CAPITULO 40

624 42 7
                                    

CARLA

Por la mañana me encuentro en la cama, moviéndome por todos lados, estaba a punto de golpear a Samuel, aun no abrí los ojos pero quería poner mi mano sobre su pecho, no pude hacerlo ya que no sentí su presencia. Abrí los ojos y me di cuenta de que estaba sola, me levante de inmediato, tomaba mi móvil, vi que apenas son las 9.

-¿Samuel? – le llamo

Sali de nuestra habitación, vi que las puertas de otra habitación están cerradas, supongo que ya empezó a escribir.

-¿Amor? – vuelvo llamarlo al entrar en habitación

Lo encontré sentado por el escritorio, leyendo algo en computadora, al acercarme me di cuenta de que está pasando por material que ya tiene listo.

-¿Ya sigues con el trabajo? – cuestione al poner manos sobre su cuello

Le di un beso en mejilla mientras empiece jugar con su pelo.

-¿Podrías dejar de hacerlo, por fa? - dice al moverse un poco

Le hice el caso, cruce los brazos, camino hacia otro lado, mirándolo de reojo.

-¿Quieres que te prepare un café o un sándwich?

-No. – responde

No me gusta cuando se comporta así, de nuevo vuelve a esos días malos.

-Vas a triunfar con este libro, te lo aseguro. – digo con una gran sonrisa

Samuel sigue con la mirada hacia computadora, por un momento me sentí como fantasma, como si no estoy existiendo.

-Necesito terminar con el próximo capítulo lo antes posible. – suspira

Vuelvo acercarme a él, siento sobre sus rodillas, besándolo pero de pronto el no sigue respondiendo mis caricias.

-Joder, Carla. – dice pero fue más como una queja que un suspiro

-Estoy segura que tienes al menos un solo minuto para disfrutar a mis caricias... - suspiro al empezar besar su cuello

Sin embargo, el es diferente, no le interesa que yo estuviera aquí.

-Joder, necesito trabajar. – dice, haciendo que me mueva y me levante

No me gusta este Samuel, le entiendo pero me duele que se comporte así de repente.

Lo que paso con su padre le tiene así, lo sé...

-¿Por qué eres así? – cuestione

-No tengo tiempo para esto, lo siento.

-¿No tienes tiempo para que exactamente?

-Estoy trabajando. – se excusa

El vuelve dirigir su mirada hacia computadora, decidí seguirle el caso, me despedí de él y salí de habitación.

Ya que él piensa pasar todo el día encerrado en esa habitación decidí irme a visitar a su madre, estoy segura que ella va entender mi preocupación y decirme que hacer.

Lo hago porque sigo muy preocupada por el, todo le tiene tan frustrado y desesperado.

Tenía mucha suerte de que su madre no estaba tan ocupada, podríamos hablar y también pedirle perdón por irnos tan temprano pero ella entendía muy bien porque lo hicimos.

-No tienes porque sentir pena, Carla. Samuel es así, con el siempre hay problemas, sobre todo cuando pelea con su padre, ambos me desesperan con su comportamiento.

-Yo vine aquí porque necesito hablar con usted.

-¿Pasa algo?

-Es Samuel.

-Por dios, habla ya, es mi hijo, si algo sucede quiero saberlo. – dice desesperada

-No es nada grave.

-Si no estuviera tan grave no estarías aquí.

-Me preocupa su comportamiento, yo ha estado siempre a su lado, apoyándole, ayudándole pero de repente se comporta de manera tan preocupante, me rechaza, sigue trabajando en ese libro todo el día, es como si yo no existo.

Su madre siente poco alivio al oír todo lo que acabo de decirle.

-Me asustaste, Carla.

-No entiendo.

-Es típico de Samuel, es así.

-Pues a mí no me parece normal que a usted no le importa salud de su hijo.

-Claro que me importa, no me gusta lo que me estás diciendo. Es mi hijo, lo quiero mucho aunque a veces sabe ser terco e insoportable.

-Sabía que vine hasta aquí por nada.

-Mira, quizás tú no lo entiendes pero no puedes presionarlo a nada, el es así, a pesar de todo vas a tener que entenderlo, soportarlo aunque se comporta tan distanciado.

-¿Cómo lo hago?

-Busca alguna manera.

-¿Y si lo pierdo?

-No lo vas a perder, es primera vez que veo a mi hijo tan feliz, eres la única mujer que puede hacerlo feliz de tal manera que decida ser serio y adulto.

Eso me da mucha felicidad, a veces tengo miedo de que podríamos pelearnos y separarnos por unas estupideces, no quiero que eso pasa, quizás debiera dejarlo hacer lo que quiere y seguir a su lado cuando me necesita.

Su madre no me ayudo mucho pero me dio buenos consejos.

Después decidí ir a tomar un coctel con Lu, no me demore mucho, me dolió mucho ver que Samuel ni siquiera me llamo, supongo que debía estar muy cansado, ya eran las 11 cuando volví a casa, no puedo creer que pase todo el día fuera de casa, el tiempo que pase con Lu ha pasado más rápido que una trilogía de alguna película interesante.

Al entrar en casa vi luces apagadas, me dirige a nuestra habitación y vi a Samuel ya acostado, solamente que se ha quedado en su ropa, al verlo así entiendo que esta tan cansado que no tenía ganas de tomar pijama o dormir en bóxer.

Me acosté a su lado, ponía manos sobre su cintura, abrazándolo.

-Llegaste... - suspira con ojos cerrados

-¿Me extrañabas? – cuestione

El abrió los ojos, volteándose.

-¿Y tú qué crees?

-Demuéstramelo...

El se acerca, pasa mano sobre mi cuello, cuando su mano ya se encuentra en mi cintura besa mi cuello, se ve que está cansado y yo también, quedamos dormidos después de cuestión de unos segundos.

Alma gemela | CARMUEL|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora