabe perfectamente lo que necesito.

Dentro de una hora habíamos bebido todo y yo sigo del modo melancólico.

-Lo que tú necesitas hacer es olvidarte de Samuel.

-Lo amo y tenemos un hijo juntos, no es fácil hacerlo, tampoco quiero sacarlo de mi corazón.

Gabino me toma por la mano, su mano sigue allí demasiado tiempo.

-Le conozco toda la vida, ese tipo no te merece y estas llorando por nada.

-¿Le conoces? ¿Y qué tanto sabes sobre Samuel?

-Se como era antes.

-Gabino, con todo el respeto te digo que no hablas así sobre algo que no es asunto tuyo, nadie le conoce mejor que yo.

-Shh...

Gabino acaricia mi mejilla.

-¿Qué haces?

-Consolándote.

Era un momento muy raro, le aparte de mí de inmediato.

-¿Por qué me miras así? – cuestiona

-Samuel tenía la razón por todo lo que dijo sobre ti.

-¿Qué te dijo?

-Esta es la prueba que eres un oportunista y imbécil.

El se ríe.

-Te quiero fuera de mi casa.

-¿Y si no quiero irme?

Me levante de cama, tomando el móvil.

-¿Vas a llamar a policía en este estado?

-Vete o llamare a Samuel.

Gabino se acerca a mí, tomando por la cintura.

-Conozco chicas como tú, se lo que te gusta, no deberías tratar enojarme o no vas a terminar bien.

Le empujo.

-¿Y cómo piensas detenerme?

-¡Vete o gritare!

El vuelve reírse, yo tenía mucho miedo, no sabía qué hacer, no podía hacer mucho en mi estado. De repente veo como toma su chaqueta y se va. Poco tiempo después me seguí sintiendo mal, asustada y muy arrepentida, por eso tome el móvil y llame a Samuel.

No sabía si iba responder, estaba molesto y además son las cuatro de la madrugada.

-¿Carla?

-¿Puedes venir a casa?

-¿Qué paso?

-Tenias razón, todo lo que decías sobre Gabino era cierto, el quería intentar estar conmigo, quería forzarme...

-¡Hijo de puta, me va oír!

-Por favor, ven a la casa, tengo miedo de estar sola.

-Ya estoy en mi camino.

Alma gemela | CARMUEL|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora